El mundo de ayer
Rafael Castaño
Un millón
Con la venia
EN mi tierna infancia había un personaje del TBO que era el visir Iznogud "que quiere ser califa en lugar del Califa". Su nombre era la chocarrera arabización de la frase inglesa "is not good" y contaba las andanzas de un conspirador alocado. Si alguien sacara ahora un personaje así se podría inspirar en Susana Díaz que desde que tiene poder orgánico e institucional no hace más que liquidar adversarios y maniobrar en su propio beneficio. Le preocupa bien poco el funcionamiento de la administración autonómica por lo que dedica todo su tiempo y esfuerzo a la conspiración para lo que envía por delante a sus lebreles que dicen lo que ella piensa sin que la jefa tenga que mancharse. Eso que antes se decía "hablar por boca de ganso". Lo hizo Verónica Pérez, en un ridículo espantoso: la Única Autoridad soy yo. Lo hace desde la gestora Mario Jiménez y lo hace cada lunes Juan Cornejo, el que fuera alcalde de Medina y en la actualidad parlamentario andaluz y senador. Comunican al mundo el pensamiento de Susana Díaz, si me perdonan la exageración. Todos ellos tienen de común denominador una única dedicación profesional en su vida, la política, y como la principal de sus inquietudes es continuar así hasta la jubilación, pueden decir una cosa y la contraria sin mover una pestaña. Cornejo, que estudió Magisterio en la Escuela Normal de Cádiz, no debió tener el suficiente aprovechamiento porque confunde urticaria con "orticaria" reflejo de su extraordinaria confusión. No sé si el aciago día del Comité Federal gritó y amenazó a Pedro Sánchez porque yo no estaba allí, pero su comportamiento de hooligan lo hace verosímil. Es capaz de decir una cosa y su contraria con una semana de diferencia sin mover un músculo de la cara, siempre con la misma expresión de pellizco. Eso sí, ya ha puesto a buen recaudo de la administración a su joven hijo, que cobra como asesor de la Diputación sin que se haya notado la mejora correspondiente en la situación de la provincia de Cádiz.
Una de las cosas más peligrosas de esta vida es darle una pistola a un mono así que imagínense ustedes el resultado: los militantes y los votantes del PSOE andan revolucionados estos días. Gente que antes era moderada y razonable se han vuelto radicales y apasionados. El miércoles en Gaspar del Pino se oían los gritos de algunos que hasta hace poco hablaban en tono pausado y utilizaban los resortes de su militancia para situarse y situar a sus familiares. Sic transit gloriae mundi.
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