La esquina
José Aguilar
¿Tiene pruebas Aldama?
Su propio afán
KICHI, como es natural, está contra la LOMCE, porque es la ley de Wert, que fue ministro de Rajoy, que es del PP... La política pivota sobre la dialéctica amigo-enemigo y dispensa, por tanto, del análisis. ¿O algo del PP ha gustado alguna vez a Kichi? La rivalidad política es un placebo del pensamiento: basta saber qué opina el otro para oponerse.
El apoyo de Kichi a la huelga de hoy contra la LOMCE o a cualesquiera otra no me extraña lo más mínimo, en consecuencia. Lo único curioso es que lo haga "como docente", que eso ha dicho en un tuit: "Como docente, no puedo dejar de oponerme al elitismo y la segregación de las reválidas y la LOMCE. Todo mi apoyo a la #HuelgaReválidas26O".
Lo del elitismo es tan discutible como la autoridad ("como docente") desde la que nos habla el alcalde. ¿Por qué son elitistas las reválidas? ¿Da puntos tener un abuelo vizconde o un hándicap siete? Si no, como no, quizá el elitismo del que se acusa a las reválidas no sea más que una subconsciente (¡e injustificada!) inseguridad en la escuela pública de los que tanto presumen de defenderla; y que no le hace ningún favor, en absoluto, a la escuela pública. Los mensajes subliminales son más contagiosos y convincentes que los eslóganes. Nos pillan desprevenidos.
Si el elitismo que denuncia Kichi, como docente, es porque las reválidas darán mejores notas a los mejores estudiantes, entonces no es elitismo, sino exigencia. O, dicho de otro modo, reconocimiento del mérito, premio al esfuerzo y constatación de los resultados de la enseñanza, paso imprescindible para corregir errores. En resumen, los ingredientes básicos de una educación que merezca ese nombre.
La LOMCE es muy mejorable, como todo en la vida, y más en educación, que es un afán sin fin. Seguro que Kichi y yo estábamos de acuerdo en muchas enmiendas. Los itinerarios de la ESO, por ejemplo, son estancos y limitan desde demasiado pronto las posibilidades de elección de los alumnos. Pero yo escucho que en estos tiempos (otra cosa sería el siglo XVIII), que ahora, se acusa a algo de "elitismo" y se me pone una mosca muy gorda tras la oreja. El elitismo es, hoy por hoy, una marginación, porque todo el mundo huye de él como de la peste, y, sin embargo, nada educa mejor que el esfuerzo, la noble ansia por mejorar y, sobre todo, por mejorarse y la búsqueda de la excelencia. Extremos ciertamente muy poco igualitarios, qué le vamos a hacer.
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