Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
Libre directo
EN 1987 el Real Madrid jugó un partido de Copa de Europa ante el Nápoles de Maradona con el Bernabéu cerrado por sanción. En un estadio vacío el encuentro se televisó. Esa es la imagen más aproximada de lo que ha sido el debate político en Cádiz desde hace muchos años: el navajeo y el bajunerío de la bronca partidista se despliegan ante una grada vacía. El ciudadano no participa y lo que es peor, está convencido de que la política es eso, lo que ve a través de los medios de comunicación.
Pero estos últimos días se ha vuelto a hablar de política en Cádiz. Sí, de política, de alternativas: al parecer las tripas del PSOE local, por fin, se mueven.
Vaya por delante que cada cual es muy dueño de seguir mansamente la corriente marcada por el poder. Puede que hasta te premien por ello.
Pero también hay que respetar a quien quiere pensar por libre. Y sólo es libre quien se atreve a serlo, quien se planta ante los jefes, quien se ofrece para hacer frente al conformismo contaminante y nocivo de una ciudad atrasada en la que manda -más que gobierna- una burguesía cateta y conservadora y en la que prevalecen las apariencias con megafonía de tómbola.
Lo mismo aquí la gente es conformista porque está harta de los que se dicen de izquierda y se olvidan de que lo son, de sus sueldazos, de sus actitudes prepotentes, de su lujo oficial, de sus delirios narcisistas, del clientelismo, de los parientillos, de los trepas con carnet de Primera Especial y de que el relevo generacional se quede apenas en un asunto familiar.
Eso que lo hagan los de derechas; al fin y al cabo es lo que hicieron siempre y es lo que se espera de ellos.
Lo mismo aquí la gente es conformista porque intuye que no todo consiste en hacer cosas, sino en cómo se hacen. Y ese cómo es lo austero, lo decente, lo benéfico y lo solidario, que tal vez no sea de uso exclusivo de la izquierda, pero sin ello la izquierda se queda en un negociete.
Ahora la izquierda de Cádiz por fin se mueve y hay quien dice que eso es hacerle el juego a la derecha. ¿Todavía más? pregunto. La izquierda de Cádiz está obligada a intentar cosas nuevas porque las que hay ahora -a la vista está- no han funcionado en absoluto. Y no es casualidad que las plumas a sueldo del Ayuntamiento opten indisimuladamente por la poltrona y el continuismo.
Con todo, hay que esperar a que no se quede todo en un intercambio de cromos o un quítate tú para ponerme yo. Si es así seguirán jugando ante una grada vacía.
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