La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
De poco un todo
EL título del artículo podría leerse como un homenaje a los vascos y a sus comparaciones monocromáticas, tan graciosas: eres más listo que listo, que dicen para ponderar la inteligencia, por ejemplo. Y me parece bien que se lea así, aunque yo vengo a hacer un elogio a las primeras y valerosas declaraciones de Patxi López después de haber no-ganado-pero-ganado las elecciones autonómicas.
Afirmó: "Ya basta de amenazas, como si una profecía bíblica dijera que el PNV debe estar en el Gobierno siempre, y si no, se abren las puertas del infierno. El PNV debe asumir que es un partido más, y no un régimen o la religión de Euskadi". Hay que quitarse el sombrero (o la txapela, si nos ponemos diferenciales) ante lo ajustado de la expresión de López, cuyo padre era poeta, y algo se le debe de haber pegado. La pretensión del nacionalismo es mítico-religiosa y nada urge más que desactivar esa ensalada mental entre lo que es de Dios y lo que es del César…, o de Patxi: del que sume más apoyos tras las elecciones. Todo esto, a estas alturas, lo sabíamos casi todos. El gran mérito de López ha sido tener el aplomo de decirlo con una claridad meridiana y ante el ojo del huracán. Las comparaciones del PNV, en cambio, están siendo más desafortunadas que desafortunadas. Aquello de Erkoreka de que será más difícil ver a López de lehendakari que a los cerdos volando fue feo. Y no tanto por su pensamiento desiderativo, que soñar es gratis, sino por la expresión en sí. Con el historial racista del nacionalismo, no huele bien la mención a los cerdos, ni aunque vuelen por los aires, que tampoco. Y la descripción de un Gobierno vasco del PSOE respaldado por el PP como "golpe institucional" y "frentismo español" sonaría a pataleta de quien no quiere soltar el mando en plaza, si no fuera por la zona de España en la que se hace. Si a eso sumamos las amenazas parlamentarias del PNV, que avisa de que dejará a Zapatero sin su asistencia, se ve que López necesitará mucha firmeza. Los comentaristas políticos se han lanzado a las especulaciones, como es natural. Unos ya se felicitan por un acuerdo de los dos grandes partidos que podría sentar un valioso precedente para afrontar juntos la crisis económica. Otros, más temerosos, desconfían de Patxi López y aun más de ZP. Recuerdan sus trayectorias: la negociación con ETA, la estrategia general del PSOE de aislar al PP, el "plan López" de reforma estatutaria, el ejemplo de Montilla, etc. Pero meterse a analizar los principios de un político tiene mucho de contradictio in terminis. En verdad todo depende de la aritmética del poder, y ahí lo cierto es que a Patxi López se le abre la posibilidad de gobernar con los apoyos justos y necesarios como para obligarle a desactivar los círculos viciosos de un nacionalismo con pretensiones de permanencia sempiterna y pseudo-religiosa. Hoy por hoy, la clave es que no le falte valor.
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