Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
DE POCO UN TODO
BLANCO ha sido claro: a la derecha sólo le preocupa el aborto cuando gobierna la izquierda. Durante sus ocho años de Gobierno, Aznar no tocó un pelo de la ley socialista. Bajo su mandato se produjeron más de 500.000 abortos y la ley fue un coladero. Ahora Aznar se apunta a la manifestación y eso, para el ministro de Fomento, es una hipocresía y una desfachatez.
Hombre, de desfachatez tampoco anda mal la izquierda, que amparándose en la hipocresía de la derecha, pretende dar barra libre al aborto. La inactividad del PP en defensa de la vida no justifica la diligencia socialista en su destrucción. De tanto inclinar la cabeza ante las consignas de sus partidos, los políticos no ven más allá de su ombligo. ¡Señores, un momento!: que no se trata de lo que hicieron unos y otros antes, ahora o después, sino de que cada embrión es una vida humana independiente que hay que defender entre todos.
Dicho lo cual, haríamos mal en no aprovechar las palabras de Blanco para hacer un examen de conciencia. También él y el Gobierno podrían hacer uno, pero no creo, como tampoco creo que vayan a hacerlo en el PP a estas alturas. Por nosotros, al menos, que no quede. Aunque los grupos pro-vida han trabajado siempre, es cierto que la movilización social contra el aborto, durante los años de mandato popular, fue casi inexistente. En gran medida, por la actitud del PP, que gusta de estar en misa y repecando. María Dolores de Cospedal declaró en la misma manifestación, convocada bajo el lema Cada vida importa, que la ley anterior gozaba de un "gran consenso social", o sea, que los 500.000 abortos aquellos fueron un asunto menor.
Ese consenso tan grande lo crea, encima, el propio Partido Popular con su dontancredismo, sus "ahora no toca" y sus "lo que interesa es la economía", todo sazonado con un "y, cuidado, que somos los vuestros". Con ese discurso, por un lado, y con una política funcionarial y alejada de los principios, por el otro, el PP anestesia a la base social que le vota.
El PSOE, en cambio, se tira en plancha detrás de su modelo de sociedad, y nos hace reaccionar. Esto, que no es poco, tenemos que agradecérselo a Zapatero. Lo digo sin ironía: los socialistas provocan una respuesta ciudadana amplísima y dignificadora. Pero luego vienen los populares de cómplices perfectos, conseguidores del "gran consenso social" para todos los experimentos progresistas. La advertencia de Blanco hemos de guardarla bien en la memoria. No para dejar de resistirnos a esta ley, sino para seguir resistiéndonos con el mismo entusiasmo cuando lleguen al gobierno los del PP con su sonrisita y su canesú.
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