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HACE pocos años que tener vida social significaba salir con los amigos a cenar, ir al cine, de copas, botellón, o pelar la pava los domingos en la puerta de la casa de los padres de tu ligue, pero el otro día me di cuenta, que ahora tiene otro significado más técnico y artificial.
El mundo de la información o las TICS han provocado la aparición de herramientas que llegan a un nivel de control de la persona sencillamente abrumador. En los comienzos me creé una cuenta de chat, que tener desconectada no es útil, por lo que siempre debe de estar abierta permitiendo que tus contactos puedan "molestarte" aunque estés "ocupado" o "ausente". Después llegaron los blogs, y creé uno por diversión, relacionado con la cooperación al desarrollo, donde publicaba sin demasiado orden y concierto, pero que abrió la puerta a una oleada de jóvenes en la búsqueda de su primer empleo. Aún siendo una ONG no tenía trabajo para todos, muy a mi pesar.
Al poco tiempo me vi incorporado a LinkedIn, una red de contratos profesionales, que teje una tela de araña de contactos entre amigos, y amigos de tus amigos, pudiendo asociarte a grupos profesionales, a través de los cuales "dicen" que recibes muchas ofertas profesionales. Alguien me convenció para que me incorporara a Neurona, ahora Xing, con el mismo fin. Tengo amigos en las dos redes, y me di de alta en las dos para no cabrear a nadie. Pero también los tengo que se cabrean por no colgar fotos en flickr (yahoo), en picasa (google) o en live (Microsoft). Y es que ya no me daba la vida.
Llegó facebook, y me dijo mi hermano que si no estaba allí no existía. Evidentemente, ante "el ser o no ser", aterricé en la plataforma y entre amigos de la infancia, colegios, universidad, pandilla, posgrados, trabajos, cooperantes, amigos de amigos, y gente conocida, simpática o buena gente, ya supero los 625 contactos. Ni yo me lo creo, sobretodo porque al principio estaba en inglés y hasta que Javier Oliván, ingeniero industrial compañero de universidad, no lo abrió al castellano, la red más popular de web 2.0 era un auténtico lío.
Recuerdo la conferencia en Pamplona de Zuckerberg, su fundador, en sudadera y tenis, y con sus 24 añitos y los bolsillos llenos. En 2008, Facebook se dedicó a darse a conocer, para llegar a todos los países y a todas las edades. Preguntado por la fuerte competencia de redes nacionales como Tuenti, afirmó: "Parte del éxito de facebook se debe a la implicación de la comunidad en su perfeccionamiento". Y funciona: "Lo hemos visto en multitud de países: en el Reino Unido y en Australia, mucha gente estaba en Myspace, pero se pasaron a Facebook". Lo mismo ha sucedido en América Latina: "Antes estaban en Hi5 o en Sonico, y ahora hay más de 12 millones de personas navegando por la versión en español".
Pero cuando verdaderamente me asusté fue cuando dijo que "si facilitas el acceso a la información, la gente comparte más, y eso es lo que buscábamos". Incidiendo en este círculo virtuoso, explicó: "Imagina que vas a una fiesta y subes las fotos. Si hacemos una plataforma que facilite que tus amigos las vean, subirás más; esa es la dinámica".
Después del facebooking llegó twitter.com, más de moda todavía, donde puedes publicar minimensajes, y ver los de tus contactos, casi de forma instantánea, que incluso tienen asociadores de posición si publicas desde el móvil, para que todo el mundo sepa dónde estás, es decir, lo que se denomina vida social omnipresente.
¡Uf! Ya vale, por favor. No necesitamos ninguna red social más. Aluciné cuando mis primos, adolescentes, me invitaron a que me metiera con ellos en Tuenti. Cuando todo era novedad, me atraía, pero creo que ya estoy en el papel que adoptó mi padre cuando descubrí Internet desde un PC 086: "eso es un invento diabólico de los americanos que se cargará tu ordenador y todos tus trabajos".
Cuando uno empieza a agobiarse considerablemente porque consume la mayor parte de su tiempo en la red, impidiendo que se disfrute de la vida social real, y de la cerveza real en lugar de la virtual del iphone (que bien hecha está), además de una buena y animada charla real "con todas las letras", es que, es necesario, urgente y recomendable, ponerle límite a esta nueva vida social, que por cierto Esteman contempla magníficamente en el video oficial de la canción "No te metas a mi facebook". Por supuesto, está en youtube.
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