Óscar Eimil

Cambiamos con Andalucía

La firma invitada

10 de junio 2010 - 01:00

DESDE el pasado mes de abril se desarrolla por todo el territorio andaluz una campaña del Partido Socialista que, en general, está pasando bastante desapercibida para la opinión pública de nuestra tierra. Resulta difícil apreciar si ello es debido a las adversas circunstancias en que se desarrolla, o si por el contrario, son sus propios promotores socialistas los que, precisamente por eso, le están dando intencionadamente un marcado perfil bajo. Se trata de la campaña que, bajo el lema "Cambiamos con Andalucía", intenta convencer, a todos los ciudadanos andaluces, del magnífico trabajo que ha realizado José Antonio Griñán al frente de la Junta, en el año que lleva, más o menos, presidiendo nuestra Comunidad.

Los cinco ejes sobre los que gira esta campaña, que estará en marcha hasta el próximo mes de agosto -salvo que sus promotores decidan retirarla antes de tiempo, lo que no sorprendería a nadie-, son resumidamente que el PSOE de Andalucía es el partido del cambio (¿?), que está dando una respuesta eficaz contra la crisis económica, que tiene una apuesta clara para ganar el futuro, que el tándem Griñán-Zapatero es beneficioso para Andalucía y que las ideas y proyectos socialistas son acertadas frente al desacierto permanente del PP.

Ustedes juzgarán si en el mes largo que va durando la campaña, los acontecimientos que estamos viviendo han dado o han quitado la razón a los políticos que la promovieron y a los profesionales que la diseñaron. Yo personalmente creo que mejor les hubiera sido gastar los 90.000 euros que, según sus promotores, está costando la campaña, en algo más provechoso. Y ello porque a la vuelta de tan poco tiempo, parece que los mensajes-fuerza de la campaña, más que la adhesión, están provocando en sus receptores naturales -los ciudadanos- el efecto contrario, o un cierto cachondeo en el mejor de los casos.

Viene todo esto a cuento porque, enmarcado dentro de esta campaña, se celebró hace unos días, en Benalup-Casas Viejas, un acto político del Partido Socialista al que asistieron don Alfredo Pérez Rubalcaba -con la camisa de diputado nacional por Cádiz-, don Luis Pizarro -con la de diputado autonómico por nuestra provincia- y don Francisco González Cabaña -con la de secretario provincial del PSOE -.

Y no tuvieron suerte sus promotores (realmente no la tuvieron) con la elección de la fecha de la convocatoria, ya que, por los avatares del destino, coincidió en el tiempo con la grave y preocupante noticia de la paralización de las obras del puente de 'La Pepa' en Cádiz.

Todos, o casi todos, sospechábamos, tras el anuncio que realizó el pasado día 19 de mayo el Ministro de Fomento, relativo al enorme recorte del gasto en infraestructuras -6.400 millones de euros- que nos ha venido impuesto por la Unión Europea y por el Fondo Monetario Internacional, que sería muy difícil que Cádiz se librara de la quema esta vez. Cierto es que, tras el anuncio del recorte, vino muy pronto a tranquilizarnos don Luis Pizarro, al afirmar, al día siguiente, que "lo lógico es que continúen las obras del Bicentenario".

Lo que no se esperaba casi nadie es que las obras del Puente tuvieran que detenerse tan pronto y por falta de pago, como así ha sucedido. Por eso, las declaraciones de don Alfredo Pérez Rubalcaba en Benalup, cuando dijo que "el Gobierno está demostrando que España es solvente y es un país serio que paga sus deudas", sonaron un poco a pitorreo, en boca del número uno de la lista que presentó el PSOE por Cádiz en las últimas elecciones generales al Congreso.

Más explícito que don Alfredo sobre el Puente, aunque no más claro, se manifestó don Luis Pizarro, a pesar de que sus confusas palabras sonaron más a excusa que a otra cosa. Dijo primero el consejero que las obras pueden sufrir alguna "ralentización" ya que hay que reajustar los "proyectos de inversiones", para añadir después que "yo no sé si se van a ralentizar, pero desde luego no se van a parar".

Traducido al lenguaje de la calle, por tanto, debemos afrontar -todos nosotros y especialmente las 500 personas que hasta ahora trabajaban en la obra-, que un proyecto tan emblemático para Cádiz se va a parar sine die porque no hay dinero para pagarlo, a salvo, claro está, de los necesarios trabajos de mantenimiento que eviten en la medida de lo posible, que el mar se trague todo lo gastado -que no pagado- hasta ahora. Nada menos que 180 millones de euros aproximadamente.

Si la paralización llega efectivamente a producirse -Dios no lo quiera-, no le arriendo la ganancia al Partido Socialista en toda la provincia, ya que los 13 pilares levantados sobre las aguas de la Bahía serán, para todos los gaditanos, un permanente y bochornoso recordatorio de la absoluta incompetencia de nuestros gobernantes.

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