Carlos Colón

La España negra en internet

La ciudad y los días

21 de junio 2010 - 01:00

UNA y otra vez lo diré, aunque sirva de poco o nada: sin educación -en su sentido fuerte, el que aúna valores y conocimientos- el mundo global es, en el más negativo y restrictivo sentido de la palabra, una aldea monstruosa; los esplendores tecnológicos se convierten en multiplicación de la miseria moral; las libertades democráticas se parecen a la de un zorro suelto en un gallinero. Sin educación somos bestias al volante de un coche o tecleando un ordenador, la última televisión digital terrestre es un repartidor de telebasura, los modernos aparatos digitales son vertederos domésticos de inmundicias y los programas de éxito reproducen los peores vicios de la más vetusta y rancia vida provinciana: cotilleos y calumnias que destruyen reputaciones, inquisiciones que hurgan en lo privado, linchamientos con forma de rumores, burla de los más débiles. Sin educación, internet se convierte en una versión pavorosamente extendida y eficaz de los sacamantecas que acechaban a los niños, los degenerados que rondaban por los urinarios o las rivalidades ancestrales de los mozos de las aldeas que se retaban a garrotazos o se liaban a navajazos en las ferias comarcales.

Los medios de comunicación no tienen por qué ser necesariamente esta barbarie multiplicada por la tecnología. Pero necesariamente lo serán si sus usuarios no están educados para vivir en libertad. Porque sin educación ni tan siquiera la democracia es posible. Ésta, como forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y en la que el poder reside en la voluntad colectiva de los miembros del grupo, exige ese mayor nivel posible de responsabilidad personal, autocontrol, tolerancia y pensamiento crítico que sólo la educación hace posible. El libre uso de los medios de comunicación y el libre acceso a ellos es una de las bondades de la democracia, en principio opuesta a toda forma de censura. Y aquí es donde interviene, una vez más, la educación. Sólo se puede levantar el pie del freno de la censura si se pisa a fondo el acelerador de la educación.

En la situación actual gozamos de las libertades propias de las sociedades mejor educadas teniendo el nivel de las peor educadas. Ello genera patologías como la del alud de telebasura o los comportamientos agresivamente aldeanos multiplicados por la Red. Ejemplo reciente: la trifulca en la feria de Mairena del Alcor parece estar provocada por el enfrentamiento entre mozos de El Viso del Alcor y Carmona a través de una red social. La España de Goya -los aldeanos enterrados hasta las rodillas matándose a garrotazos- en la era de internet.

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