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IN púribus, que significa desnudo o en cueros, es una corrupción vulgar de la frase latina in puris naturalibus, que significa, a su vez, en estado puramente natural. Es precisamente por eso, por lo que, los que disfrutan haciendo todo tipo de actividades sin ropa alguna encima que les proteja, gustan de denominarse naturistas, denominación ésta que, en realidad, solo conecta con la Naturaleza en la medida en que es así, desnudos o en cueros, como todos naturalmente venimos a este mundo.
El pasado verano, por estas mismas fechas, muchos seguimos con interés el debate social que suscitó la aprobación, por el Excmo. Ayuntamiento, de la Ordenanza de Uso y Disfrute de las Playas de Cádiz, que prohibía pasearse, tomar el sol o bañarse sin ropa en todas las playas de la ciudad.
Recordemos que la ordenanza tipificaba como "falta leve" la práctica del nudismo y establecía unas sanciones pecuniarias para asegurar el cumplimiento de la normativa, que oscilaban entre los 100 y los 750 euros, un precio sin duda algo caro para disfrutar desnudo de la playa.
Recordemos también que a finales del verano pasado, y seguramente como consecuencia de la polvareda social y mediática que levantó la medida adoptada, el equipo de gobierno municipal decidió matizarla, en el sentido de restringir la aplicación de la normativa a las playas urbanas consolidadas, esto es, a La Caleta, Santa María del Mar y La Victoria, permitiéndose el nudismo en las playas naturales sin protección especial -caso de Cortadura-, "siempre y cuando exista una zona habilitada para ello".
Por último, hace pocos días, en el Plan de Playas, elaborado por el Ayuntamiento para este año, se aclara que se permitirá la práctica del nudismo en la zona próxima a Santibáñez, en Cortadura, aunque la zona no estará acotada ni señalizada, de manera que no se impondrán sanciones a los que decidan acudir desnudos a esta zona de playa que compartirán con los ciudadanos en traje de baño.
Por el camino, desde la aprobación de la normativa hasta el día de hoy, se ha constituido la denominada Asociación Naturista-Nudista de Cádiz, Algeciras y Jerez (Anncaje), integrada -al parecer- por unos 39 socios -2 de Jerez-, y se ha interpuesto, ante el TSJA, un recurso contencioso administrativo contra la ordenanza por la Federación Española de Naturistas (FEN), a la que pertenece la asociación gaditana, demanda que, en palabras del Sr. López Jarillo, a la sazón presidente de la asociación, ha sido elaborada por "abogados nudistas, pero con toga" -supongo que no simultáneamente-, "procedentes de la zona norte de España", lo que al parecer, según el portavoz de la asociación, es una garantía de éxito para sus pretensiones, no sé si por nudistas, si por norteños o si por ambas cosas al mismo tiempo.
Así las cosas, la situación no para de complicarse, ya que está convocada, para el próximo día 18 de julio, una manifestación en Cádiz -no aclaran si vestidos o desnudos, aunque me temo que será lo segundo, para jolgorio de muchos-, para exigir la retirada de la ordenanza, manifestación que, según declaraciones algo amenazantes hechas a los medios por el Sr. Jarillo, coincidirá con la celebración del llamado "día sin ropa" y tendrá "cobertura internacional", añadiendo el irritado portavoz que "para ese día va a haber movida y yo mismo la voy a encabezar" y que "se van a acordar de Anncaje mientras estén gobernando".
Se me antoja -no sé si ustedes lo compartirán-, que todo este chusco episodio del nudismo en Cádiz es un auténtico cúmulo de despropósitos, una muestra de algunas de las cosas que no hay que hacer en política y una evidente manifestación del viejo principio de Peter, ya saben ustedes, aquel que dice "si quieres conocer a fulanito, dale un carguito".
Así, desde la perspectiva de la actuación municipal, el sentido común aconseja que las decisiones políticas se adopten para resolver los problemas de los ciudadanos y no para crearles más problemas, a ellos y a las autoridades. Desde hace ya tiempo, los nudistas venían disfrutando de una de las mejores zonas de playa de Cádiz y los supuestos de nudismo total -que son la piedra de la discordia- en las playas urbanas eran episódicos y aislados, tan infrecuentes que no reclamaban, a mi juicio, una normativa específica. Aún así, después del error inicial, es de agradecer la rectificación del Ayuntamiento, que devuelve las cosas a su situación primitiva.
En cuanto a la asociación del Sr. López Jarillo, ya saben, me remito al principio de Peter y le deseo lo mejor a sus 39 miembros -perdonen la expresión- aunque creo que deberían reflexionar sobre el esfuerzo de rectificación que ha realizado el Ayuntamiento y sobre lo que los usos sociales y las buenas costumbres -conceptos jurídicos reconocidos por nuestro ordenamiento- aconsejan en estos casos.
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