Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
Luis Pizarro tiene su compromiso y su trabajo, y yo, por supuesto tengo los míos. ¿Para qué se supone que me ha elegido la ciudad de Cádiz como alcaldesa ya en cuatro ocasiones? ¿Para que me quede en silencio cuando veo peligrar el más importante proyecto de infraestructuras desde el soterramiento? Siempre he dicho que es para mí un gran honor contar con la confianza de los gaditanos para gobernar esta ciudad, pero también que es un alto grado de responsabilidad que yo no pienso defraudar ante nada ni ante nadie.
Hay que ser muy corto de vista, políticamente hablando, para ver ventajismo político o partidista en un Manifiesto -el de la Ciudad de Cádiz por el Segundo Puente para el Doce- al que por cierto aún no le han sacado desde ningún estamento, partido o entidad, el más mínimo defecto. ¿Saben por qué? Porque está redactado con el mayor rigor posible para que fuera asumido incluso por el Ministro de Fomento. Es más, cuando lo presenté en rueda de prensa el 31 de julio ya dije que sería el mejor instrumento para que el ministro defendiera ante su gabinete que la Ciudad de Cádiz había alzado su voz y que el Segundo Puente no se podía parar.
También dije ese día que le brindaba a la Junta abanderar el manifiesto porque confiaba, y por supuesto aún confío, en la honestidad del señor Pizarro, vicepresidente de la Junta de Andalucía, y en sus gestiones para que el Gobierno de la Nación recapacitara sobre la imposibilidad de parar la construcción de una obra sobre la Bahía que, a poco que nos descuidemos, será difícilmente recuperable.
¿A qué viene pues tanto temor y tanta acusación a Teófila Martínez por parte de los socialistas gaditanos? ¿Tengo yo la culpa que los socialistas de Cádiz el mismo día que Blanco anunciaba que el puente estaría para el 2013 y no para el 2012 estuvieran presentando a su candidata a la Alcaldía y no se dignaran a decir al respecto esta boca es mía? ¿Qué pretendían los señores Pizarro y Peralta? ¿Qué esperara a que su partido resolviera el galimatías de representatividad en el que lleva instalado años en la provincia para que alguna voz autorizada dijera que el Puente iba a estar en el Doce?
No, yo no tengo la culpa que Pérez Peralta se llevara diez días callados a la espera de que alguien le asegurara que el Puente no se paraba. Yo tampoco tengo la culpa de que Pizarro no quisiera llamarme él -que es quien se supone que tenía la información válida al respecto- a mí, que me desayunaba cada día anuncios distintos y en muchas ocasiones contradictorios de destacados socialistas sobre el Puente.
Yo tengo la culpa de llamar a mis paisanos a movilizarse para conseguir que un Puente que el 29 de julio de este año, según el ministro José Blanco dijo que se terminaría en 2013, finalizara -fuera como fuera- antes de marzo de 2012. De eso sí me siento culpable. Pero lo mejor de todo es que lo hemos conseguido.
Lo mejor es que 15.000 gaditanos no han querido esperar más de seis días a dar su apoyo a este manifiesto porque lo leyeron y entendieron que era de justicia que esta ciudad no esperara ni otra crisis ni otro boom económico para tener lo que hace años le corresponde. ¿Pizarro o algún dirigente socialista me puede asegurar sin riesgo de engañarse a sí mismo que la marcha atrás que ha dado el Gobierno de Zapatero en los recortes para el Puente de Cádiz se hubiera producido sin esas 15.000 firmas? No, claro que no me lo pueden asegurar.
Yo no me voy a enfadar -faltaría más- porque Pizarro haga su trabajo. Es vicepresidente de la Junta y le corresponde un trabajo que hacer. Pero que tampoco se me enfade mi querido amigo porque yo haga el mío. Mi trabajo es el de alcaldesa de Cádiz.
Cómo me voy a enfadar si lo más importante es que me siento feliz de haber trabajado (y seguiré haciéndolo) y conseguido, junto con los gaditanos para que el Segundo Puente esté terminado en 2012.
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