La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
El bestiario
ESTAMOS prácticamente sumergidos en una campaña electoral que culminará con la renovación de los ayuntamientos de todo el país. Pero ésta no van a ser una campaña como las demás. Se esperan unos discursos menos municipalistas y más de política central. Estamos viendo cómo el despliegue mediático de la derecha va tomando posiciones y trata de igualar la gestión municipal con la nacional. Nada tiene que ver. Es verdad, que el mundo y por lo tanto nuestro país, está pasando por una grave crisis no sólo económica sino también institucional. Hay cierta desconfianza y desapego a todo lo que huela a política. Pero la crisis no es solo de los partidos, están también en crisis los sindicatos, los empresarios y yo diría que también hay crisis en la sociedad civil. Por lo tanto, es cierto que estas elecciones se van a celebrar en un ambiente enrarecido en todo el país. Por consiguiente, bien harían los partidos en no dejarse llevar por la corriente que trata de deslegitimar la política municipal porque esto no beneficia a nadie. Lo cierto es que a pesar de todo, el Plan E del Gobierno Central ha sido la política municipalista más importante de toda nuestra democracia. Nunca se había invertido tanto dinero en los municipios. Por lo tanto, también es legítimo que los socialistas presuman de tener un presidente que ha solucionado muchos problemas de infraestructuras a los ayuntamientos. Pero a pesar de esta importante inversión, los próximos comicios no deberían plantearse como un examen a la gestión nacional. Sólo intereses partidistas creados para evitar la victoria de los socialistas, como sería en nuestra ciudad, haría que el debate municipalista fuera sustituido por la política nacional. Son momentos difíciles, para los socialistas y para la política pero sobre todo para los que han perdido el empleo. Pero los municipios son otra cosa. Y es verdad que con la actual crisis se ha entrado en una nueva etapa municipal. Ya nada puede seguir siendo como antes. Son tiempos difíciles en los que la responsabilidad del político obliga a tomar decisiones impopulares. Es obligatorio presentar una hoja de ruta que permita abrir esperanzas de futuro a una sociedad, como la isleña, tan decepcionada de la política que se ha llevado a cabo en nuestra ciudad. Es necesario la práctica constante del dialogo con empresarios, sindicatos y entidades sociales para hacer una buena gestión basada en la transparencia y en la democracia. Igualmente, es obligatorio crear espacios capaces de atraer y generar iniciativas empresariales que favorezcan el empleo. La Isla necesita un proyecto de ciudad con una agenda basada en diez años de gestión. Una década suficiente para la transformación tanto física como social de una ciudad, que necesita crear un modelo económico, turístico y social. En definitiva, un municipalismo que mejore la calidad de vida del ciudadano, fortaleciendo la sociedad civil y vertebrando el debate ciudadano.
Hoy la sociedad isleña, se encuentra profundamente fracturada por la acción de un gobierno que gestiona dando la espalda a los ciudadanos. Por esto, es necesario que esta larga campaña fije los objetivos en la mejora del municipio y se debata las propuestas del programa electoral. Lo otro, es intentar ocultar que no se cuenta con un proyecto de ciudad. Queda tiempo para la reflexión y para la presentación de objetivos.
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