José Ramón Del Río

Feliz Navidad

Desde el fénix

23 de diciembre 2010 - 01:00

SI usted me lo permite, amigo lector, le deseo Felices Pascuas o Feliz Navidad, como usted prefiera. Ya sé que esta felicitación no está de moda, porque la que lo está es Felices Fiestas, ya que, para que nadie se moleste, no se quiere recordar que lo que se festeja es el nacimiento de Cristo. Supongo que la fiesta que en estos días celebran los no creyentes es el solsticio de invierno, lo que les permite comer turrón y mazapán, beber cavas y licores y vacar el día de Navidad y demás feriados, sin que les remuerda la conciencia. Y no crean ustedes que lo de ¡Felices Fiestas! es la horterada de unos pocos que no quieren saber nada de lo que tenga connotaciones religiosas. Por ejemplo: en el selecto club del que soy socio se han colocado rótulos que de noche iluminan bombillas, que dicen -no se puede decir rezan- felices fiestas. Incluso sus altezas reales, los príncipes de España, han felicitado a sus amistades con una foto de sus hijas, sin la menor referencia al origen religioso de estas fiestas. Imagino lo preocupado que deben estar los Reyes Católicos, sobre todo la reina Isabel y su nieto Carlos V, empeñados en la defensa y propagación de la fe y, en general, todas las católicas majestades que han reinado en España, por la gracia de Dios y no por el voto popular. Y la Junta de Andalucía, en vista de la oposición de un padre, desautoriza al consejo escolar del colegio de mi nieta prohibiendo celebrar la fiesta de Navidad en la iglesia contigua, a la que se recurría, porque el salón de actos del colegio es pequeño y de mala acústica.

Nos está ocurriendo que algunos se empeñan en despojarnos de nuestras señas de identidad como pueblo. Se empezó con la prohibición de los toros en Cataluña y ahora con el empeño en privar a las fiestas de estos días de todo sentido religioso. Incluso habrá que andar con cuidado para mencionar, y no digo alabar, el jamón serrano, porque se corre el riesgo de ser denunciado como le ha ocurrido al profesor de La Línea de la Concepción. Una chirigota de los carnavales de Cádiz cantaba "No me tires bocadillos de jamón, que me puedo mosquear". Entonces continuaba en el recuerdo el hambre de la posguerra. Hoy, sin este recuerdo, podrán cantar "No me hables de jamón, que te puedo denunciar".

Ya ven ustedes, que no les deseo, todavía, feliz año nuevo. Lo haré en el próximo artículo, si después de este no me han echado. Entonces sí que se podrá decir: felices fiestas, pero, por favor, si para los creyentes el nacimiento en Belén de una criatura, que era al mismo tiempo Dios, es el misterio central de nuestra fe, no se la puede despachar llamándola fiesta, como a otra cualquiera.

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