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José Aguilar
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Tribuna libre
Ahora resulta que el Consorcio de Las Aletas se va a dedicar a supuestas actividades de regeneración ambiental, después del varapalo del Tribunal Supremo que, como era de esperar, ateniéndose a la Ley de Costas, ha puntualizado que en zona marítimo-terrestre (dominio público imprescriptible, inalienable, inembargable) no se autorizan otros usos que los relacionados con actividades marítimas y pesqueras. Y después de que los propios empresarios declararan (aunque parece que han cambiado -o los han cambiado- de opinión) que, de momento, no existe demanda de suelo industrial.
Y es cierto, porque en la Bahía de Cádiz hay numerosos excedentes de terrenos desecados para polígonos industriales (ahora llamados parques industriales o empresariales, que queda como mejor), que en algunos casos, como el de Tres Caminos, en que fueron desecados 665.532 metros cuadrados de salinas, después de 30 años todavía no han cubierto ni el 50% de su superficie. Por no hablar de las desecaciones promovidas por Impulsa en las Salinas de Poniente (El Puerto), un auténtico desastre ambiental consentido por todos (que afecta también a la ribera del Guadalete), con tal derroche de alumbrado que parece Nueva York, en donde la demanda de suelo industrial creo que no ha llegado al 10% de su superficie. Pero además tenemos terrenos en El Trocadero, 1.239.024 metros cuadrados; Río San Pedro, 310.000; Salina San José, de 1.000.000; Salina La Isleta, de aproximadamente 1.000.000; Salina de Poniente, de 1.600.000 metros cuadrados desecados y prácticamente vacía en su totalidad, etc., por solo mencionar algunos de estos polígonos.
En fin, ahora toca Las Aletas, en donde, por no dar el brazo a torcer, parece que el Consorcio se va a dedicar a "regenerar" el medio ambiente. Me pregunto qué pretenden regenerar en un espacio que alberga tanta biodiversidad. Más vale que lo dejen como está, porque aquí se concentran distintas especies protegidas, algunas en proceso de extinción, como las escasas cigüeñas negras que visitan la provincia, o las terreras marismeñas, patos cuchara, ánades frisos, alcaravanes, garzas, ánades reales (han llegado a contarse hasta un millón), etc. Siendo también territorio de caza de algunos halcones, ya que hay una gran cantidad de liebres.
Este es el país de la picaresca, la corrupción y los pelotazos urbanísticos, en el que el ladrillo -polígonos industriales/parques empresariales- continúa destruyendo una buena parte del litoral gaditano, ante la dejación de funciones de la Demarcación de Costas. La obra por la obra. La perversión llega a tal extremo que los terrenos protegidos, como es el caso de los amparados por la Ley de Costas, no se cotizan en el mercado y, en consecuencia, salen gratis. Los enormes presupuestos que se emplean en su desecación y acondicionamiento son un bocado que devoran las grandes empresas, que todos conocemos, que son las auténticas promotoras y no tienen escrúpulo alguno en hacer que el dinero chorree de arriba abajo, y en múltiples modalidades que ya no pasan tanto por las cuentas bancarias como por otras sutilezas, en sus distintas variantes de viajes, vacaciones, comidas rociadas con buenos vinos, regalos…
Para colmo nos topamos también con la más que cuestionada empresa público/privada Tragsa, que pone la guinda a este nuevo proyecto que, según sus promotores, va a crear 10.000 empleos. Esa es otra. Casi los mismos que "creó" Puerto Sherry…o no, perdón, que eran 12.000. Y más del doble de los que "creó" el relleno de San Felipe, que fijó el listón en 4.000, además de que iba a ser un "motor del desarrollo" de toda la Bahía, que brilló por su ausencia. Como en el caso del relleno de La Cabezuela, otro motor no se de qué. Cuántas motos nos venden que solo quedan en el negocio de algunas empresas oportunistas. Siguen con la inercia de siempre, para que nada cambie, pero acompañados ahora por una orquesta sindical algo desafinada últimamente. Y esta es una opinión más que generalizada.
Basta de mentiras. En la Bahía no hace falta más suelo industrial. Aprovechen el sobrante en los numerosos polígonos industriales ya construidos y creen esos 10.000 puestos de trabajo que han prometido, ya, sin más dilación. Y si dentro de diez o veinte años se necesitara más suelo de estas características, hay muchos terrenos baldíos a mano.
Pero dejen en paz a Las Aletas cumpliendo con su cometido de reservorio ambiental. No echen a perder más lugares.
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