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Rafael Sánchez Saus
Luz sobre la pandemia
de poco un todo
AÚN no se ha estrenado aquí la película Cristiada y ya he visto varias veces su emocionante tráiler en Youtube. El director, Dean Wright, confiesa que "espera que inspire la defensa de la libertad religiosa". Será una defensa frontal, pues trata de la guerra cristera, o sea, del levantamiento en armas de los católicos mexicanos cuando en 1926 el presidente Plutarco Elías Calles inició una ofensiva laicista radical. A pesar de tanta acción como trae, lo más inquietante del tráiler es su aviso final: Coming soon.
¿Viene pronto, qué? ¿La película o los hechos? En España, a lo tonto -y nunca mejor dicho- el laicismo va subiendo de tono (el oráculo Peces-Barba ha dicho que los cristianos no entendemos más que el palo) y de temperatura (un grupo feminista ha prendido fuego a la puerta de una iglesia en Barcelona, en otras se han hecho pintadas de "Arderéis como en el 36", son ya varios los asaltos a las capillas universitarias y las blasfemias están a la orden del día). A la vez el laicismo va acorralándonos legislativamente: el derecho a la objeción de conciencia se limita más y más. La posibilidad de que los mansos cristianos pongamos pie en pared parecerá ciencia ficción a los que no tengan ni idea de historia. Pero es una antiquísima tradición que arranca de la espada que sacó Pedro en el Huerto de los Olivos. Precisamente a su espada echó mano el rey Clodoveo, llorando, cuando le narraban la Pasión: "¡Ah, si yo hubiese estado allí con mis francos!", exclamó, quizá con no muy buena teología, pero con absoluta franqueza. Y eso pasó en México, en Francia en La Vendée y en gran medida -aunque la memoria estrábica se obstine en no verlo- en la España de la República. La fe es cuestión sensible, y no conviene ir metiendo el dedo en el ojo a la gente, que se pica. Los que desconocen la historia están condenados a repetirla, avisó Santayana.
De Cristiada, ya ven, venía a hablar, pero hoy es la Resurrección de Cristo, y eso lo cambia todo. No es día de piques, sino de repiques: de campanas al vuelo y de alegría cósmica. Vista desde la Resurrección, incluso la Pasión que hubiesen evitado Clodoveo y sus hombres se llena de sentido y tenemos que agradecerla infinitamente. Chesterton dijo que "la Cruz no puede ser derrotada porque es la Derrota" y es, luego, la Resurrección. También los que desconocen la teología están condenados a repetirse.
Nuestra alegría ahora debe ser palpable, sobre todo, por Jesús; y por nosotros, que vamos detrás; y por el mundo, que participa de esta fiesta; y al final, por los que nos atacan. Les conviene vernos felices. El problema social no es que no crean, sino que no creen del todo que los que creemos creamos del todo. Ignoran hasta qué punto nuestra fe es honda y, por tanto, no la respetan. Demostrémosla con una alegría desbordante. Para picarse siempre habrá tiempo, y ojalá no llegue. ¡Feliz pascua florida!
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