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PERDONEN el desahogo, pero a Grecia le debemos el teatro, que es como decir también el cine y las formas de representar los miedos, las pasiones, la grandeza del hombre ante su destino, la miseria humana ante su destino; la filosofía, que es como decir la vida, la interpretación del mundo, las formas de cambiarlo, los métodos para ser felices, para rebelarnos, para amoldarnos, para resignarnos, para navegar por este proceloso mar de almanaques; la arquitectura y sus maneras de colocar piedras unas sobre otras y que parezcan levitar, el arte de poner armonía en un juego de pesos y mármoles; la poesía, toda la poesía: la lírica, la épica, la dramática; el deporte y su concepción de fuerza virtuosa; la idea de que no hay belleza válida si no va acompañada de valentía y virtud. Y la democracia. Tantas cosas que después de siglos aún no hemos terminado de pagar. Tal vez porque son gratis.
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