El 'Almirante Levante' venció a la flota del reciclaje
Estudiantes de cinco institutos públicos de la Bahía acudieron ayer a Los Toruños para protagonizar el I Descenso Reivindicativo del Río San Pedro.
Al final no pudo ser. La frase hecha para las grandes derrotas se hizo ayer tristemente realidad en el Parque Metropolitano de Los Toruños. Estaba previsto que una flota de embarcaciones de lo más extraño y variopinta hubiese descendido por el Río San Pedro, atravesando las entrañas del Parque, como colofón de meses de ilusiones y trabajo de un grupo de profesores y alumnos de varios institutos públicos de la Bahía. Tres decenas de balsas construidas con material reciclado iban a navegar, para reivindicar muchas cosas ilusionantes, desde el embarcadero principal del Parque Metropolitano hasta la desembocadura del río. Concluiría allí el I Descenso Reivindicativo del río San Pedro, un proyecto educativo inter-centros en el que han participado cinco institutos públicos de la Bahía: IES Mar de Cádiz (El Puerto de Santa María), IES Fuerte de Cortadura (Cádiz), IES La Bahía (San Fernando), IES Antonio Muro (Puerto Real) y el IES Isla de León (San Fernando).
Llegado el día de los sueños para más de un centenar de estudiantes y profesores, el viento, implacable, impidió la botadura de la mayoría de las embarcaciones alternativas construidas con cariño, ingenio y material reciclado. A las diez de la mañana, solo unos cuantos artefactos flotantes se hicieron al río, que no a la mar. De inmediato, la pericia de los navegantes de una neumática de seguridad de la empresa Activa 2000 impidió un desastre mayor. Con gran rapidez fueron remolcando hasta lugar seguro a los bisoños marineros, dispersos y encallados como estaban por la ribera del río. La habilidad de los navegantes profesionales se unió a la sabia decisión de los profesores responsables del evento, que pese a los lamentos de decenas de jóvenes, decidieron suspender el acto para evitar una auténtica debacle similar a la de la Armada Invencible.
El proyecto se inició hace un año por dos profesores del IES Fuerte de Cortadura, con experiencia en la construcción de este tipo de embarcaciones en cursos anteriores, que quisieron hacer partícipes a varios centros públicos del entorno. Durante meses, estos profesores de tecnología, electrónica, filosofía, matemáticas, historia y educación física, entre otras materias, han estado dando forma, junto a sus alumnos, a 30 balsas de lo más originales y revolucionarias. "Hemos participado unas 90 personas entre profesorado y alumnado de diferentes niveles y edades de 1º de ESO a Ciclo Formativo de Grado Medio. Nos hemos rebanado los sesos, reído, emocionado, estudiado y construido con nuestras propias manos nuestras balsas -afirma Manuel Almisas, uno de los profesores precursores del proyecto.
La idea era construir balsas para dos personas con material reciclable (especialmente botellas y bidones de plástico) con las que realizar un viaje reivindicativo de contenido social, educativo o medioambiental. Se eligió el recorrido de los 5 kilómetros que hay entre el pantalán que hay en el interior de Los Toruños y descender por el río hasta llegar a la playa de La Ministra en la Barriada del Río San Pedro.
Lo que los organizadores pretendían con su iniciativa no era poca cosa: "promover el gusto por la actividad física en el medio natural, favorecer el respeto por el medioambiente, conocer los valores y recursos del Parque Natural Bahía de Cádiz y potenciar el trabajo en equipo buscando soluciones de manera divertida, creativa e imaginativa". Pero fundamentalmente insisten en que quieren despertar la conciencia crítica y analizar la realidad que nos rodea, con el ánimo de intentar cambiar aquello que no nos gusta. Manuel Almisas, afirma que "creemos que la educación no sólo debe ser formadora, transmisora de conocimiento, si no que debe ser sobre todo y por encima de todo transformadora. Si conseguimos despertar en el alumnado ese espíritu, habremos acertado de pleno. Durante meses hemos trabajado con nuestros alumnos proyectando, inventado, buscando materiales reciclables, resolviendo problemas en equipo y trabajando con nuestras manos, para al final llegar a nuestras balsas de forma tangible. Ha sido una pena que no hayamos podido ver nuestras embarcaciones flotar y navegar".
Ahora estudiarán la forma de organizar una convivencia y un plan alternativo para que tanto esfuerzo tenga una ratito de recompensa y, después, las balsas acabarán sus cortas horas de navegación en un centro de reciclaje. Efímera vida marinera la de unas embarcaciones, que tras proporcionar horas y horas de trabajo y estudio en equipo, diversión y pequeños quebraderos de cabeza, se transformarán y convertirán en algo nuevo y útil para la sociedad.
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