Los narcos regresan al río Guadarranque
Se incrementa la construcción de rampas en varios chales junto al río. Los vecinos constatan de un "tráfico incesante, a veces dos o tres veces al día".
El pasado 4 de junio, Alberto García y Antonio Sanz, delegado de la Agencia Tributaria y del Gobierno respectivamente, daban por desarticulada una banda de narcotraficantes que operaba en el río Guadarranque. En aquella oportunidad fueron detenidas 29 personas y desmantelados varios narcoembarcaderos a lo largo de su curso. Era una operación importante, conocida como Cástamo III, que se había iniciado un año antes en La Línea, con la detención de un hombre apodado Messi a quien le atribuían la coordinación de buena parte de las operaciones de tráfico de hachís entre el Campo de Gibraltar y Marruecos y su posterior distribución a lo largo de todo el país. Meses después se consiguió detener a los cabecillas de la organización, a varios aguadores (encargados de avisar de la presencia de efectivos de los cuerpos de seguridad), además de embarcaciones, vehículos y armas.
Las autoridades se fotografiaron frente a uno de los domicilios registrados, un chalé de Guadacorte que dispone de un embarcadero ilegal usado para botar las embarcaciones semirrígidas. El inspector jefe de la Policía Nacional, Enrique Lamelas, destacó la dificultad y el tiempo necesario para establecer todos los vínculos y seguimientos porque las lanchas salían y entraban de las viviendas vacías, ya que cargaban la droga en Marruecos y la entregaban en puntos de la Costa del Sol o de las provincias de Cádiz o Huelva.
De aquello apenas han pasado tres meses. Según ha podido conocer Europa Sur de varios vecinos de la zona, los narcotraficantes han necesitado ese tiempo para reorganizarse y comenzar de nuevo sus actividades con igual "o mayor intensidad de cuando fueron detenidos". La actividad en las márgenes del río se ha incrementado de una manera notable con el tránsito "casi continuado de camiones que vienen cargados de materiales y de hormigón para construir nuevas rampas que sustituyen a las que fueron desmanteladas hace unas semanas. Yo creo incluso que hay más que antes" señala uno de los residentes que quiere permanecer en el anonimato. "Además, para la policía sería muy fácil impedirlo porque hay algunas calles en las que está prohibida la circulación de vehículos con más de 3,5 toneladas de peso, pero nadie hace caso y circulan a cualquier hora del día y de la noche; el trasiego es constante y conocido".
Fruto de ello también han crecido "los viajes de las planeadoras que circulan por el río. En cuanto hay marea alta, se ven constantes viajes, con un tráfico aún mayor que antes y nadie parece hacer nada por evitarlo". Los vecinos, y así lo pudo comprobar Europa Sur, notifican la presencia de "patrullas de la Guardia Civil que se ven por la zona, pero lo cierto es que los viajes se siguen produciendo a plena luz del día y con total impunidad; no entiendo cómo se puede permitir si, además, sólo entran cuando sube la marea; cuando está baja no hay calado suficiente".
Simultáneamente al desmantelamiento de la última red de narcos, en junio, se anunció las intenciones por parte de la delegación del Gobierno de instalar una nueva barrera que sustituya a la desmantelada en la desembocadura del río. De ella apenas quedan recuerdos, ya que fue desvalijada para venderla como chatarra, tanto la valla como los motores que la hacían operativa.
A comienzos del pasado mes de julio, la asociación Alternativas, la más persistente en la reclamación de una solución permanente contra las operaciones de tráfico de drogas en el curso del río, exigió de una vez la instalación de esa esclusa. Respondía así a un nuevo vídeo subido en las redes sociales -que muchas veces actúan como catalizadores únicos de medidas concretas- en las que se veía la playa llena de bañistas y una embarcación con cuatro personas cargada de hachís cruzando el río a toda velocidad. Francisco Mena hablaba del "descaro" y la "impunidad con la que lo hacen a plena luz del día".
A medidos de este mes, el Gobierno insistía con la medida de blindar el acceso al río. El proyecto nació en medio de las críticas de la falta de fechas, presupuesto y método para llevarlo a cabo, incluso de "electoralismo". Poco después, el Ministerio de Interior concretaba un poco más: se trata de un sistema de esclusas entre ambos márgenes que comenzarán a construirse antes de final de año y estarán operativas en seis meses.
Uno de los vecinos ofrece su conclusión: "Me perece muy bien, ya que así se evitará que entren por el río, pero se me ocurre pensar que si el río no es navegable y así está catalogado, ¿para qué sirven las esclusas? ¿No es mejor cerrarlo?"
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