La Operación Barbacoa pincha en la Audiencia

Una sentencia desinfla una investigación antidroga de 2013 en Barbate: de 14 acusados, 9 han sido absueltos; algunos estuvieron dos años en prisión

Antonio José Varo, uno de los condenados de la Operación Barbacoa, en febrero de 2013, cuando fue detenido.
Antonio José Varo, uno de los condenados de la Operación Barbacoa, en febrero de 2013, cuando fue detenido.
T.r. Cádiz

01 de marzo 2016 - 05:01

La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a cinco años y ocho meses de prisión a Antonio José Varo Utrera, vecino de Barbate y apodado El Loco, detenido en febrero de 2013 durante una operación antidroga denominada Barbacoa que capturó un cargamento de 1,5 toneladas de hachís. En su día, la detención de este procesado y otros 13 que se sentaron junto a él en el banquillo fue presentada por la Guardia Civil como un éxito: la operación había desmantelado una red de narcotraficantes asentada en Barbate y liderada por El Loco. La sentencia muestra por ahora, a salvo de que el Tribunal Supremo la revoque, que tal vez la piel fue vendida antes de la caza del oso.

Y es que la Audiencia ha absuelto a nueve de los 14 procesados y ha rechazado que todos ellos formasen parte de una organización, delito del que también los acusaba el fiscal. La sentencia, de 64 páginas, condena a cinco acusados por tráfico de hachís. A Antonio José Varo y a otros tres procesados les impone penas de cinco años y ocho meses de cárcel. Al quinto condenado, como cómplice, tres años y nueve meses. El fiscal solicitó en el juicio para Varo ocho años de prisión. Para los otros 13 pidió siete años y tres meses. Algunos de los absueltos permanecieron dos años encarcelados.

La sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Miguel Ángel Feliz, es de la Sección Cuarta. El tribunal considera que la conducta de los nueve procesados absueltos durante la noche del 16 de febrero de 2013 y la madrugada del 17, cuando un grupo fue sorprendido en una playa de Barbate descargando hachís, fue "más que extraña". Pero que eso no permite alcanzar, "con los datos que se estiman acreditados", la plena convicción de que intervinieron en el desembarco del alijo ni en su programación. Agentes de la Guardia Civil vieron a los nueve absueltos acudir a una reunión en una nave industrial antes de que el hachís llegase a la playa de Pajares. Pero después los perdieron de vista. Los magistrados explican que no está probado que fuesen ellos los nueve hombres que dos horas después acudieron a la playa a descargar el hachís y huyeron al percatarse de la llegada de la Guardia Civil.

El relato de hechos probados de la sentencia señala que la Operación Barbacoa comenzó cuando la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz recibió una llamada que alertaba de que la cuadrilla de Antonio José Varo pretendía culminar esa noche un alijo de hachís en la zona de la playa de Pajares de Barbate.

La información fue dada por buena, ya que encajaba con otros datos que manejaban los investigadores, por lo que fueron establecidos diferentes dispositivos de vigilancia. Dos agentes se dirigieron hacia una nave denominada Margón, propiedad de Raúl Merchán (uno de los cinco condenados), ubicada en el polígono industrial de Cañada Ancha, en Vejer. Eran aproximadamente las diez de la noche. Allí hubo una reunión "con la finalidad de preparar el desembarco del alijo programado para la madrugada", dice la sentencia.

Los guardias tomaron nota de diferentes vehículos estacionados junto a la nave. Algunos de esos automóviles son propiedad de familiares de varios procesados que han sido absueltos.

Sobre las once y cuarto de la noche, los agentes vieron a Merchán y a un procesado absuelto salir de la nave acompañados por "cinco o siete" personas que no fueron identificadas. Más tarde, poco después de las doce y media de la noche, salieron de la nave Antonio José Varo y dos procesados absueltos. Hacia las dos y diez de la madrugada salió otro grupo formado por unas nueve o diez personas. Entre ellas iban seis procesados absueltos y Francisco Gómez Oliva (condenado).

Horas después, sobre las cuatro y media de la madrugada, llegó a la playa de Pajares una embarcación semirrígida ocupada por dos personas no identificadas que portaba 56 fardos de hachís (1.580 kilos). La Guardia Civil, que vigilaba la zona, interceptó las labores de descarga.

La sentencia explica que Francisco Gómez Oliva fue detenido al lado de varios fardos; que Diego Malia Sánchez y Bernardo Rubio Truco huyeron por el mar y fueron detenidos a la altura del hotel Atlanterra con síntomas de hipotermia; y que Antonio Varo consiguió escapar del lugar.

El tribunal considera en la resolución que existe una "prueba indiciaria suficiente" de la actividad delictiva de Antonio Varo. Hay un movimiento económico y un poder adquisitivo que ese acusado ha sido "incapaz" de justificar de ningún modo más allá de una referencia no probada a su actividad de camionero, argumentan los magistrados. Como tal, añaden, no busca más que dar cobertura a las entradas y salidas de Marruecos, "que sin duda constituyen otro indicio relevante de su actividad delictiva, puesto que es en este país donde tiene sus contactos con los productores de la droga".

Varo alegó que se dedicaba también a la compraventa de vehículos pero el tribunal dice que no consta factura o documento alguno que permita acreditarlo. En los registros domiciliarios le fueron incautadas 16 tarjetas telefónicas; también 12 teléfonos móviles, ninguno a su nombre, anota la sentencia. Varo dijo en el juicio que le gusta comprarlos.

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