La Marina australiana se interesa por las lanchas de desembarco de Navantia
La empresa oferta a Australia estas lanchas como complemento a los buques que ha encargado a los astilleros españoles · La Armada recibió ayer la última lancha construida en San Fernando y Puerto Real
Sus características han llamado la atención de las marinas de otros países que cuentan en su flota con embarcaciones similares, aunque con menos calidad y condiciones más rudimentarias. Destaca Australia a la que la compañía Navantia ha presentado una oferta. Y es que las lanchas de desembarco que la empresa ha desarrollado para la Armada española duplican la capacidad de carga que tenían hasta ahora estas barcazas. Más aún, alcanzan el doble de velocidad que sus antecesoras, y eso las sitúan en un lugar privilegiado en el mercado naval militar. Ayer, la compañía entregó la última de estas lanchas, que se unirá a las once anteriores en Puntales, donde tienen su base.
Su función es trasladar hasta la costa el material y el personal desde los buques anfibios, como son el Galicia, el Castilla o, una vez se encuentre en activo, el Buque de Proyección Estratégica (BPE) Juan Carlos I. Puede cargar, entre otras cosas, camiones de distinto tonelaje, hummers y obuses de autopropulsión -como los que ayer custodiaban desde La Clica, lugar donde hace maniobras el Tercio de Armada-.
Cuatro de las doce unidades construidas en los astilleros de La Isla y Puerto Real ya han intervenido en una misión en el extranjero, la desarrollada por las fuerzas españolas en el Líbano, donde entraron en funcionamiento para el desembarco en la playa de la Infantería de Marina.
Ayer, todas las lanchas de desembarco, incluida la que se entregaba a la Armada española, regresaron a Navantia San Fernando, uno de los centros de trabajo donde se han realizado, y participaron en un ejercicio que las llevó al saco interior de la Bahía. La primera en navegar por el caño era la protagonista del acto, la L-614. En ella embarcaron las autoridades civiles y militares, con el almirante de la Flota, Fernando Armada Vadillo, al frente. Detrás, se situaron los medios de comunicación. La seguía el resto. Durante esta actividad, los presentes pudieron comprobar la capacidad de maniobra de estas embarcaciones, en el desplazamiento lateral o en el giro para volver a las instalaciones industriales anexas al Arsenal de La Carraca. Incluso, la L-614 se acercó a la orilla de La Clica para mostrar cómo se acercaba a tierra, varaba en la zona y bajaba la rampa.
Tras el ejercicio y antes de la firma del acta de recepción, Armada Vadillo mostró su satisfacción por la culminación de este programa con Navantia, con el que se salda las necesidades de la Armada en este aspecto. El director de los astilleros de la Bahía, Fernando Miguélez, insistió en las prestaciones superiores que las lanchas de desembarco ofrecen frente a otras convencionales. "Son tecnológicamente muy avanzadas. Su capacidad de carga de material y de personas y la velocidad que alcanzan suponen el doble de lo existente", explicó.
Todo ello ha despertado el interés de otros países. Especialmente destacan los contactos con la Marina australiana, a los que la compañía ha presentado una oferta para dotarlos con este tipo de embarcaciones. Ahora Navantia espera que Australia evalúe esa propuesta y dé una contestación. La idea, según apuntó Miguélez, es presentarla como complemento a los buques anfibios que el centro de Ferrol construirá para este país de las Antípodas (de cuyos sistemas se encargará la antigua Fábrica de Armamento de La Isla, FABA, junto a su homóloga de Cartagena).
Otro país con interés por los componentes de la Flota española es Suecia, como reconoció el almirante jefe de Apoyo Logístico de la Bahía de Cádiz, Juan Serón. "Representantes de la Marina australiana y sueca han estado recientemente a bordo del Galicia y el Castilla para conocer su funcionamiento y sus sistemas", comentó. Unas visitas que sirven de paso para que los responsables de los astilleros españoles promocionen su producto.
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