Más de 50.000 hogares sucumben al paro y carecen de ingresos laborales
El volumen de familias sin ningún miembro ocupado ha crecido casi un 70% en un año · Uno de cada tres desempleados ya depende de la ayuda familiar porque ha agotado o no tiene derecho a la prestación
Mes a mes, las estadísticas escupen nuevos datos sobre el desempleo. Datos que luego se difunden como números fríos, más o menos impactantes que los anteriores, pero números al fin. La última referencia la dio el Ministerio de Trabajo, que otorgaba a la provincia un censo de 149.587 desocupados al término de julio. Un mes antes eran casi 3.000 más, por lo que la mejoría era considerable. Pero tras estos cálculos, cada gaditano tiene su propia referencia, el caso cercano que representa en carne y hueso el impacto del paro en la provincia.
El crecimiento en los dos últimos años ha sido tal que hoy en día 50.400 hogares carecen ya de miembros empleados y, por lo tanto, no ingresan ningún salario. El número, otro más, es, sin embargo, mucho más elocuente que la mayoría de los que se conocen porque ofrece una visión más cercana y cotidiana que otros indicadores de esa llamada coyuntura laboral negativa.
Puede incluso parecer insostenible que haya un volumen tan alto de familias gaditanas afectadas, pero hay que tener en cuenta que muchas dependen aún de un solo sueldo, el del hombre, porque el 55,1% de las mujeres en edad de trabajo se mantienen inactivas (fuera del mercado laboral) y porque el aumento del paro ha generado una mayor precariedad en el sistema de contratación que favorece este fenómeno, con menos puestos indefinidos y más empleos temporales y casos de fraude de falsos autónomos o falsos fijos discontinuos.
La proliferación de hogares con todos sus miembros en paro ha sido progresivo y, según los cálculos realizados por el PP a través de preguntas parlamentarias y de información del Ministerio de Trabajo, el aumento en el último año es del 68,5%, lo que equivale a 20.500 familias más (entre las que, por supuesto, no se contabilizan aquellas formadas exclusivamente por jubilados, viudos o sin ningún miembro en situación activa), según difundió ayer la parlamentaria Esperanza Oña.
Si, además, el espectro se abre a aquellas en las que hay al menos un caso de desempleo, el volumen de afectadas es de 118.500, lo que significa más de un tercio (36,3%) de todas las unidades domésticas, unas 326.500 en el conjunto de la provincia gaditana.
La consecuencia es un nivel de improductividad que, por un lado, merma los ingresos de afiliación de la Seguridad Social y, por otro, genera un gasto público extra. Es decir, el desequilibrio de la caja de pensiones es creciente. Pero, además, el alto nivel de desempleo y la dificultad para la reinserción están provocando un incremento de los parados de larga duración y el agotamiento de las prestaciones o la incapacidad para generar nuevos derechos (el mínimo es de cuatro meses cotizados), de ahí la urgencia del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para aprobar un subsidio fijo durante, posiblemente, un máximo de doce meses que impida que las familias se queden en el desamparo absoluto.
Esta situación se refleja en el descenso de los beneficiarios del paro y la subida de aquellos que recurren al subsidio o la llamada ayuda familiar. En julio, el número de personas con ingresos por desempleo eran 95.144 (un 63% del total). De estos, 40.531 cobraban la prestación contributiva, mientras que 33.460 (el 35,2%) dependían del subsidio, un cantidad fija de 420 euros que no se cobra automáticamente, sino que depende de la aprobación del Ministerio de Trabajo (antiguo Inem). Según el informe del pasado mes, el 92,2% de las 9.080 nuevas solicitudes presentadas en la provincia de Cádiz recibió el visto bueno de la Administración, un nivel ligeramente superior a la media española (91,3%).
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