El Refugio cambia de dueños y reabre como guardería canina

La firma de adiestramiento El Almendral compra las instalaciones de la clausurada perrera puertorrealeña · Será un centro privado y no recogerá ni sacrificará animales

Melania Pacheco, auxiliar de veterinaria del nuevo centro puertorrealeño, juega con sus labradores en las instalaciones, que están en obras.
Melania Pacheco, auxiliar de veterinaria del nuevo centro puertorrealeño, juega con sus labradores en las instalaciones, que están en obras.
Jorge Garret / Puerto Real

11 de agosto 2009 - 05:01

La antigua perrera El Refugio, en Puerto Real, reabrirá sus puertas en septiembre con nuevos propietarios, sin servicio de recogida de animales abandonados, y dedicada a la guardería y el adiestramiento de perros. Sobre su remozada cancela verde, un cartel invitará a cualquier visitante a conocer las instalaciones y comprobar el trato que se dispensa a los animales. Será el nuevo Centro Canino Bahía de Cádiz y afrontará el reto borrar la negra huella del matadero El Refugio, la primera perrera del país cuyos trabajadores están imputados en un proceso penal por maltrato de animales.

"Nuestro negocio es transparente al 100%. Sabemos bien qué pasó aquí y queremos dejar claro que no tenemos nada que ver con la etapa anterior", insiste el puertorrealeño Alfonso Quero, director del centro, mientras recorre las instalaciones de arriba a abajo e invita a la fotógrafa a disparar donde quiera. "Nada que ver con la etapa anterior".

Quero está al frente de la empresa de adiestramiento El Almendral (www.educatuperro.net). Este negocio de tradición familiar tenía su sede en la misma carretera de Paterna, detrás de la Venta Henry, a un kilómetro de El Refugio, aunque allí apenas había espacio para diez perros y la demanda "iba en auge". El cierre de la antigua Verde-6 por orden judicial a finales de 2007 se convirtió en una oportunidad de ampliar el negocio. Hace sólo unas semanas, los socios de El Almendral, unidos a la empresa local de piñas y maderas Suministros Pacheco, cerraron la compra del clausurado El Refugio a su propietario, Plácido Gómez, un viejo conocido de la sociedad portuense y que arrastra una trayectoria empresarial plagada de oscuros episodios.

"Comprobamos en Sanidad y en el Ayuntamiento que los terrenos no cuentan con ningún tipo de carga judicial. Después sondeamos a nuestros clientes y ellos nos dijeron que lo importante es que nosotros estemos al frente del centro. Fue entonces cuando nos decidimos a invertir", relata Quero, diplomado en psicología y adiestramiento canino.

A su juicio, "es una pena que los animales estuvieran en El Refugio como estaban" ya que las instalaciones, los espacios disponibles, la ubicación y la parcela son "geniales". Aún así el centro está estos días patas arriba por obras de mejora: techos de cemento sustituyen a los de uralita, que abrasaban a los perros; muros separan las zonas de residencia canina y de visitas; se están enlosando las 28 perreras y las dos jaulas habilitadas para partos; y, en la parte trasera, se está acondicionando la casa del guarda para la familia que residirá en el centro.

También se ha tapiado la incineradora del antiguo El Refugio, una de las pocas existentes en la provincia y cuya adquisición -dentro del paquete de la parcela- abarca parte importante de los más de 360.000 euros que los nuevos propietarios han invertido en el proyecto. La máquina seguirá funcionario en esta nueva etapa aunque en exclusiva para hacerse cargo de perros fenecidos en sus hogares o sacrificados en clínicas veterinarias, según sostiene el director del centro.

Los nuevos propietarios ya han solicitado al Consistorio la licencia de apertura del centro, que pretende sacar partido de diversos negocios con gran demanda en la provincia pero poco ofertados: el citado servicio de incineración, la guardería canina, y el adiestramiento especializado.

Quero y sus compañeros sueñan con convertir las instalaciones en un club canino, sede de campeonatos de agility (circuitos de obstáculos para perros y dueños) y de R.C.I (adiestramientos especiales en rastreo, obediencia y protección). "Un espacio en el que se fomente la afición al perro que existe en Cádiz, aunque oculta", resume, y que haga olvidar aquel lugar en el que la Bahía trató a sus perros como basura.

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