Directos al fondo de la cuestión

Proyecto indemares Científicos del IEO emprenden una campaña de investigación en el Golfo de Cádiz

Científicos del Instituto Español de Oceanografía permanecerán 30 días en el Golfo de Cadiz estudiando las diferentes especies que habitan en sus profundidades, sobre zonas con emanaciones de metano

1. Los científicos y la tripulación proceden al arriado de lo que denominan la draga de roca, con la que extraen material fangoso que tapona las chimeneas marinos 2. El 'Cornide de Saavedra' permaneció atracado en Cádiz durante día y pico por culpa del temporal. 3. Maniobra en cubierta de popa con la draga Box-Corer. 4. De izq. a dcha: Juan Tomás Vázquez, Alejandra Fernández, Nieves López, Miguel García, Luis Miguel Fernández y, sentada, Desiree Palomino. 5. Momento del examen de rocas extraídas mediante dragas.
1. Los científicos y la tripulación proceden al arriado de lo que denominan la draga de roca, con la que extraen material fangoso que tapona las chimeneas marinos 2. El 'Cornide de Saavedra' permaneció atracado en Cádiz durante día y pico por culpa del temporal. 3. Maniobra en cubierta de popa con la draga Box-Corer. 4. De izq. a dcha: Juan Tomás Vázquez, Alejandra Fernández, Nieves López, Miguel García, Luis Miguel Fernández y, sentada, Desiree Palomino. 5. Momento del examen de rocas extraídas mediante dragas.
Joaquín Benítez / Cádiz

20 de febrero 2011 - 05:01

El temporal vivido en la provincia a lo largo de esta semana propició que los tripulantes y científicos del buque Cornide de Saavedra, perteneciente a la flota del Instituto Español de Oceanografía (IEO), se viera obligado a permanecer atracado en el Muelle Ciudad del puerto de Cádiz durante poco más de un día. Fue la oportunidad para contactar con su jefe de expedición, Luis Miguel Fernández, que se prestó a narrar los fundamentos del proyecto Indemares.

En principio, la operación científica se iniciaba el pasado 10 de febrero y tendrá una duración de 30 días, de manera que, si no hubiera sido por culpa del temporal, debían permanecer hasta el 7 de marzo sin tocar otra tierra que no fuera la del fondo marino existente a 50 millas de la costa, en pleno Golfo de Cádiz, investigando en zonas comprendidas entre los 300 y los 1.100 metros de profundidad.

Luis Miguel Fernández, jefe de proyecto, explica que la intención es "estudiar el geohábitat y la fauna en zonas que han sufrido escapes de gases desde el sedimento hacia el agua". Eso hace que se formen unas estructuras en forma de tubo que son denominadas chimeneas, que permanecen enterradas y que, o bien por la erosión o bien porque hay escapes de gases se van formando sobre ellas estructuras duras. "Pasaríamos de un fondo que en teoría debería ser fangoso a otro duro", según el jefe de proyectos. Esto, afirma que provoca que sobre ese sustrato se anclen especies que viven en el fondo marino, como puede ser coral o medusas, anémonas, etcétera. Esto genera un hábitat nuevo en un sitio en el que antes no había nada y que tampoco habrían existido nunca si no se hubieran dado esas emanaciones de gases, que luego dieron lugar a ese sustrato duro, de alguna manera, inesperado para la propia naturaleza.

"Queremos determinar dónde se encuentran esas chimeneas y estudiar esa fauna que ahora existe", afirma Luis Miguel Fernández. En cuanto a la elección del Golfo de Cádiz como lugar de estudio, Fernández afirma que "en esta campaña centraremos nuestra atención, de manera prioritaria, en la zona del Caladero de pesca del Laberinto, ubicado entre 32 y 50 millas de la costa de Cádiz". Se trataría de catalogar la diversidad de ese hábitat con la idea de proponer que desde la Universidad se decida convertir ese lugar en área marina protegida. De conseguirse esa protección, habría que imponer unas ciertas normas para la preservación de esas especies tales como que no se pesque en ese espacio. "Pero , como se trata siempre, de ocasionar la menor cantidad de perjuicios para los pescadores, intentamos acotar al máximo esos espacios de manera que no ocasionemos problemas donde se trabaja con arrastres".

Preguntado por los beneficios que pueden dar a la sociedad todo estos estudios, Luis Miguel Fernández, afirma que puede tener resultados positivos para diversos sectores, sobre todo para los propios pescadores. "También se puede dar el caso de que descubramos especies nuevas que pueden dar lugar a productos naturales marinos muy válidos, por ejemplo, para la Medicina".

"En una segunda parte de la campaña intentaremos hacer fotos submarinas, para lo que llevamos cámaras que pueden bajar hasta a 3.000 metros", asegura el jefe de este proyecto, en el que participan 19 científicos y 25 tripulantes, todos ellos ávidos de saber y dar a conocer todas sus vivencias y conclusiones.

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