La estación fantasma de 28 millones
El apeadero Las Aletas, inaugurado en 2005 como enlace con la Universidad y con el eterno proyecto del polígono industrial, apenas tiene usuarios y no se ha realizado aún la pasarela que salve la A-4
La ministra de Obras Públicas del primer gabinete de Rodríguez Zapatero, la malagueña Magdalena Álvarez, se encargó personalmente en 2005 de cortar la cinta de un apeadero, el de Las Aletas, que, por entonces, significaba muchas cosas. Significaba universidad, significaba desarrollo, significaba industria. Hoy no significa nada. Seis años y 28 millones de euros después el apeadero de Las Aletas flota en la nada junto al cementerio de la Bahía, es un lugar fantasmagórico durante la noche y un tren se detiene allí cuarenta veces al día, pero casi nadie se baja de él y casi nadie sube. La Universidad existe, pero la mayoría de los estudiantes escogen el autobús para llegar allí desde Cádiz. El parque de Las Aletas, el que iba a ser el gran impulsor de la economía de la Bahía, ni existe ni hay previsión de que vaya a existir a corto plazo. Y sí existe la pasarela que debería sobrevolar la A-4, pero en un plano, un proyecto que nunca cuenta con los 500.000 euros necesarios para hacerlo realidad. Por tanto, el apeadero de Las Aletas, con su aparcamiento, con su pequeña dignidad de obra pensada para la comodidad, solo funciona bien como metáfora.
En la inauguración, Diego Sales dijo que era un espaldarazo para el campus y los 9.000 'habitantes' que tendría cuando se pusiera en marcha la Escuela Superior de Ingeniería. Para el campus no ha supuesto gran cosa, pero para la Escuela de Ingeniería, que se pondrá en marcha en febrero, supone menos porque no se puede acceder a ella desde el apeadero. Rafael Barra, presidente de la Autoridad Portuaria, aprovechó para anunciar que ya se había supervisado el terreno para el ramal ferroviario de La Cabezuela. Eso ya es historia. La ministra Álvarez hizo el primer viaje entre Las Aletas y Universidad y afirmó, con esas palabras de manual de inauguración, que "es un momento largamente esperado por los gaditanos".
Todo aquello se puede traducir hoy en cifras. Usuarios potenciales, 5.000; usuarios reales en 2010, 685 por día en Las Aletas y apenas 331 en Universidad. Si se divide este número por los trenes que circulaban entre Las Aletas y Universidad hallamos que muchos de estos trenes iban casi vacíos, con menos de una decena de viajeros en muchos casos.
En Renfe se toman la pregunta sobre la escasa utilidad de la infraestructura a la defensiva. "Hombre, que tenga afluencia o no es una cuestión relativa y en comparación con qué". Se niega que a nadie se le haya pasado por la cabeza cerrarla, como se ha rumoreado en la comunidad universitaria, pero a veces los actos hablan por sí solos. El pasado mes de febrero Renfe reestructuró las frecuencias de sus Cercanías en la Bahía. Hubo un claro vencedor, que fue Jerez, y un claro apeadero perdedor, que fue Las Aletas. Lo dictó un estudio anual, el Aforo, en el que se desglosa el uso de todas las estaciones de España. El diagnóstico se tradujo en que se suprimían buena parte de los 38 viajes diarios entre Las Aletas y Universidad y, a cambio, se competía en el 'mercado' universitario instalando doce viajes directos entre Jerez y Universidad.
A Las Aletas, por las mañanas, le dejaron dos lanzaderas a Universidad, una a las nueve y otra a las dos de la tarde. Entre medias, nada. "Todos los trenes paran en Las Aletas", recuerdan en Renfe, afirmando que no se renuncia a la rentabilidad de esta infraestructura. Y esto es más humillante para el apeadero, ya que desde la estación de Las Aletas no puedes ir a ninguna parte... excepto al cementerio, claro.
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