La Navidad 'del kilo'

La crisis multiplica la llamada navideña a la solidaridad. Las zambombas benéficas y campañas de recogida de víveres baten todos los récords

El almacen del comedor benéfico El Pan Nuestro, hasta arriba de víveres.
El almacen del comedor benéfico El Pan Nuestro, hasta arriba de víveres.
Arturo Rivera San Fernando

24 de diciembre 2012 - 05:01

Zambombas benéficas, caravanas solidarias, recogidas de víveres, belenes solidarios... Medio centenar de asociaciones de vecinos, casi una treintena de hermandades, colegios, empresas, partidos políticos e incontables colectivos muestran en estos días su cara más solidaria. El comedor social El Pan Nuestro, el albergue de San Vicente de Paúl y los distintos grupos de Cáritas parroquiales son los destinatarios de estas campañas que la crisis ha multiplicado. Los malos tiempos dan también lo mejor de cada uno y, si antes estas campañas eran ya habituales, ahora no hay concierto o actuación en la que no se pida a los asistentes que acudan con productos perecederos que destinarán a las familias con menos recursos. Es la Navidad del kilo.

"Somos solidarios. Siempre lo hemos sido y ahora, con la crisis, se nota más", advierte el arcipreste de San Fernando y coordinador del equipo de Cáritas arciprestal, el padre Alfonso Gutiérrez Estudillo. "Quizá ahora hay una mayor conciencia de que también te puede tocar a ti, lo que empuja a la gente a ser más solidaria", sostiene.

En resumidas cuentas, hay mayor demanda, más familias sin recursos que nunca solicitando ayuda en El Pan Nuestro, llamando a las puertas de las Cáritas parroquiales, pero también más iniciativa que nunca. De eso no hay duda. La agenda navideña que La Isla vive desde hace unas semanas está plagada de actos benéficos, de campañas de recogida de víveres y de juguetes, como la que lleva también a cabo la Asociación de los Reyes Magos.

En el comedor de El Pan Nuestro, en el polígono de Fadricas, apenas dan abasto en estas fechas. Al mismo tiempo que llegan las peticiones de auxilio reciben donaciones. Su presidenta, recién estrenada en el cargo tras el fallecimiento de Gema Pery, procura multiplicarse. Rosa Giner Sendra, en apenas una hora, recibe tres nuevas solicitudes en demanda de ayuda. Una de ellas procede de una familia de cinco miembros. Al mismo tiempo, llega al comedor un camión cargado de víveres. Son alimentos que han recogido trabajadores de una empresa de la Bahía. Una hermandad y una asociación de mujeres acuden a su despacho para hacer entrega de sendos sobres con sus respectivos donativos. Y un hombre de avanzada edad, acompañado de su esposa, acude con varias bolsas con aceite, lentejas, arroz... Le ha tocado un premio jugando a la lotería. Es una cantidad modesta: cien euros, pero ha decidido destinar la mitad al comedor. "Esto no funcionaría si no fuera por gente como usted", le cometa agradecida la presidenta de la asociación.

La gente ayuda, sobre todo ahora en Navidad, reconoce. Las campañas solidarias que se vienen celebrando de manera continuada desde hace semanas se han notado. "Nunca nos ha faltado nada", advierte. "Pero si hace dos meses echabas un vistazo al almacén veías que estaba bastante escaso. Ahora está lleno". Con los alimentos recogidos durante las Navidades, en el comedor tienen para tirar unos meses.

Pero no solo se trata de víveres y de voluntarios. También hace falta dinero para que el comedor funcione como es debido. "Para que te hagas una idea, tan solo de butano (para la cocina) acabamos de pagar una factura de 400 euros. Seguramente, antes de que acabe el mes habrá que hacer frente a otra", explica Rosa Giner.

El problema es que la crisis económica ha pasado también factura a la asociación, a su principal sustento económico: los socios. "Ha habido un descenso notable en el número de socios. Contábamos con gente que colaboraba con nosotros desde hace tiempo pero que ahora ya no pueden porque se ha quedado parado alguno de los miembros de la familia, porque le han recortado el sueldo... Queremos hacer una campaña de captación", cuenta. No ocurre lo mismo con los voluntarios. Existe incluso una lista de espera para aquellas personas que desean colaborar con la entidad. "Aquí no puede haber demasiados porque se estorban en la cocina. Viene mucha gente que quiere colaborar pero no siempre es posible, aunque sí le tomamos los datos y su teléfono y, si nos hace falta, los llamamos", explica.

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