Vuelve el salinero de Bey

La azarosa historia de la escultura, retirada de las proximidades del Puente Zuazo en 2009 por las obras del tranvía, continuará en otro emplazamiento: en la nueva rotonda de Gallineras

Arturo Rivera San Fernando

06 de junio 2013 - 09:03

La rocambolesca historia del monumento al salinero que a mediados de los años 90 tallara el artista Juan Antonio Bey no ha llegado a su término. La escultura, que en 2009 fue retirada del entorno del Sitio Histórico del Puente Zuazo al coincidir con el trazado del tren-tranvía, será rescatada de la nave municipal en la que dormita desde hace cuatro años para coronar una nueva rotonda, la que Vías y Obras está construyendo en la confluencia de Gallineras con la avenida Constitución.

Ayer lo confirmó el responsable de este área municipal, el edil popular Pascual Junquera, que aludió a lo avanzado de los trabajos de dicha glorieta, que esperan estar acabados en este mismo mes de junio y donde el salinero de Bey será reubicado tras su peculiar exilio.

Actualmente, de hecho, se está terminando de construir la estructura del pedestal que soportará el peso de esta estatua de granito que rinde homenaje a un trabajo, el de los salineros, que durante décadas se identificó con La Isla.

Lo de rescatar del olvido el monumento y colocarlo en esta nueva rotonda, junto a uno de los barrios más marineros de San Fernando, ha sido, pues, de cajón. El propio Junquera lo reconoce al recordar que la escultura -junto a la Fuente Tusquets, otra obra igual de polémica, fue uno de los iconos de La Isla de los años 90, de la era Moreno- estaba por ahí arrinconada en una nave municipal sin que nadie le prestara demasiada atención.

Es cierto que hace cuatro años, cuando los avances de las obras del tranvía obligaron a retirar el monumento de las proximidades del Puente Zuazo, el Ayuntamiento anunció la reubicación del salinero de Bey en el entorno del Zaporito. Por entonces, era inminente el comienzo de la rehabilitación del molino de mareas y el equipo de gobierno planteaba su uso como museo de la sal. El nuevo emplazamiento venía como anillo al dedo. Sin embargo, no llegó a llevarse a cabo.

Ahora, Vías y Obras, con el PP al frente, ha decidido volver a mostrar el monumental salinero en la confluencia de un histórico barrio como es Gallineras con una de las zonas urbanas más recientes, la avenida Constitución. Espera que sea la ubicación definitiva para una obra cuya desafortunada historia empezó con mal pie.

Promovida desde la Alcaldía por Antonio Moreno y encargada por el Ayuntamiento en 1995 al artista Juan Antonio Bey -hijo del mítico escultor isleño- la obra fue terminada unos meses después pero enseguida empezó a encontrar problemas. No había sitio para ella y ninguna ubicación parecía la adecuada para el monumento.

Primero se pensó en la rotonda de La Ardila, en el mismo sitio en el que luego se levantó la fuente Tusquets. Pero la opción fue descartada. Luego se habló del paseo marítimo de La Magdalena, que por entonces acababa de llevarse a cabo. Sin embargo, surgió otro contratiempo. El lugar escogido -la plaza denominada Mirador de los Esteros- fue igualmente desechada al localizarse allí el helipuerto planteado para los servicios de emergencia.

Pasaron años hasta que se encontró una ubicación definitiva. Y no faltaron críticas al Gobierno municipal ni polémicas que envolvieran a la escultura antes siquiera de que fuera vista por los isleños. Su propio autor, que regaló la obra, llegó incluso a mostrar su malestar ante la demora y se ofreció incluso a ceder la estatua a otros municipios que sí la quisieran.

La obra ni siquiera llegó a tener una inauguración oficial. Tras años de espera, la enorme estatua fue simplemente colocada en las proximidades del puente zuazo sin mayor ceremonia. Fue en 2002. Siete años más tarde sería de nuevo retirada para dejar hueco al trazado del tranvía y a la inminente rehabilitación del Sitio Histórico.

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