Aguas de Cádiz no tiene constancia de en qué gastó Guillén los 42.000 euros

Nadie fiscalizó las subvenciones al director de la tesis de Romaní

Pese a pagarlas, el nombre de la empresa municipal nunca aparece como organizadora en las jornadas

Carlos Guillén recibiendo el premio del consejo social de la UCA a la Implicación Social en 2016. Al lado, programa de las jornadas celebradas en 2014, donde no aparece el logo de Aguas de Cádiz.
Carlos Guillén recibiendo el premio del consejo social de la UCA a la Implicación Social en 2016. Al lado, programa de las jornadas celebradas en 2014, donde no aparece el logo de Aguas de Cádiz. / Lourdes De Vicente
Pedro Ingelmo

20 de abril 2018 - 09:05

Cádiz/El caso del director de la tesis del portavoz del PP en el Ayuntamiento, Ignacio Romaní, tiene numerosos flecos que van más allá de los hechos comprobables. Es decir, hubo unas jornadas organizadas por el Obsevatorio de Carlos Guillén y hubo una tesis. A partir de ahí, todo lo demás es extraño.

Carlos Guillén nunca informó a la Universidad del trabajo, sea el que fuere, jornadas o informes, que iba a realizar para Aguas de Cádiz. Según sus propias palabras, lo que al principio era un informe, al final fue la petición de subvenciones para organizar jornadas. Pero tampoco informó a Aguas de Cádiz de absolutamente nada sobre estas jornadas, más allá de una serie de misivas y facturas y recibos (unos años aparecen de una forma y otros de otra), todas ellas sin detalle ni desglose fiscal, que iban dirigidas directamente al presidente de la empresa municipal, es decir, Ignacio Romaní. En estas cartas aparece claramente la anotación a mano de "presidente", lo que quería decir que era el único destinatario.

Para Guillén no era necesario informar a la Universidad ni aunque investigadores de su grupo ayudaran al Observatorio en la organización de jornadas, según él mismo ha afirmado. Para la UCA, que es posible que en los próximos días abra una investigación sobre todo lo sucedido, es evidente que sí porque así figura en el artículo 83 de la LOU que regula las colaboraciones de sus profesores e investigadores con empresas externas. Según la UCA, como admite Guillén, nada de esto se produjo, pero en su propia presentación se afirmaba que "el Observatorio Andaluz de Responsabilidad Social de las Empresas (OARSE) se creó en el seno del Grupo de Investigación de Ciencias del Trabajo de la Universidad de Cádiz".

Las jornadas no empezaron a celebrarse gracias a la colaboración de Aguas de Cádiz, sino que son anteriores. De hecho, en noviembre de 2010, con el mecenazgo de Mapfre, se celebraron las II Jornadas y como organizador figuraba la Universidad. La apertura fue a cargo, curiosamente, del futuro presidente del tribunal de la tesis de Ignacio Romaní, David Almorza, por entonces vicerrector de alumnos, y el propio Romaní. Al año siguiente, supuestamente ya con la colaboración de Aguas de Cádiz, las jornadas, celebradas en diciembre de 2011, adquirieron más potencia y fueron abiertas por el ya fallecido ex presidente del Congreso de los Diputados Manuel Marín. Aparecían como colaboradores Mapfre, Carbures, Grupo de Investigación Ciencias del Trabajo y Facultad de Ciencias del Trabajo. Las siguientes, inauguradas por Teófila Martínez en el Palacio de Congresos, tuvieron a 170 estudiantes inscritos que pagaron una matrícula, según aparece en la propia web de la UCA. Una vez más, no aparece el nombre de Aguas de Cádiz. En las últimas, ya mucho más modestas, celebradas en la sede de la CEC y con ponentes de la provincia, aparecen los logos de la Confederación empresarial, del Observatorio y de la Universidad de Cádiz, pero no aparece por ningún lado el logo de Aguas de Cádiz, que era el supuesto mecenas. Es improbable que en formatos tan distintos todas las jornadas tuvieran costes iguales, aunque la colaboración de Aguas de Cádiz siempre fue la misma.

Sin embargo, dentro de la Universidad de Cádiz sí que había conocimiento del funcionamiento del Observatorio e incluso su Consejo Social valoraba su trabajo. En 2016 Carlos Guillén fue premiado en la segunda edición de los premios a la Implicación Social. El Consejo Social valoraba la creación del Observatorio de Guillén como un instrumento investigador "sin ánimo de lucro y de caracter social".

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