Comienzan seis meses de travesía con la compañía de La Galeona
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El buque escuela de la Armada española 'Juan Sebastián de Elcano' partió ayer del muelle de Cádiz en su XC Crucero de Instrucción
Cádiz/El Carnaval dejó de ser el protagonista ayer durante unas horas en la ciudad. Zarpaba el Juan Sebastián de Elcano del muelle de Cádiz y la fiesta no restó público al acto de despedida del buque escuela de la Armada española, que iniciaba su XC Crucero de Instrucción. En esta ocasión, estaba atracado frente a la estación de cruceros debido a que en el lugar donde suele ubicarse, se encuentra estos días la carpa de Carnaval.
El interior del muelle era ajeno ayer a la fiesta que se celebraba al otro lado de la reja. Sólo podía intuirse que la ciudad estaba viviendo su Carnaval por dos pelucas de colores que había entre el numeroso público y el disfraz de cocodrilo de Javi, un niño de año y medio que fue a despedir a su abuelo, miembro de la tripulación del buque.
Los 68 guardiamarinas que iniciaban su crucero de instrucción llegaron al muelle desfilando desde la iglesia de Santo Domingo, donde se celebró la tradicional misa dedicada a la dotación del Elcano y el prior de los dominicos, Pascual Saturio, les confió una réplica de La Galeona, que trasladaron en andas hasta el barco y les acompañará durante toda la travesía. Cabe señalar que esta imagen de la Virgen no embarca en un crucero de instrucción del buque escuela desde el año 2002, que lo hizo con motivo del 75 aniversario de la botadura en Cádiz del Elcano y de su décima vuelta al mundo.
Al acto de despedida, que estuvo presidido por el almirante jefe de Estado Mayor de la Armada, Teodoro López Calderón, asistieron numerosas autoridades civiles y militares, como el ministro de Justicia, Rafael Catalá; el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz; el alcalde de Cádiz, José María González; la diputada nacional del PP y concejala del Ayuntamiento de Cádiz Teófila Martínez; el presidente de la Audiencia Provincial, Manuel Estrella, y el rector de la Universidad de Cádiz, Eduardo González Mazo, entre otras.
Los familiares de los guardiamarinas y de la tripulación del barco esperaban con nervios y emoción detrás de una valla que acabara el acto oficial para poder despedirse de ellos.
La madre de Luis Collantes Medina, marinero de 26 años, estaba muy emocionada. Es la primera vez que su hijo, "el más chico", se embarca y aseguraba que lo va a echar mucho de menos.
Desde Toledo habían llegado los padres, tíos y primas de Pablo Gutiérrez Palomo, uno de los guardiamarinas que empezaron ayer su crucero de instrucción. "Estamos emocionados porque esto es muy emocionante. Da un poco de angustia la travesía, porque sabemos que va a ser dura", comentaba su madre, a lo que el padre añadía: "Dura pero satisfactoria". Pablo reconocía que el hecho de pasar por el cabo de Hornos -un hito que el Elcano realizará por primera vez su historia- le impone, "pero confío en que el comandante nos guiará bien", manifestó.
Al guardiamarina gaditano Jaime López Ulibarri fue a despedirlo ayer toda su familia y un buen grupo de amigos. "Estamos con él desde el jueves y hemos disfrutado de unos actos muy bonitos estos días", expresó la madre de este joven al que sus seres queridos le cantaron un tango dedicado al Elcano y al propio Jaime compuesto por ellos mismos.
A Gonzalo Cárdenas, otro de los guardiamarinas, también fue a despedirlo su familia. Para el padre, ayer fue un día "muy bonito" porque él ya hizo este crucero de instrucción en el año 1987. Reconoció sentirse muy orgulloso de que su hijo esté siguiendo sus pasos.
El último en subir al barco fue el capitán de navío Ignacio Paz García, que está al mando del Elcano en esta travesía. Recibió besos y abrazos como el resto de las personas que embarcaron ayer en el buque escuela.
Mientras el barco realizaba la maniobra de salida, la coral universitaria entonó la Salve Marinera y luego sonó un pasodoble desde el interior del Juan Sebastián de Elcano. Varias decenas de embarcaciones lo acompañaron en su salida del puerto de Cádiz.
Tres niñas pequeñas decían adiós con la mano mientras veían al barco alejarse. Eran las hijas del teniente de navío Javier García. La mayor, de ocho años, decía que iba a echar mucho de menos a su padre.
Al Elcano le quedan ahora seis meses de travesía con el principal cometido de contribuir a la formación marinera, militar, social y humana de los alumnos embarcados, mediante la instrucción y el adiestramiento en el mar y en el puerto. Seis meses en los que los familiares de todos los que se han embarcado estarán contando los días para volverlos a ver y abrazarlos de nuevo.
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