"La palabra es robar, yo venía al Cortijo a robar acordes"
Pepe Marchante, guitarrista
El sueño cumplido de un niño. El reputado músico regresa este verano al escenario donde se colaba para aprender de los grandes guitarristas
C uando Pepe Marchante (Cádiz, 1956) cumplió 10 años, su padre fue trasladado a Madrid pero eso no impidió que su educación musical y sentimental quedara ligada para siempre a su tierra natal, a la que regresaba en cada periodo vacacional y a la que volvió, definitivamente, 33 años después. Por eso, el reputado guitarrista, 40 años de profesión en sus hábiles dedos, puede retratar el ambiente cultural del Cádiz de los setenta, puede recrear con detalle las noches del Cortijo de los Rosales o las tardes en Isecotel, los días en que Cádiz "era le leche en materia cultural", pero también puede presumir de veinte mil correrías por el mundo custodiadas en la funda de una guitarra que ha acompañado a los grandes nombres de la canción de nuestro país. Este verano, tendrán la oportunidad de disfrutarlo en Las Noches del Cortijo de los Rosales.
-¿Cuál es su relación con el Cortijo de los Rosales?
-Una relación preciosa. Yo cumplí el sueño de un niño porque era el único que entraba en el Cortijo de los Rosales. Estamos hablando del año 69-70. Yo tenía 13 años, ya sabes, época franquista, no había quien entrara... Pero yo era el que ayudaba al que ponía las sillas, a las tres o cuatro de la tarde, y él me colaba después en los conciertos. ¿Y para qué me servía eso? Pues para ponerme debajo del escenario, mirar dónde ponían los dedos los guitarristas que venían, aprender dos o tres acordes y estudiarlos en casa, porque en mi época ni había internet ni profesores de guitarra de rock y pop. Así que la palabra es robar, yo venía al Cortijo a robar acordes.
-Y este verano, de vuelta...
-Sí. Todo surge el año pasado con el homenaje a Martín de Mora, el empresario del Cortijo, por parte del Grupo Gaditano Mujer De Mantilla y organizado por Tony Rodel, que también estará este año con Los Shaders. Así que este año, junto con el promotor Javier Boubeta, nos hicimos la pregunta, ¿por qué no recuperarlo el Cortijo, por donde pasó lo mejor de España y de fuera también, para la gente de 65 años para arriba que no tiene a dónde ir? Porque hay 20 chiringuitos en la playa y en ninguno te puedes tomar algo escuchando a Karina o a Pink Floyd. No hay oferta diversificada y, ¿dónde va la gente de esas edad? Por eso creo que esta iniciativa va a tener mucho éxito, y si este año son ocho noches -todos los sábados de julio y agosto en los que tocarán los de Tony Rodel y la Orquesta Los Rosales dirigida por Marchante-, para el año que viene van a ser dieciséis. Nosotros vamos a meter una orquesta de nueve músicos, con trompeta, saxo, trombón, dos teclistas y una cantante maravillosa, para ofrecer un espectáculo de calidad con un repertorio cien por cien fiel a la época 60-70.
-Empieza a tocar con 9 años, ¿cómo fue su primer contacto?
-Pues es que mi padre, que le gustaban mucho los cumpleaños y bautizos, se dio cuenta de que el que tocaba la guitarra en esas fiestas era entonces el centro de todo así que se compró una guitarra flamenca. Pero el pobre hombre tenía una oreja enfrente de la otra, entonces yo la cogí y empecé a tontear con ella y cuando llegó el día de San José me regalaron una para mí más chiquitita. Empecé a dar clase con el profesor de flamenco de mi padre pero aquello no me interesó nada, a mí me interesaba The Beatles y Jimi Hendrix, y nada, me puse a tocar solo. Ojalá hubiera existido internet ...
-¿Cuándo se da cuenta de que ese es su camino?
-No tuve que descubrirlo, el camino estaba dentro de mí. Con 17 años ya rockeaba bien y me metí en un grupo que se llamaba Union Pacific que, fíjate, cuando lo dejo a los 20 para irme a la mili se convierte en Obús... Hago la mili en Cádiz y aquí entro en contacto con otro de los centros neurálgicos del arte de entonces, el Isecotel, el Tharsis, donde había músicos todos los días, tarde y noche, lo mismo venía Rocke Narvaja, el compositor de Santa Lucía, que un grupo brasileño, que otro de jazz de Rota... Y lleno de gente siempre, ¡Cádiz era la leche a nivel cultural! Y cuando acabo la mili, vuelvo a Madrid con 22 años y me llama Karina. De ella pasé a Lolita; Emilio José; a Betty Missiego, siendo su director de orquesta con 24 años; Perales, que me tocó el momento del Y como es él; un poco antes estuve con Moris en Argentina, que fue mi primera salida a América; el Dúo Dinámico; con Cadillac como artista durante tres años y fue un coñazo porque yo era más músico, me gustaba más estar detrás y punto; y ya después me llamó La Más Grande (Rocío Jurado), que era La Más Grande y encima pagaba muy bien, y con ella me pegué sus 14 últimos años.
-Y televisión y estudios de grabación...
--Sí, sí, en paralelo a esto todos los programas que se te ocurran, Aplauso, Gente Joven, Sábado Noche, que ahí me la pegué de placer con Wilson Pickett, Joe Cocker, Susan Summer, Rita Moreno que era la chica de West Side Story... Y, eso, también de un estudio de grabación a otro con Raphael, Perales, el disco de Jesucristo Supertar, con Amancio Prada...
-Entonces vivía en Madrid, ¿por qué decide volverse a Cádiz?
--Como te he dicho, soy gaditano y quería venirme a Cádiz a morirme. Yo me vine en el 2000, después de 33 años en Madrid, y ya no me voy a ningún sitio más. Es cierto que todo el trabajo de grabación y televisión estaba principalmente en Madrid, con los artistas daba más igual porque podías ir directamente a la ciudad del concierto y luego volver a casa. El caso es que yo ya llevaba un tiempo dándole vueltas a la cabeza con lo de volverme pero las televisiones todavía estaban funcionando con orquestas, el ¿Qué apostamos?, Furor... Pero un día de diciembre del 99 pongo la televisión y digo, ¿cuál es el programa de mayor audiencia? Era Crónicas marcianas, ¿qué orquesta tiene?, ninguna, un tío con un tecladito lleno de samplers y haciendo ruiditos. Hablé con mis compañeros y les dije, señores, las orquestas en la tele se han acabado, yo me voy a mi tierra. "Tú estás loco", me respondieron. Yo ya estaba con Rocío, me movía desde Cádiz y cuando tocaba en el Pemán yo les esperaba pescando mojarritas. Esa fue mi decisión y no me equivoqué.
-Costaban mucho dinero las orquestas...
-Es que en la época que yo hacía televisión es con dinero público. Y esto iba así: "Venga, pues vamos a hacer el Sábado Noche, ¿cuánto quieres cobrar? Pues yo 110.000 pelas por noche". Eso, hace 30 años, es lo que yo cobraba por un día de televisión, y no hacía una, hacía varias, más actuaciones, más grabaciones. Y me lo gasté todo en comer, ¿en? Pero cuando salen las productoras independientes ofrecen su programa hecho a las televisiones por, ¿qué te digo?, 40 millones y ellas corren con todos los gastos . Claro, ¿qué cuesta una orquesta? Dos millones de pesetas. ¿Qué cuesta un tío con un teclado? 200 mil... Pues ahí lo tienes.
-Fue a Eurovisión con Azúcar Moreno. Cuénteme esa experiencia.
-Eso fue espectacular... ¿Sabes que hay una web exclusiva del guitarra de Azúcar Moreno en Eurovisión? La gente está colgá. La historia es muy simple. En aquella época todavía en Eurovisión se tocaba con orquesta y si tú querías llevar grabado algo, alguna percusión o algún efecto que la orquesta no pudiera tocar, pues se sincronizaba. Entonces, el maestro Leiva llevaba en los cascos la claqueta, marcaba a la orquesta y sonaba todo junto. El proceso era éste, había un tipo en sonido que le daba al play del magnetofón para que arrancara, otro tipo que abría la mesa, y entonces el sonido le llegaba a la claqueta y lo escuchaba Leiva. ¿Y qué ocurrió? Que éramos los primeros y que el gilipollas de la mesa no la abrió en su momento, cuando lo hizo habían pasado 15 o 16 compases donde iba una coreografía que ellas hacían para entrar en el escenario y cantar. Entonces, se ve en imagen a Leiva esperando el playback, que no llega, que no llega, y cuando abre, catástrofe mundial... Yo soy músico, yo sabía que ya era el compás 15 o 16 y pensé, "la que se va a liar va a ser gorda". Ellas se dan cuenta también y se dan media vuelta y se van. Y ahora yo, personalmente, tenía que tomar una decisión rápida. ¿Nos quedamos aquí como gilipollas atontados haciendo el ridículo o nos reímos de la situación y los que quedan en ridículo son ellos? Y entonces es cuando me pongo a hacer un baile en plan macarra... Es que me ha tocado vivir cosas que...
-¡Pues cuénteme alguna!
-Venga, esta te va a encantar. Cuando voy con Perales a América íbamos a muchos países que estaban en guerra y nos llevaban a todos lados en coches blindados, con cristales tintados, estabas tocando y escuchabas tiros a cien metros... Y un día nos llevan en mitad de la selva a una fiesta privada para un tío del narco que le habían liberado y no sé qué... ¿Sabes quién era...?
-¿No iba a ser Pablo Escobar?
-Iba a ser Pablo Escobar. Yo he tocado para Pablo Escobar. Y en ese momento no tenía ni idea de quién era. Y además hay una anécdota por detrás más gorda que es que el batería se enrolla con una rubia y al final resultó que era la mujer de uno de los sicarios de este tipo y lo querían matar. Sacó la pistola y lo quería matar. Menos mal que se arregló la cosa.
-Vaya historia...
-¿Sabes qué pasa? Que el músico tiene cabida en cualquier lugar de la sociedad. Puedes estar comiendo al lado del presidente de la República Dominicana, como he comido yo, o estar en una fiesta de narcos... Y todo porque es como si no contaras, como que no eres ni de derechas, ni de izquierdas... Eres un ente que ellos admiran por algo que ellos no pueden hacer y eso te da acceso a unas zonas, muchas veces, también oscuras de la sociedad. Eso es un puntito muy interesante de mi profesión pero uno tiene moral y nunca contaría ciertas cosas.
-Pues dígame algo contable de los años que pasó con Rocío.
-Ella era una mujer de mucho carácter y el problema que tienen los artistas es que tienen un séquito rodeándole las 24 horas del día diciéndoles que son los mejores y eso a nivel vivir en la tierra es muy complejo de llevar. Hay que entenderlo. Aunque era enorme, muy buena.
-De los artistas con los que ha trabajado, ¿con cuál se ha sentido mejor?
-El Dúo Dinámico sin duda. Dos bellísimas personas, de una categoría humana increíble y musical, ni digamos. Hacían una cosa muy difícil, jazz en español, y les sonaba bien. Le tienen un respeto a los músicos. Ellos, por ejemplo, llegan a tocar a una ciudad y lo primero que le dicen al manager es que busque el mejor restaurante y a ese restaurante va todos los músicos, las novias de los músicos, el de la camioneta, el que carga, el que pone los cables... Todo el mundo, y pagan ellos. ¿Sabes qué logra esa actitud empresarial de ellos? Que el músico vaya a donde haya que ir con ellos. Eso es de buen empresario. Y eso no se suele dar.
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