Vandalismo contra el patrimonio
Las pintadas son habituales en varios de los restos arqueológicos existentes en la ciudad
Cádiz/El mantenimiento del patrimonio histórico de Cádiz no está únicamente en manos de las administraciones públicas o de los propietarios privados de estos equipamientos. Los propios ciudadanos deben jugar también un papel relevante a la hora de colaborar en el cuidado del legado de siglos de vida de la ciudad, que cada vez tiene más relevancia en la economía de la capital, por su importancia como referente cultural y turístico.
Si ya es grave la dejación pública, el daño causado por los ciudadanos de forma intencionada supone un desprecio por el bien común.
Es lo que pasa de forma casi habitual en el complejo arqueológico existente en los jardines y en el parque de Varela, así como en los restos del acueductos romano que, casi escondido, se expone en los cercanos jardines de Asdrúbal.
El vandalismo urbano se ceba con especial predilección sobre la casa romana recuperada en Varela, donde son habituales las pintadas tanto en la estructura de la vivienda como en el mobiliario urbano instalado tanto para su protección como para explicar lo que se puede ver. Las pintadas aquí están a la orden del día y tras la limpieza periódica que se hace de la zona, vuelven a aparecer a las pocas horas.
En menor medida, el vandalismo urbano también ataca a los yacimientos arqueológicos funerarios que completan los jardines de Varela.
Las pintadas llegan también a los restos del acueducto romano en Asdrúbal, que hace unos días sufrieron el ataque de los vándalos, arreglado ayer. El acueducto, instalado desde hace unas décadas en estos jardines, se ubica en un espacio muy poco visitado y sin información sobre lo que se ofrece al paseantes.
Momentos más recientes de nuestra historia también han recibido en las últimas semanas la visita de los vándalos. Un ejemplo es la placa instalada en recuerdo de quienes murieron fusilados durante la Guerra Civil en el frente de la Puerta de Tierra. La Junta instaló hace unas semanas una burocrática placa (similar a la que utiliza para titular los edificios oficiales) recordando al Monumento Nacional como lugar de la memoria histórica. Desde el primer momento la placa ha estado tapada por todo tipo de pegatinas y cubierta por una pintada con los colores de la bandera española. Hoy aún persisten los daños ocasionados, a lo que se unen que el mensaje aparece ya roto. Y no solo en la memoria.
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