"Un locutor no puede estar 15 minutos sin decir el resultado"
Juan Manuel Pedreño. Periodista
Referente de la radio deportiva, cubrió dos mundiales de fútbol y un número incontable de partidos, entre ellos de la Selección, el Madrid y el Barcelona.
R esulta difícil resumir la historia en las ondas de un hombre que ha cubierto dos mundiales de fútbol (España e Italia), un mundial de fútbol sala en Río de Janeiro, 40 concursos del Falla y miles de partidos en tres cadenas distintas: Radio Juventud, la SER y Canal Sur. De la primera a la segunda y de la segunda a la tercera se marchó tras aceptar "ofertas irrechazables". De su paso por los micrófonos guarda amistades con grandes del balón como Luis Aragonés o Luis Suárez. "Y muy amigo de Joan Manuel Serrat, al que conocí cuando yo presentaba galas en el Cortijo de los Rosales", apunta. Ahora, jubilado tras veinte años en la cadena autonómica, sigue el fútbol como espectador y se muestra crítico con la manera en la que se narran hoy los partidos.
-¿A qué se dedica ahora Juan Manuel Pedreño?
-Absolutamente a nada. Me jubilé en 2010. Tampoco me han llamado para que haga algo. Vivo tranquilo en Chiclana, pero vengo mucho a Cádiz. Aquí tengo a mi familia.
-Mira usted atrás y qué ve.
-A un locutor de provincias con una suerte enorme. No me puedo quejar. He estado en el sitio oportuno en el momento oportuno. Sustituí a Héctor del Mar en 1986 narrando los partidos por cadena. Narré partidos de la selección, el Madrid de la Quinta del Buitre en Copa de Europa y Atlético de Madrid de Luis Aragonés también fuera de España. Y siguiendo con Canal Sur al Barça del 'Dream Team', un Barça que era la leche. Cuatro años con ese equipo, era un disfrute. Y llegué a retransmitir con Matías Prats padre en un Trofeo Ciudad del Puerto. Ahora bien, nada de esto pudo ser posible sin la comprensión y el apoyo de mi mujer y mis tres hijos.
-Estuvo usted en dos mundiales de fútbol, casi nada.
-Hice dos mundiales, el de España y el de Italia. En el 82 me tocó la sede de Alicante y también estuve en la inauguración, en el Camp Nou en el Argentina-Bélgica. En el del 90 en Italia, siguiendo a España con Canal Sur. A la selección la elimina pronto Yugoslavia, pero yo me quedo solo en Roma hasta el final. Desde la habitación del hotel con la RAI en la tele estuve sacando información. Así estuve 15 días, de manera artesana conectando con Sevilla. Se me daba bastante bien el italiano.
-Se saltó el de México 86.
-Para el de México ya tenía la maleta y el traje, pero me quedé en tierra. En la SER hicieron la lista y por las cosas que ocurren en las empresas, no fui. Los primeros en la lista eran locutores de Andalucía. Los que estaban allí en Madrid removieron cielo y tierra para ir ellos. De la Morena, Lama, Roberto Gómez y compañía se rebelaron y no fuimos ninguno de los que estábamos en la lista.
-¿Qué gol narró usted con más énfasis?
-El 1-2 del Cádiz, de Pepe Mejías, en el ascenso en Elche. Estaba yo en Radio Cádiz y en ese partido estaba José María García, el jefe en la SER entonces. Guardo la camiseta de Mané, que me la regaló. Un partido especial, con todo en contra. Hicimos esa noche un programa especial en la habitación del hotel y luego me llevé a los jugadores a Radio Alicante para entrar en directo en Hora 25. Los jugadores cantando tanguillos, una cosa tremenda. Casi todos eran gaditanos. Aquello fue la leche. Bueno, recuerdo también el de Oli en Chapín... es que han sido muchos partidos.
-¿Cuántos?, ¿los tiene contados?
-En el año 75 ya había hecho casi 500 partidos. Pero no los tengo contados. Nunca me preocupó eso. Bajó el número en los últimos 20 años porque fui editor y director de 'La Jugada' en Canal Sur, pero aún así me pedía hacer partidos del Cádiz. Como el de Valladolid con el gol milagroso de Tilico. Yo me asignaba el Cádiz y allí no había discusión.
-¿Y el gol que le hubiese gustado narrar?
-Uff... sí, no pude cantar un gol porque lo anuló el famoso muchacho este... el linier Rafa Guerrero. Un gol del Cádiz en Villarreal la última temporada en Primera. Un gol de Cacique Medina que hubiera sido el 1-2. Esos dos puntos le hubieran dado, posiblemente, la salvación al Cádiz.
-¿Escucha la radio deportiva de ahora?, ¿qué le parece lo que se hace ahora?
-Si digo la verdad, no oigo prácticamente nada. Lo poquito que sé de deportes es por el 'Diario' y la televisión. No digo que se haga ni bien ni mal, pero hubo un momento que me desesperé. La radio es algo más serio. Te puedes permitir un tono jocoso en algún momento, pero por sistema no. Ocurre en todas las cadenas que en los partidos hay un cachondeo horroroso, habla todo el mundo a la vez y el oyente no se entera de nada, ni sabe cómo va el partido. Un narrador no puede estar diez o quince minutos sin decir cómo va el partido, el resultado. Narradores de la época nuestra no quedan. En los estudios hay 15 personas cantando, hablando, riendo... eso no puede ser. En mis tiempos se contaba por dónde iba la pelota, por qué zona. Y poco más. Y gritan '¡uy!' Como si fueran aficionados. Es una olla de grillos. Como las tertulias de la televisión. Y encima, periodistas deportivos partidistas. Con la camiseta de sus equipos. Eso antes no existía.
-Ni siquiera usted, que siempre fue del Cádiz.
-Yo lo he pasado muy mal con el Cádiz por intentar ser objetivo. Me llevé un tiempo yendo escoltado al Carranza por la policía. Estaba trabajando con José María García, que estaba en Madrid y criticaba a Manuel de Diego, el presidente del Cádiz, por aquella historia de los maletines. Y yo aquí, identificado como periodista de la SER, sin haber dicho palabra alguna en contra de él. García me mandó a ir al club del Cádiz a ver los libros de cuentas. Como si me fueran a dejar verlos. Me llamaba todos los días y me preguntaba. Y yo le contestaba siempre lo mismo: "Sí, he ido, y no me han dejado los libros". Así todas las noches.
-¿Cómo fue su experiencia trabajando con García?
-Buena, con él se trabajaba muy bien. Era un poco jodido, pero si tú eras trabajador y responsable, te iba bien con él.
-Hablando del Cádiz. ¿Qué le parece su situación actual?
-Preocupante. De una inestabilidad total. Los gestores actuales esperan subir a Segunda para poder respirar económicamente. Como esto vaya mal, el Cádiz volverá a Muñoz, que no lo quieren aquí ni en pintura. Y acabaríamos como el Xerez, de mano en mano. Sin un dueño responsable. Hace falta gente con cariño, que le interese el Cádiz. A Muñoz nunca le interesó el Cádiz. El dinero sí.
-Capítulo obligado, con tantos años de radio, es el de las anécdotas. Cuéntenos alguna.
-Esta no es de fútbol. Una noche de elecciones me mandan de Radio Cádiz a la Estación Marítima, donde estaba esperando, desesperado, Rodrigo Rato, que era candidato de Alianza Popular a diputado por Cádiz. Cuando estoy allí me dicen desde Madrid que no hay hueco para entrevistarlo. Cómo le decía yo a ese hombre que no nos daban paso. Me fui para él, le pedí la valoración de los resultados de las elecciones y quedé de lujo con Rato. Evidentemente, eso no se emitió en ninguna parte.
-¿Y retransmitiendo partidos?
-En Tenerife con el Cádiz me encañonaron con una pistola.
-¿Qué me está usted contando?
-En Segunda División. No había cabinas y el público pegado a los locutores. Marca el Cádiz y canto el gol. Con los auriculares no me estaba percatando de los insultos hasta que miré para atrás y vi a los aficionados del Tenerife poniéndome verde e intentando darme manotazos. Llega un tipo que se identifica como policía de paisano y me dice que le acompañe, que estaba provocando un altercado público. El tipo estaba bebido, no había duda, y yo le decía que no me iba, que estaba haciendo mi trabajo. Saca una pistola y me la pega a la espalda para que le acompañara. El tío se marcha y yo me voy a la sala de prensa buscando un teléfono para llamar a José María García y contarle lo ocurrido. El presidente del Tenerife se descompone porque sabe que García formaría un escándalo en la radio con el tema y me pide que recapacite. Luego, lo juro, llega el tipo que me encañonó y se me pone de rodillas pidiéndome por favor que no llamara a García. Y no lo llamé. Me dio pena.
-¿Cuál es el mejor futbolista que usted ha visto jugar?
-He visto a Cruyyf, Pelé, Garrincha, Beckenbauer... todos en el Trofeo Carranza. Pero el mejor que he visto nunca es sin duda 'Mágico' González. Para mí no ha habido otro igual. Espárrago, que le entrenó, dijo que era el mejor futbolista que había visto.
-¿Y futbolistas que haya dado Cádiz?
-Ahí va una delantera muy bonita: Mané, Acedo, Juanito Mariana, Mejías I y Manolín Bueno.
-A usted se le dio mejor el micrófono que la pelota, ¿no?
-Y firmé por el Balón de Cádiz e hice la pretemporada, pero no llegué a jugar partidos oficiales. Tenía una buena izquierda, pero al entrenador, Adolfo Bolea, no le convencía. Además, me habían dado muchas patadas en el Campo de Ingenieros. Tenía molestias en la rodilla y el Balón me envió al doctor Seoane, encargado de la Mutualidad de Futbolistas. En la consulta, en la plaza de San Francisco, me indicó que me tirara en la camilla y apareció con una jeringuilla y una aguja enormes. Era para sacarme líquido sinovial. Y yo me dije: "Si esto hay que hacer para jugar al fútbol, ya estoy yo en mi casa". Salí corriendo de la consulta y ahí acabó mi aventura futbolística. Seguí ligado al Balón como delegado e incluso directivo.
-¿Quién fue su maestro en la radio?
-Enrique Márquez, un fenómeno, fue el que me enseñó a narrar. Me llevaba al Carranza a ver partidos que no se retransmitían, con un magnetófono para grabar. Y en los estudios de Radio Juventud me corregía escuchando las grabaciones. Ahora bien, mamar radio, vivir radio. Aurelio de la Viesca. Fue mi padre en la radio. Y Carmen Coya, una compañera inolvidable.
-¿Un narrador de ahora?
-Con menos bulla y menos acompañado de jaleo, me gusta Manolo Lama. Un poco exagerado, pero lo hace bien. Y en televisión, nadie como José Ángel de la Casa.
-¿Y el lenguaje radiofónico?
-Esa es otra. "La coge Felipe que avanza por el carril derecho". ¿Qué carril? ¡Eso es por donde pasan los carros! Ni abrir el campo, hombre, el campo se abre dos horas antes de empezar el partido. Se abre el juego. O que el árbitro decreta penalty. No, el árbitro lo que hace es aplicar el decreto. Más bien señala.
-Ha regresado usted a Cádiz después de 23 años en Sevilla. ¿Deja allí muchos amigos?
-Muchísimos. Ha sido una experiencia profesional inolvidable. Vivía en Tomares, pero tenía que venirme una vez al mes a Cádiz a coger oxígeno. Allí me han tratado muy bien, pero Cádiz es Cádiz. Cádiz es mucha tela.
-Pero le dejaban venir en febrero.
-Hicimos el primer concurso del Falla para Canal Sur en 1990, aunque Joaquín Durán y yo hicimos para TVE el del 88, el año de 'Los combois de a pejeta'. Un equipo de casi 40 personas y de Cádiz solamente yo. Casi nada. El realizador se quería morir cuando veía las presentaciones de las agrupaciones a oscuras. Y decía que había que encender las luces. Yo le explicaba que eso era imposible, que teníamos que adaptarnos nosotros al Concurso. Fue duro arrancar. Y procurando no ofender a nadie. He estado 40 años en el Falla, sobre todo con la SER y Canal Sur.
-¿Y le gustaba?
-Claro, sarna con gusto no pica.
-Un momento cumbre del Concurso.
-Muchos. Vivimos desalojos por amenazas de bomba cuando alguna comparsa no pasaba a la final, y entraban los policías con los perros al escenario para husmear. Eran fanáticos de las agrupaciones. Pero el momento más duro fue la noche de los abucheos a 'Estampas goyescas'. La cara de Paco Alba era un poema. Fue muy injusto y hasta lo reconocen los incondicionales de la otra comparsa, 'Capricho andaluz'. No se merecía eso. También era duro ver a los coros antes de que salieran 'Los dedócratas'. Salían a escena y se iba todo el mundo. Se quedaban solos. Tampoco se olvida el golpe de Estado del 23-F. Yo estaba también en el Falla.
-¿Una agrupación especial?
-Me encantaron 'Los juancojones'. Si tuviera que dar un premio al mejor cuplé, se lo daría al del preservativo que llevaba esa chirigota.
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