El político al que no le dio la gana
Un nombre con polémica
La retirada de la placa con el nombre de Ramón de Carranza en la avenida que todo el mundo en Cádiz llama Canalejas ha invitado a indagar en una figura histórica de la ciudad no demasiado conocida por las nuevas generaciones. Más allá de la polémica sobre lo que pudo hacer en los últimos meses de su vida que coinciden con los primeros de la Guerra Civil, hemos querido reunir a cuatro gaditanos para que sitúen al personaje en su tiempo. Son José María Otero, cronista de Diario de Cádiz; Juan Ramón Cirici, catedrático de Historia del Arte de la UCA; Luis Aranda, bisnieto de Ramón de Carranza; y Daniel Vázquez, socialista que fue concejal del Ayuntamiento de Cádiz durante la Transición. Esto es un intento de retrato sin más ánimo que la conversación.l Retrato a cuatro del militar, alcalde y diputado Ramón de Carranza, furibundo antirepublicano que ganó todas las elecciones a las que se presentó
Cádiz/Luis Aranda: Es normal el desconocimiento sobre Ramón de Carranza. Hablamos de una persona que murió hace 80 años y habría que observar la historia desde los ojos de su tiempo. Mirar su figura desde el prisma de hoy nos lo desfigura.
Diario de Cádiz: El concejal de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Cádiz ha calificado a Ramón de Carranza como fascista y golpista. ¿Fue fascista?
L.A.: Desde luego, republicano no era, pero ¿fascista? Llevaba en política veinte años antes de que apareciera el fascismo. Era un ex militar de ideología, indudablemente, conservadora y monárquico, muy monárquico.
Daniel Vázquez: La Falange, que era el fascismo español, no quería mucho en sus inicios juntarse con las oligarquías.
D.C.: ¿Y fue golpista?
L.A.: No le desagradó la sublevación, sin duda, pero él tenía 73 años, 73 años de los de entonces, no estaba para estar en primera línea de golpes. No creo que fuera determinante.
José María Otero: Era hombre de carácter. No sabemos hasta qué punto pudo participar de forma activa en la elaboración del levantamiento ni nada acredita que tuviera una intervención absolutamente directa en la represión. Hay que tener en cuenta que su paso por la alcaldía en este periodo fue muy breve, de unos pocos meses, que fue nombrado alcalde y gobernador civil y rápidamente Queipo de Llano le relevó del segundo cargo.
D.C.: Su origen es gallego.
L.A.: Nació en Ferrol, pero su familia tenía vínculos muy estrechos con Cádiz, como era habitual en una estirpe vinculada a la Armada. Venía de familia de marinos que se remontan, como mínimo, a su bisabuelo, que tuvo participación en la batalla de Trafalgar. Su padre fue capitán general de Cádiz en 1897 y Ramón de Carranza ya está en Cádiz en 1886 como alférez marino. Tuvo una vida militar no muy larga, pero sí muy intensa. Sabemos que estuvo en la guerra de Cuba y allí obtuvo la laureada en una acción, creo, que en el Salado. Allí, en Cuba, conoció a Miguel Primo de Rivera y trabaron amistad. Fue diplomático en Estados Unidos porque dominaba bien el inglés y luego fue trasladado a Halifax, en Canadá, e intervino en el rescate de buques de guerra.
J.M.O.: Pidió excedencia del Ejército en 1903 para dedicarse a sus negocios, pero también a la política. En 1903 ya sale diputado por Algeciras y luego senador por Cádiz, siempre en las filas conservadoras de Maura.
L.A.: Como senador es uno de los impulsores de la celebración del primer centenario de la Constitución y se implicó en los fondos para levantar el monumento en la plaza de España. Por entonces ya estaba casado con una Gómez Aramburu, que era una familia muy potente en Cádiz con intereses con el agua, la electricidad... Procedían de unos indianos que hicieron una gran fortuna. Por entonces la gente de esta clase social se casaba por intereses familiares y particulares. No es tan extraño para la época que se buscara cierto renombre. La Marina de hoy no tiene el prestigio que tenía entonces. Incluso se pedía en tiempos una ascendencia de nobleza.
J.M.O.: ¿Todavía en tiempos de Carranza?
L.A.: Quizá ya no entonces, pero, sí, claro, seguía teniendo un rango social. Lo cierto es que, aparte de los negocios de su familia política, él se dedicó a sus propios negocios, las almadrabas, que con Serafín Romeu, conde de Barbate, relanza un negocio que estaba de capa caída, como ha pasado siempre con los atunes, que siempre ha ido por ciclos. Se dedicaba básicamente a la exportación, la mayor parte a Italia, porque entonces en España lo del atún... Y también contaba con una flota de pesca, que en buena medida estaba radicada en Sevilla porque allí se conectaba con el ferrocarril y se enviaba el pescado al resto de España en cámaras de hielo. Él, por este negocio, podría haberse instalado en Sevilla, pero siempre estuvo muy implicado con Cádiz.
D.C.: ¿Cómo alcanza la alcaldía?
J.M.O.: Cuando llega la dictadura de Primo de Rivera se nombra alcalde a Agustín Blázquez, que está tres años hasta que se pelea con el gobernador civil y es José María Pemán, que es el hombre de confianza de Primo de Rivera en Cádiz, quien propone a Carranza como alcalde.
L.A.: Sí, pero Primo de Rivera y Carranza ya se conocían de Cuba, con lo que algo haría.
J.M.O.: Bueno, es que él se une al proyecto de partido de Primo de Rivera que es Unión Patriótica.
Juan Ramón Cirici: Como alcalde continuó una renovación urbanística que ya había iniciado Blázquez. Los años 20 fueron muy fructíferos para la ciudad en lo urbanístico y hay que verlos como un todo, ya que él completa proyectos anteriores y crea otros nuevos. Suyo es el planeamiento de extramuros cuando se expande a todo lo que hoy es Hacienda, Delegación de Gobierno y el instituto Columela. Es el inicio de la avenida, aunque él no verá su obra, pero sí llegó a conocer, por ejemplo, la plaza de toros.
L.A.: También es de su tiempo el saneamiento y abastecimiento de aguas. Cádiz siempre había tenido problemas con la venida de aguas.
J.R.C.: Aún siguen existiendo los sitios por los que se lanzaban las aguas fecales al mar.
J.M.O.: La municipalización de los servicios de agua y electricidad, que eran un gran problema en el Cádiz de la época, le provocó algún conflicto incluso con su familia política, ya que les quitaba el gran chollo.
D.V.: Es que yo creo que Cádiz sigue a día de hoy teniendo el único servicio de electricidad de participación municipal.
J.M.O.: Era n hombre obsesionado con la higiene. Llevó el matadero de donde estaba, al lado de la Cárcel Real, hasta Cortadura, junto a la que fue la fábrica de cerveza. Puso uniforme a todo el mundo, incluidos vendedores del Diario de Cádiz. Prohibió que se vendiera mercancía en el suelo...
J.R.C.: Se saneó el mercado de abastos. La cruceta central data de entonces. Era un ayuntamiento muy bien orientado técnicamente.
D.V.: Hubo también un proyecto de aeropuerto que no se llegó a desarrollar. Existen en los archivos de la Zona Franca los planos de aquel aeropuerto.
L.A.: Y lo que se llamaba el puente del Trocadero, del que se habló entonces por primera vez y que, al final, terminaría su hijo, José León de Carranza, que tuvo tiempo, como Teófila, más de veinte años, para transformar la ciudad. Pero es que él hizo toda esa transformación en tres años y medio.
D.V.: Hay que tener en cuenta que por entonces los ayuntamientos no tenían ingresos y menos Cádiz, que apenas tenía terreno, por lo que no podía tener ingreso por la venta de suelo.
L.A.: Él tenía una visión muy empresarial de la gestión y en más de una ocasión se quedó sin fondos y buscaba finalizar el proyecto con iniciativa privada.
J.M.O.: Ayudaban sus buenas relaciones con Primo de Rivera. Es sabido que los ayuntamientos funcionan mejor cuando hay buena sintonía con el poder central. Y yo creo que eso Carranza lo supo manejar bien.
J.R.C.: No hay duda de que en los tiempos de Carranza se embellece la ciudad. Estamos en el nacimiento del movimiento moderno y Carranza se rodea de algunos de los mejores arquitectos. Su oficina técnica cuenta con nombres muy reconocidos. Es la época en la que se transforma el cine municipal, lo que hoy es el Palillero y había sido el teatro principal, un edificio singular que se quemó en el 36.Y el edificio de Correos también corresponde con esas fechas, como el colegio San Rafael.
L.A.: Él quería puerto franco y zona franca y ya había tenido protagonismo desde 1905 en la ampliación del puerto por su relación con su actividad comercial. Contaba con otro negocio de abastecimiento de carbón en el depósito franco. Era un regeneracionista como corresponde a alguien que había vivido muy de cerca el desastre del 98, un shock. Su ideas buscaban rentabilidad, formas distintas de obtener ingresos para el municipio, recursos propios de la actividad local: el agua, el cine, la electricidad... O el hotel Atlántico.
J.R.C.: Por entonces se creó una incipiente zona de ocio en lo que hoy es Ingeniero La Cierva, que es donde estaba previsto finalizar la nueva avenida. En torno al balneario se inició una piscina, que se acabaría en el año 32, junto a lo que hoy es Tiempo Libre. También se planeó un casino al estilo de San Sebastián, pero eso no se hizo.
L.A.: Veía futuro económico en el turismo, aunque no en una industria como la concebimos ahora porque eso se lo inventaría Fraga muchos años después, pero él miraba aquello que había en el Norte y pensaba que podía funcionar en el Sur.
J.M.O.:No sólo era el turismo, era un lugar de recreo para gaditanos. La gente iba a pasar el día a la playa y se creaba allí un foco de encuentro, que era muy lejos de la ciudad, toda una aventura.
J.R.C.: Hubo carreras de caballos y carreras de motos. Recuerdo haber visto fotos de norias como una feria de invierno.
J.M.O.: Allí estaban las escuelitas de la playa, una colonia escolar. Cogían a los niños en autobuses y los llevaban a pasar el día. Ramón de Carranza fue elegido a dedo en el 27, pero, tras su paso por la alcaldía, contaba con un enorme apoyo popular. En las elecciones locales del 12 de abril del 31, Ramón de Carranza obtuvo 37 de los 40 concejales. Entonces estas elecciones se hacían por distritos.
D.V.: No etaba vigente la ley D'hont, era un voto más directo, también más fácil de controlar por el poder. Si ganabas el distrito, aunque fuera por poco, te llevabas el distrito entero.
J.M.O.: Cuando se proclamó la República fue destituido como alcalde, pero se presenta a diputado en el 33 y en el 36 con el partido de Calvo Sotelo y gana el escaño con facilidad en las dos ocasiones por Cádiz. En el 36 se crea en el Parlamento de Madrid la mesa de edad y al ser él el diputado más veterano la preside. Al final de la sesión se le pide que grite Viva la República y él dice "no me da la gana". Luego se lamenta de que su frase no hubiera sido "no me da la real gana".
L.A.: No, si republicano ya hemos dicho que no era.
J.M.O.: Tras el golpe acepta el puesto de alcalde como acto de servicio y, claro, está totalmente de acuerdo con el levantamiento.
J.R.C.: En esa etapa se trabajó más en reconstrucción que en construcción. Hay un proyecto de la iglesia del Carmen, que fue quemada durante la República.
D.V.: El personaje, con sus errores y con sus aciertos, con sus luces y sus sombras, que las hubo, es el que es. Pero creo que en momentos de cierta crispación introducir estos elementos en la comunidad no aportan nada a la convivencia, que es el objetivo de la ley de memoria histórica. En esta ciudad ha habido gobiernos de izquierda y derecha. Con un gobierno en coalición del PSOE y el PCE en el 79 se cambió el callejero de Cádiz y nunca se planteó el caso Carranza. No alcanzo a ver qué significado tiene ahora, es un debate que no existía. ¿Hacemos un Carranza sí, Carranza no? ¿Para qué? No tiene mayor importancia, es sólo una calle, pero ¿para qué? ¿Qué ganamos?
J.M.O.: Si no hay un consenso amplio nos podemos ver cambiando el nombre de las calles cada vez que hay un gobierno nuevo. Creo que ha habido gente con pecados mucho más graves que los de Ramón de Carranza y siguen conservando sus calles.
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