El terremoto de Granada de 1884 y el comienzo del fotoperiodismo
Historia
El día de Navidad, la tierra tembló, alcanzando también a Málaga, causando 800 muertos, el doble de heridos y grandes destrozos
‘La Ilustración Española y Americana’, de Madrid, publicó grabados a partir de dibujos de fotografías y del natural
‘La Ilustración. Revista Hispanoamericana’, de Barcelona, difundió los primeros fotograbados, a partir de instantáneas de Heribert Mariezcurrena, el primer reportero fotográfico
Cádiz/lE 25 de diciembre de 1884, poco después de las 9 de noche del día de la Navidad, la tierra tembló con intensidad (entre 6,2 y 6,5 en la escala de Richter), afectando a unos 100 núcleos de población de las provincias de Granada (zona suroeste) y de Málaga (zona este). El terremoto, con epicentro en Arenas del Rey, en la comarca de Alhama de Granada, causó enormes destrozos en las frágiles arquitecturas de la época, cerca de 800 muertos y el doble de heridos.
La información precipitada que al día siguiente publicó El Defensor de Granada hablaba de lo que se había vivido en la propia redacción del periódico y de las informaciones que personalmente le llegaron desde distintos puntos singulares de la ciudad: el Casino, el Teatro, etcétera. Añadiendo que el pánico en la población por aquel terrible acontecimiento no había remitido. También se informaba, por un telegrama recibido, de que en Málaga se había dejado sentir la violencia del terremoto. Felicitándose, finalmente, de que en ninguna de las dos poblaciones se hubieran producido víctimas mortales.
Ese mismo día varios periódicos madrileños reseñaron cómo dicho terremoto se había dejado sentir en la capital, aunque algunos otros ya incluyeron noticias de sus corresponsales, limitadas y confusas, sobre lo ocurrido en Andalucía. La Correspondencia de España, por ejemplo, publicó la información remitida desde Granada y datada a las 10,10 de la noche del día 25: “Fortísimo terremoto ocurrido a las nueve y mucho pánico en la población. Algunas familias se disponen a salir al campo. No tengo noticias de desgracias personales y remito detalles por el correo”.
El gobernador civil de Málaga comunica al Gobierno que el terremoto duró cuatro segundos en aquella capital, habiendo causado el desprendimiento de algunas tejas, así como la muerte de una mujer y un niño. Algunas casas han quedado en mala situación. La techumbre del Teatro Cervantes amenaza ruina. La función se suspendió después del movimiento, y habiéndose negado a salir una parte del público, el gobernador dispuso que se desalojara el local, y se hizo tranquilamente. El gas ha estado encendido toda la noche.
En Jaén el temblor duró cuatro segundos, con cinco oscilaciones y el gobernador de Córdoba ha informado de que no ha sido de gran fuerza en aquella capital”
Por su parte, La Iberia de aquel mismo día 26, publicó los breves textos de los telegramas recibidos:
“Nerja: El terremoto, a las 8,45 de la noche, duró 20 segundos. Gran parte de las casas están agrietadas y amenazan ruina”.
“Loja: Se ha derrumbado varias casas. Han resultado dos heridos”.
“Granada: Gran número de casas se han derrumbado”.
“Antequera: Se han hundido algunos edificios. No han ocurrido desgracias.
Vélez-Málaga: El terremoto ha ocasionado muchísimas víctimas. Infinidad de casas se han hundido y las restantes amenazan ruina. Hay infinidad de heridos. El vecindario está acampado en carros a las afueras del pueblo. La casa en donde estaba la estación telegráfica también ha sido destruida”.
A partir del día 27 de diciembre El Defensor de Granada ya empezó a ofrecer, día a día, información precisa de lo que el terremoto había ocasionado en cada pueblo de la provincia, como en Arenas del Rey, del que se decía que “el temblor en esta población ha sido terrible y todas las casas se han venido abajo, habiéndose recogido ya 40 cadáveres de entre las ruinas”.
Durante los días siguientes, las informaciones que se publicaron en los periódicos nacionales fueron ajustándose más a la realidad de los hechos causados por el terremoto, pero la más importante revista gráfica del momento, editada en Madrid, La Ilustración Española y Americana, el 22 de enero de 1885 publicó la siguiente nota:
“Los tristes efectos de estas repetidas oscilaciones y trepidaciones terrestres, en Málaga, son para ser descritos en un solo número y en pocas líneas: hoy empezamos a consignarlos por medio del grabado, reproduciendo en la página 36 tres fotografías directas de D. J. Oses, artista malagueño que representa el exterior del convento del Ángel, inclinado y ruinoso desde la noche del día 25; el estado de la antes hermosa calle de Granada, vista desde la del Ángel y el aspecto de la plaza de la Victoria, desde la entrada a la calle del Cristo de la Epifanía […] Hacemos aquí un punto y aparte, para advertir que, antes de salir este número a la luz pública, llegará a Madrid nuestro corresponsal artístico Sr. Comba, de regreso de su expedición a Granada y Málaga, y publicaremos sus dibujos del natural en los números sucesivos”. Pero en ese mismo número de la revista se publicaron 5 grabados elaborados desde los dibujos de Comba: dos de las ruinas en Albuñuelas, dos de las casas derribadas de Alhama y uno de la calle de Encis,o de Alhama, en ruinas.
Esta era la pauta normal de actuación de una revista gráfica del momento: informar mediante imágenes grabadas procedentes de “dibujos del natural” o “de fotografía”. Aunque esta segunda modalidad, que le daba a la imagen el prestigio de la captación fiel y objetiva de la realidad que tenía la fotografía, no eludía el hecho de que dicha fotografía tenía que pasar por el “cauce normal” para ser impresa, es decir, que dicha fotografía solo era el modelo que debía copiar un dibujante para que, a continuación, se grabase sobre una superficie metálica que era, finalmente, la que, entintada, se imprimía sobre el papel. No siendo infrecuente que, en este procedimiento, el dibujante “mejorase la imagen fotográfica”, añadiendo algún elemento que, a causa del movimiento o por salirse del encuadre, no hubiese sido captado por la cámara.
Unos días después, el 1 de febrero de 1885, La Ilustración. Revista Hispano-Americana, editada en Barcelona, de la que era propietario, editor e impresor Lluis Tasso i Serra, publicó en su portada una imagen acompañada del siguiente texto: “A los pocos días de saberse en Barcelona los terribles acontecimientos de que era víctima una parte de Andalucía, nos apresuramos a enviar allá a uno de los más conocidos fotógrafos de esta con el objeto de que sacara, para La Ilustración, todas las vistas más interesantes y que pudieran dar cabal idea de lo sucedido. La carencia absoluta de buenos caminos y sobre todo la crudeza del tiempo, han retardado por algunos días la publicación de tan interesantes asuntos. Bien hubiéramos podido, como otros muchos, inventar escenas e imaginar desastres, dándolos como copia del natural; pero la seriedad de nuestra publicación nos ha hecho esperar antes que recurrir a tales medios. Hoy comenzamos la publicación de las vistas que nuestro corresponsal ha traído y en los próximos números continuaremos dando lo más interesante de cuanto ha ocurrido en tan lamentable catástrofe, hasta terminar la colección de fotografías que tenemos en nuestro poder, verdaderas muestras del estado de las arruinadas poblaciones […] Los grabados que hoy ofrecemos a nuestros suscriptores son directos del natural, obtenidos por medio de la fotografía, único procedimiento que puede dar exacto conocimiento de la horrible catástrofe que aflige a la región andaluza”.
Los dos grabados a que se refiere eran de Alhama, el de la portada del semanario era una vista de la parte media de la calle Alta de Mesones, una de las mejores de Alhama y destruida casi por completo, y la otra, en la página cinco, era de la entrada de la calle de la Cruz, bajo cuyos escombros quedaron sepultados la mayor parte de sus moradores, ocasionando 43 muertos y muchísimos heridos.
Pero estas imágenes grabadas, que fueron 32 y que sucesivamente se publicaron en el semanario catalán entre el 1 y el 22 de febrero de 1885, tenían una superioridad técnica respecto a las publicadas por La Ilustración Española y Americana (de ahí el irónico comentario “bien hubiéramos podido, como otros muchos, inventar escenas e imaginar desastres, dándolos como copia del natural”) y es que eran las primeras que se publicaban en la prensa española en la modalidad de fotograbado, es decir, que las fotografías originales no se utilizaron para ser copiadas en dibujos, sino que directamente, en el taller de fotograbado, por un complejo procedimiento químico y mecánico, las imágenes fotográficas pasaron a ser planchas metálicas dispuestas para ser entintadas e impresas sobre el papel de la revista. Es posible (más que probable), que la calidad iconográfica de estas imágenes fuese menor que la de los grabados al uso, pero ahora, finalmente, ya tenían “la misma verdad objetiva” que pudieran tener las fotografías.
Fue por el siguiente número de la revista, el del 8 de febrero, por el que conocimos quien había sido aquel primer reportero fotográfico (ni “reportero gráfico”, como Oses, ni “reportero artístico”, como Comba), ya que fueron sus fotografías las primeras publicadas en la prensa como fotograbados. Se trataba del fotógrafo Heribert Mariezcurrena (Gerona, 1847 – Barcelona, 1898), fotógrafo retratista en Barcelona desde mediados de los años sesenta y titular de una galería (en el nº 5 del pasaje de Madoz) desde, al menos, 1871.
Mariezcurrena fundó en 875, junto con Miguel Joarizti, Joseph Thomas y Joan Serra, la Sociedad Heliográfica Española (introductora de la fototipia y el fotograbado en España) y fue autor a partir de 1884, entre otros, de las ilustraciones de la prestigiosa obra España. Sus monumentos y Artes, su naturaleza e historia. Un fotógrafo que se implicó personalmente tanto en los destrozos y las desgracias que captó con su cámara en la provincia de Granada que adoptó a un niño huérfano de Alhama con el que regresó a Barcelona, donde también promovió campañas de ayudas a los damnificados del terremoto.
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