Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
Su propio afán
El comodín de "lo que interesa a los españoles" es el último refugio de los pusilánimes. Quien no quiere argumentar, por no señalarse o comprometerse, se envuelve en ese conjuro. En el caso de la intención de exhumar a Franco del Valle de los Caídos es una táctica, además, profundamente antidemocrática. La soberanía nacional reside en el Parlamento y, si éste discute y reclama la exhumación, no puede decirse que el tema no interesa a los españoles.
Según los representantes de la soberanía nacional, nos interesa muchísimo, aunque yo, para entender por qué, más que articulista, tendría que ser antropólogo. Hay algo primitivo en exhumar la tumba del enemigo, en principio porque la beligerancia no debería ir más allá de la muerte, pero, en el fondo, porque demuestra un miedo bárbaro. Una sospecha de que ese enemigo no ha muerto, una inseguridad espiritista. El que abre una tumba quiere, lo sepa o no, cerciorarse.
Españoles, ¿Franco ha muerto? No estoy de acuerdo con los que sueñan exhumarlo, pero les reconozco (lo cortés y lo valiente, ya saben) que tontos no son. Si se mide su presencia en la vida política, no ha muerto, desde luego.
Más de cuarenta años después, ¿cómo es posible? Seré franco, con la esperanza de que tengan ustedes el detalle de no matar al mensajero. El general sigue asociándose, en el inconsciente colectivo, junto a esos aspectos negativos que nos recuerdan todo el rato, a ciertos valores no sólo positivos, sino imprescindibles. Antes de soliviantarse, sean francos también. ¿No hay una asociación latente de Franco con la bandera de España, con nuestras Fuerzas Armadas, con cierta añoranza del orden social, con la autoridad de los padres, con la moralidad de las clases medias, con el trabajo y hasta con el pluriempleo y con la vivienda de protección oficial? Constatarlo es meterse en un pantano, sí, de esos que, ejem, construyó el innombrable, pero es que yo lo he visto mucho con estos ojos y entre gentes que no tenían nada ver con la derecha. Un alumno me protestaba del franquismo de un profesor porque le exigía puntualidad al llegar a clase. Es a lo que me refiero.
Y sospecho que es lo que exaspera a los antifranquistas actuales. Pero eso no se arregla con exhumar a Franco, sino reclamando para la democracia unos valores que necesita y que no tendríamos que considerar "franquistas". A Franco lo que hay que hacer es enterrarlo, sobre todo, mejor.
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