Objetivo: salvar las chumberas
Expertos alertan sobre la progresiva desaparición de poblaciones de esta planta por la cochinilla del carmín Piden medidas para evitar su extinción en la provincia
Las chumberas de la provincia están en peligro. El insecto conocido como cochinilla del carmín (Dactylopius opuntiae / Dactylopius coccus) está acabando con poblaciones enteras de esta planta en el Campo de Gibraltar, La Janda y otras zonas gaditanas. La plaga comenzó hace años en Murcia y fue avanzando por Almería y el resto de Andalucía. Ahora la amenaza se cierne sobre la Costa Noroeste de Cádiz. El ingeniero técnico agrónomo Rafael Pacheco ha sido el primero en dar la voz de alarma en la comarca que agrupa a los municipios de Sanlúcar, Rota, Chipiona y Trebujena.
Pacheco ha difundido un "llamamiento de socorro" para las también conocidas como "atunas" o "tunas". La cochinilla causante de la progresiva desaparición de la chumbera se venía utilizando históricamente como colorante natural hasta la aparición del sintético, pero aún sigue habiendo criaderos para su comercialización en países latinoamericanos y las Islas Canarias. El insecto se emplea para elaborar el rojo natural 4, nocheztil o E120 de pintalabios, embutidos, polos y yogures de fresa, mermeladas, zumos, golosinas, medicamentos e incluso licores. Y también para el control biológico de los cactus del género Opuntia, que han invadido extensas regiones del planeta poniendo en peligro la flora autóctona.
Pero éste no es el caso del sur peninsular español, según Pacheco. "En Andalucía es una especie controlada, no se puede considerar invasiva, como puede ocurrir en otros países en los que no se ha controlado su expansión. Las chumberas forman parte de nuestro paisaje, de nuestro ecosistema. Multitud de fincas están delimitadas por chumberas y son los propios agricultores los que la controlan, aparte de aprovecharse de su exquisito higo chumbo", reflexiona. Tiene claro, por tanto, que, pese no ser una especie autóctona y estar clasificada oficialmente como "exótica e invasiva", "pertenece a nuestro entorno y nuestra cultura desde hace muchísimos años y es una herencia que deberíamos proteger para que la sigan disfrutando las futuras generaciones".
Es fácil comprobar cuáles son las atunas afectadas, pues aparecen cubiertas por unas masas algodonosas blancas que al apretarse desprenden un líquido rojo procedente de las hembras de las cochinillas que se encuentran en su interior. Este experto plantea para la erradicación de la plaga el uso de tratamientos químicos y productos ecológicos a base, por ejemplo, de jabón potásico y aceite de parafina.
Rubén Sánchez, máster en Agroecología, considera "preocupante" esta plaga, porque "está arrasando". A su juicio, hay que actuar: "no es una planta protegida, porque es alóctona y está declarada como invasora, pero desde el punto de vista cultural y paisajístico tiene una gran relevancia". "Por ejemplo, las chumberas y las yucas se utilizan como vallados en los navazos de Sanlúcar -el histórico sistema de cultivo que aprovecha las hondonadas existentes entre las dunas litorales- y, en lo que se refiere al aspecto ecológico, sirve de refugio a camaleones, serpientes y otros animales", destaca. Así las cosas, subraya el interés etnobotánico de esta planta originaria de Sudamérica que forma parte de nuestro paisaje desde hace más de cinco siglos.
Este otro técnico también tiene soluciones para afrontar el problema. Para los "casos críticos" de chumberas dañadas propone tareas de limpieza con jabón potásico "e incluso la poda, porque esta plaga no afecta al tronco y, por tanto, la planta puede volver a brotar". Y para frenar a la dichosa cochinilla sugiere alternativas de control biológico con el uso de depredadores. El "ideal" para realizar sueltas sobre los primeros focos en sus estadios iniciales es el coccinélido Cryptolaemus, "una mariquita especializada en cochinillas algodonosas". "Hay otros insectos depredadores, pero éste es el más fácil de adquirir, ya que es de los pocos que se producen en Andalucía. Concretamente, en Huelva hay un insectario que multiplica en plan masivo este depredador para los cítricos", explica.
Esta plaga se propaga con las altas temperaturas, de manera que este próximo invierno previsiblemente se paralizará. "Tenemos tiempo para prepararnos", asegura Sánchez. "El invierno puede ser nuestro gran aliado. La Junta de Andalucía y los ayuntamientos deben dar los pasos necesarios para controlarla, han de ser los abanderados de la lucha para no permitir que las chumberas se extingan totalmente. Por supuesto, también tienen mucho que decir los agricultores propietarios de fincas con atunas", comenta Pacheco al respecto. En su opinión, la consideración oficial de la chumbera como especie exótica e invasora no puede justificar la inacción de las administraciones.
La asociación sanluqueña de agricultura ecológica La Borraja espera que intervenga la Junta como administración competente. Mientras aguarda una respuesta oficial ante esta problemática, dicho colectivo prepara una actividad de control biológico de la plaga para la próxima primavera, que será cuando previsiblemente se reactivará tras el parón que supondrá el invierno venidero.
En Ecologistas en Acción también ven con preocupación el avance de la plaga de la cochinilla del carmín y lamentan que la Administración "no se mueva apenas para atajar este problema". Con todo, esta ONG admite que la solución no es fácil. "La mayoría de las chumberas está en zonas de carreteras y deslindes, es decir, en tierra de nadie", comenta Antonio Muñoz, su portavoz provincial en este asunto. La organización ecologista demanda que se extienda el ejemplo del municipio almeriense de Abla, cuyo ayuntamiento hace meses que reaccionó poniéndose en contacto con la Junta para tratar de impedir unidos la expansión de la plaga.
Así, en la misma línea que la iniciativa planteada para la lucha contra el cambio climático, Ecologistas en Acción está estudiando la posibilidad de llevar a los ayuntamientos gaditanos una propuesta instándoles a "trabajar conjuntamente" con la Administración autonómica para actuar contra la plaga. Igualmente, se dirigirá a la propia Junta ofreciéndole su disposición a colaborar con el apoyo de voluntarios en las localidades que poseen poblaciones de chumberas.
El colectivo ecologista también lo tiene claro: "aunque la chumbera es una planta alóctona, forma parte de nuestras raíces. Sería muy negativo que se perdiera, y no sólo desde el punto de vista medioambiental, por la biodiversidad en los deslindes; sino también cultural, pues, por ejemplo, hay mucha gente que se busca la vida recolectando los higos chumbos para su comercialización". "La Junta no tiene dinero y está con los ojos un poco cerrados viéndolas venir porque no se trata de una especie autóctona, pero no podemos permitir que las chumberas desaparezcan", asevera Muñoz.
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