15 años del cable que levantó a Tarifa
La primera conexión con Marruecos generó una férrea contestación Tarifa recibió 1.800 millones de pesetas en obras y compensaciones
El próximo 25 de mayo se cumplirán 15 años de la inauguración oficial de la primera interconexión eléctrica entre España y Marruecos. El conocido popularmente como el "cable de Tarifa" nació al calor de una intensa polémica que llegó a dividir a la población entre partidarios y detractores. Años después, el tendido submarino quedó acompañado por un segundo trazado paralelo que duplicó la conexión de intercambio energético con el país vecino y que, en contraposición, apenas encontró contestación social.
Los primeros pasos para la primera interconexión entre los dos continentes se dieron a finales de los años 80, cuando Red Eléctrica de España y su homóloga marroquí -Oficina Nacional de Electricidad (ONE)- acordaron crear una comisión mixta de trabajo para realizar los estudios técnicos que duraron unos siete años. El contrato fue firmado en 1993. Los trabajos comenzaron a principios de 1995 y la puesta en marcha en periodo de pruebas tuvo lugar en el verano de 1997. La primera conexión, técnicamente, permitió conectar España con Marruecos a través de una línea con una capacidad técnica de intercambio de 700 megavatios. En total, la inversión realizada fue de 27.400 millones de pesetas (164,6 millones de euros) sufragados al 50% por ambas compañías.
Pero, ¿qué supuso el cable para España y Marruecos? En la presentación oficial, en 1998, se defendió la iniciativa como la garantía energética para el reino marroquí y una oportunidad comercial para nuestro país. Entonces, España tenía una capacidad de generación de 148.600 megavatios frente a unos escasos 9.218; la conexión venía a garantizar energía "para siempre" a Marruecos. La conexión permitió estabilizar la frecuencia y tensión de la red marroquí, que pasó de 225 a 400 kilovoltios, y un acuerdo de venta de energía española que se estableció en cinco años.
Pero el camino hasta la inauguración oficial no fue, ni de lejos, sencillo. El proyecto no fue bien recibido entre un importante sector del municipio de Tarifa. Casi desde el momento en que se anunció y encontró el apoyo municipal escudado en el interés general (gobernaba entonces el socialista Antonio Ruiz) nació la Plataforma Anticable de Tarifa que respondió con vehemencia al considerar, entre otros aspectos, que no se había realizado un estudio sobre la posible afección del cable sobre la pesca y el impacto de los campos electromagnéticos. Además, consideraban que el cable no generaba empleo en la comarca pese a estas supuestas afecciones y ni siquiera era "solidario" con Marruecos.
Así, el arranque de 1995 estuvo jalonado por acampadas en la playa y numerosas protestas que desembocaron, en abril de ese año, en los primeros enfrentamientos graves entre los opositores al proyecto y la Guardia Civil con varios heridos -uno de ellos perdió un ojo-. Las obras quedaron paralizadas hasta diciembre de 1996, justo después de pactarse un paquete de medidas compensatorias para el municipio que no evitaron nuevas protestas en febrero de 1997, con el sabotaje de las torretas y manifestaciones que llegaron incluso a la jornada oficial de inauguración.
Red Eléctrica de España y el Ayuntamiento de Tarifa firmaron un convenio por el que la localidad recibió, según lo publicado aquellos días, 1.800 millones de pesetas (10,8 millones de euros hoy), que se emplearon -entre otras- en obras públicas, la construcción de viviendas sociales y para la cofradía de pescadores en concepto de indemnización.
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