se inicia la temporada de capturas en las almadrabas

Atunes al rojo vivo

Un momento de la levantá del viernes en Barbate. Un momento de la levantá del viernes en Barbate.

Un momento de la levantá del viernes en Barbate. / Miguel Gómez

Escrito por

· Pedro M. Espinosa

Redactor Jefe

Los atunes vienen al rojo vivo este año. Ya sea por el calentamiento global, por la subida de la temperatura de los océanos o por las ansías por empezar cuanto antes el frenesí reproductor del vámonoquenosvamos, el caso es que los reyes de las aguas de Cádiz han llegado con dos semanas de adelanto a la fecha tradicional. Lo que viene siendo rápido y ligero. Ganitas de perpetuar la especie y de darle una alegría al cuerpo. Pero lo que no saben los atunes en su migración anual hacia las aguas más cálidas del Mare Nostrum es que la almadraba de Barbate los espera con los brazos abiertos, con la rabera de tierra y la de fuera deseosas de cobijarlos. Venid a mí hijos míos, parecen cantar las profundidades como cantos de sirenas que condenan a los túnidos y dan la vida a cientos de familias barbateñas.

La primera levantá en la almadraba de Barbate, que gestiona Petaca Chico, se celebró este viernes y dejó unas sensaciones excelentes. La danza habitual de los atunes arranca lentamente, casi como un sirtaki griego. Los almadraberos, codo con codo, inician las maniobras y la sacá (la clásica embarcación de mástiles verdes que se erige en símbolo de este arte milenario) avanza metro a metro hacia la testa (el barco que se sitúa justo en frente y donde se suben las capturas). Mientras que los marineros van recogiendo las redes del copo, la única parte de la almadraba que no está fijada al lecho marino a través de centenares de anclas, los atunes se las van viendo venir. Estamos jodidos amigos. Y la cosa se pone más fea aún cuando los hombres rana saltan al cuadrilátero y golpean fuerte con sus aletas en la superficie del mar. Se acabó lo que se daba. Aparecen las luparas y sus reflejos plateados se confunden con la piel de los atunes, con las pequeñas aletas amarillas que recorren su espina dorsal. Es entonces cuando el agua empieza a hervir. Los gritos de algarabía de los almadraberos desde la sacá resuenan en todos los confines del parque natural de La Breña, que sirve de telón de fondo a un ritual mágico. La alegría es contagiosa. Los atunes traen prosperidad a La Janda, su carne roja riega una comarca que históricamente ha vivido de la pesca y el turismo. Es el pistoletazo de salida de una campaña de pesca que se alargará hasta la llegada del verano.

Un momento de la levantá. Un momento de la levantá.

Un momento de la levantá. / Miguel Gómez

Porque son muchos meses de esfuerzo, desde finales de enero, preparando un laberinto que poco difiera de ese que idearan los fenicios hace tres milenios. Dos raberas, una cámara, un buche, un bordonal y un copo que se levanta buscando la superficie de un mar que, con el cambio de marea, se pone bravo. La cacería ha empezado. Y como los tiempos han cambiado, los ejemplares son sacrificados de una manera mucho menos brutal y más quirúrgica. Antes eran los copejeadores quienes se lanzaban al mar cuando quedaba apenas un metro de agua. Pero esto hacía que los atunes murieran en la mayoría de los casos ahogados, estresados, y eso se notaba en su carne. Mucho antes, en los orígenes, los atunes eran apaleados. De hecho, almadraba es un vocablo árabe que viene a significar lugar donde se golpea. Hoy día los únicos golpes que se oyen son los de las aletas de los atunes intentando escapar de lo inevitable.

Los más veteranos pescadores han vivido el cambio de metodología. Alguno, como Juan, que conversa con nosotros mientras recoge cabos en la maquinilla, llevan 35 años en la almadraba de Barbate, y antes estuvo su padre. La mayoría de las plazas son hereditarias, pasan de generación en generación creando una estirpe de hombres de bronce, de pieles curtidas, cigarrillo ladeado en los labios y una fuerte determinación para hacer lo que tienen que hacer: pescar atunes majestuosos que son reverenciados en medio mundo.

Este viernes, además, la almadraba contaba con ojos nuevos. Y eso se nota. A los habituales invitados de la primera levantá se suman algunos novatos que miran hipnotizados hacia el copo primero y la testa después, donde van siendo izados los atunes antes de ser almacenados en una bodega que rebosa de hielo y agua salada.

Un almadrabero sujeta a un atún para su pesaje. Un almadrabero sujeta a un atún para su pesaje.

Un almadrabero sujeta a un atún para su pesaje. / Miguel Gómez

El inspector de la Secretaría de Pesca no pierde detalle. Cada pieza es pesada escrupulosamente y se le adjdudica una etiqueta que viene a ser su DNI. Ahí, además de su peso, se certifica que ha sido capturado en la almadraba de Barbate, en las aguas de Cádiz, con un arte de pesca sostenible con el medio ambiente y con la especie, donde se aceptan las reglas del juego, aunque sea algo sabido que el stock de atún ya está más que recuperado y que las restricciones que llegaron en 2006 debieran ir retrocediendo a mayor velocidad. Pero, de momento, el ICCAT (Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico) persiste en su idea de elevar sólo un 10% el Total Asumible de Capturas (TAC) al año y los responsables de Petaca Chico lo aceptan. Aunque no por eso se quedan de brazos caídos. Este año, una vez más, han vuelto a adquirir cuota a otras pesquerías, como la cántabra, la vasca o la de la flota del Estrecho. Y en plena campaña siguen negociando para que Barbate vuelva a superar las mil toneladas de atún rojo salvaje, que se dice pronto.

Pedro Muñoz, uno de los responsables de la firma conileña, reconocía a este medio, a bordo de la propia testa, que la campaña de este año “se presenta muy bien. Los atunes han aparecido casi una quincena antes que en años anteriores. Algunos dicen que es por el cambio climático, no lo sé, pero lo que sí sabemos es que están aquí pronto y eso nos va a permitir afrontar la campaña con más pausa. La almadraba de Barbate ha vuelto a comprar cuota este año y seguimos negociando para adquirir más a otras pesquerías. Esperamos superar las mil toneladas”.

Este año Petaca Chico sí que va a montar las piscinas de acuicultura. “Tenemos pensamiento de hacer acuicultura, no sabemos cuántas toneladas vamos a introducir en las piscinas debido a que no hemos terminado de negociar todo el proceso de cuota”.

De estas más de mil toneladas de atún que Petaca Chico sacará de la almadraba barbateña, entre el 80 y el 90% se quedará en el mercado nacional. Este año nuestra intención siempre es dejar en España lo máximo posible de atún, pero habrá que ver cómo varía el precio. Es algo a lo que tendremos que acostumbrarnos”.

Los barcos almadraberos, con la 'secá' justo en frente vistos desde la 'testa'. Los barcos almadraberos, con la 'secá' justo en frente vistos desde la 'testa'.

Los barcos almadraberos, con la 'secá' justo en frente vistos desde la 'testa'. / Miguel Gómez

Por su parte, Alberto Sánchez, responsable de márketing de Petaca Chico, también se mostraba feliz tras las primeras capturas. “Para nosotros la primera levantá es siempre una satisfacción. Son muchos meses de trabajo, los almadraberos empiezan su labor a finales de enero. Ya sabes la complejidad que tiene montar la almadraba todos los años y estamos muy contentos. En la primera levantá hemos capturado 30 ejemplares, de muy buen tamaño, y esto es un estupendo síntoma. Los vamos a dedicar al mercado nacional, al consumo en fresco para tema de restauración local y grandes superficies”.

Cuando las bodegas ya no pueden acoger a más huéspedes plateados, los barcos regresan a puerto. Ha sido una levantá limpia, rápida y emocionante. El viento del sur bajó de intensidad con el cambio de marea y las nubes, que incluso nos regalaron unas gotas en forma de bautizo marinero, han dejado paso a un sol que asciende desde los acantilados de la Breña. Es sólo la primera de las muchas levantás que se celebrarán en Barbate y en otras localidades jandeñas y que se se festejarán con innumerables ferias y eventos gastronómicos. Ha llegado el rey del mar. Disfrútenlo.

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