Vivir como Robinson Crusoe

solidaridad

Manos Unidas se apoya en el testimonio de Antonio López, misionero en Haití, para impulsar su campaña en un nuevo Día del Ayuno Voluntario

El misionero Antonio López Martín, que ha sido el rostro de Manos Unidas en estos días.
El misionero Antonio López Martín, que ha sido el rostro de Manos Unidas en estos días. / Román Ríos
Arturo Rivera

10 de febrero 2017 - 02:05

San fernando/Para contar lo que pasa en otros países -esa realidad que tan a menudo se olvida- Manos Unidas prefiere siempre echar mano de un testigo de primera línea, una voz que pueda narrar directamente en primera persona cómo se vive -o sobrevive mejor dicho- en aquellas zonas del planeta en las que tener un plato de comida que llevarse a la boca es un lujo que no está al alcance de la mayoría y en las que esta ONG se hace notar impulsando desde hace décadas proyectos de desarrollo.

Este año -ahora que se celebra el Día del Ayuno Voluntario- ha sido el misionero Antonio López Martín el que ha venido a hablar de ese trabajo y a contar un poco cómo llega la ayuda de Manos Unidas hasta la isla de la Tortuga, en Haití, donde reside desde el año 2005. El drama del terremoto de 2010, por cierto, le pilló en España por cuestiones familiares. Aunque no tardó en cruzar de nuevo el Atlántico para volver donde más falta hacía.

López Martín estuvo antes en Nicaragua y en Cuba -más de 30 años de misiones entre ambos países- pero confiesa que cuando llegó a la isla de la Tortuga se sintió como un auténtico Robinson Crusoe. Lo dice de broma, claro. Pero la comparación deja entrever la durísima realidad de aquel país: no hay agua, no hay electricidad, no hay carreteras, la asistencia del Estado no llega para ofrecer a la población los servicios más básicos en educación y sanidad... Haití es uno de los países más pobres de América Central y del Sur. Pero esa realidad, que además se ha visto agravada por las consecuencias del terremoto, tiene sus matices. "En la capital, el día a día es duro. Pero a medida que te alejas y te adentras en zonas rurales la situación es todavía mucho peor, especialmente en el norte del país", explica.

La carencia de agua potable en la zona es, de hecho, el principal problema al que se enfrentan y la causa además de numerosas enfermedades. "Una simple diarrea puede desestabilizar a una familia hasta una situación verdaderamente preocupante al tener que sacar de donde sea dinero para comprar medicinas", explica.

Por eso, dos de los proyectos que se han llevado a cabo en esta zona con la implicación de Manos Unidas se han centrado en el agua. "Uno de estos proyectos era para llevar agua potable hasta cinco pueblos que no tenían y otro para la construcción de cisternas familiares que aprovecharan el agua de la lluvia", explica este misionero. Otra de las actuaciones financiadas por esta ONG católica que allí se ha llevado a cabo ha consistido en la construcción de las salas de maternidad y del dentista del hospital.

"Conseguir estas mejoras sociales es gratificante", afirma Antonio López. "A pesar de todo, vives feliz. La misión engancha".

El proyecto que Manos Unidas lleva a cabo este año desde Cádiz se centra en Mozambique. Hoy, precisamente, se celebrará el Día del Ayuno Voluntario en la plaza del Rey a partir de las 17.00 horas. A las 20.00 horas se procederá a la lectura de un manifiesto.

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