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Soberanía alimentaria en Europa

La Voz Invitada

El autor afirma "sin duda alguna y sin temor a equivocarnos, que la seguridad alimentaria está garantizada en Europa". La legislación a debate en el XVI Symposium de Sanidad Vegetal

Imágenes del 15 Symposium Nacional de Sanidad Vegetal, con Carlos León, su coordinador a la derecha.
Carlos León - coordinador del 16 Symposium Nacional de Sanidad Vegetal

22 de febrero 2022 - 08:00

La legislación de la UE sobre sanidad vegetal en materia de seguridad alimentaria y producción de alimentos ha avanzado mucho en las últimas décadas, apoyándose en bases científicas y paneles de expertos sobre los que pivota cualquier decisión en materia fitosanitaria y de sanidad de alimentos.

La rápida y coordinada actuación frente a algunas amenazas recientes ha sido muy útil para la prevención de plagas y enfermedades en los países miembros; plagas y enfermedades de los cultivos que limitan la producción y amenazan las especies autóctonas y, por tanto, la biodiversidad y la riqueza económica y medioambiental de Europa.

España, como país eminentemente agrícola, está a la cabeza dentro de Europa en la investigación y el diseño operativo de nuevas formas de protección vegetal y de agricultura de precisión en su concepto global, cuyo fin es reducir significativamente el uso imprudente o excesivo de insumos y, por consiguiente, disminuir su impacto adverso en el medio ambiente. La agricultura sostenible es ya una realidad en la gran mayoría de nuestras explotaciones agroforestales, con estándares de calidad altísimos. En estos momentos, sin lugar a dudas, producimos los alimentos más seguros que jamás hayamos comido, sobre todo si están producidos dentro de Europa, la más garantista a nivel mundial en este aspecto. Sin embargo, la sociedad parece no percibirlo así, quizá porque no se explica o porque no interesa explicarlo. No obstante podemos afirmar, sin duda alguna y sin temor a equivocarnos, que la seguridad alimentaria está garantizada en Europa, pero … ¿y la soberanía alimentaria?

Uno de los principios fundacionales de la UE es conseguir una aceptable soberanía alimentaria, esto es, no depender de terceros países en un sector primario estratégico. Sin embargo, ¿sigue vigente dicho principio? Es evidente que Europa está virando a un modelo diferente, un modelo en el que prima la producción tecnológica sobre la producción de alimentos o de componentes básicos, un modelo en el que las fábricas están fuera de Europa porque solo se piensa en los costes unitarios y en el consabido “que contaminen otros”, mientras invertimos para tener y conservar el jardín europeo listo para uso y disfrute como si fuese un parque temático.

Lo que diferencia a la agricultura de aquellos sectores ya externalizados radica en que el bien matriz de la producción, que es la tierra cultivable, no se puede llevar fuera, lo que conlleva el abandono de tierras en España –con las tasas más altas de Europa –. Este hecho tiene importantes repercusiones sociales negativas, ya que desaparece el nexo entre los habitantes y el medio físico, un medio que fija población, crea riqueza y mantiene el equilibrio del ecosistema, logrando así una sociedad más sostenible tanto económica como medioambientalmente.

Recibimos señales desde nuestros socios europeos con mayor potencial económico, como Alemania, para que los pagos a agricultores sobre la parte que aquí llamamos Ecoesquemas de la PAC (y recomienda que así se haga en el resto de Europa), sean del 100% para el agricultor que más y mejor defensa haga del medio ambiente y de la gestión de los espacios verdes, recomendación muy loable, pero que olvida el principal fin de la agricultura: producir alimentos. Además, desdeña el conocimiento científico, ya que todas las tierras no pueden convertirse en vergeles y bosques.

En otro orden de cosas, el problema de suministros que estamos padeciendo y que afecta a componentes electrónicos, material de embalaje, plásticos, etc., unido al alza de precios en combustibles, transportes y materias primas, ha obligado a muchas empresas europeas en los últimos meses a parar cadenas de montaje o fabricación, y a no poder asegurar en algunos casos ni el coste final ni el tiempo en el que podremos surtir a nuestros clientes de producto acabado.

¿Estaremos sujetos a movimientos especuladores para tener acceso a los alimentos?

A ello unimos otro dato interesante: la población de la UE es solo el 6,5% de la población mundial. Como clientes podemos dejar de ser tan atractivos como puedan serlo otros mercados emergentes, que si bien hoy pueden tener menos poder adquisitivo, son “valores de futuro”, expresión de moda en los mercados financieros que dominan el orbe. ¿Qué pasará a la hora de comprar alimentos en el futuro? ¿Tendremos que pujar como hacíamos por las mascarillas o por los respiradores al inicio de la pandemia? ¿Estaremos sujetos a movimientos especuladores para tener acceso a los alimentos?

La estrategia europea “De la Granja a la Mesa” vuelve a hablar de esa soberanía alimentaria como uno de sus pilares, pero de momento sin planes ni fondos destinados a conseguirla. La dependencia en demasía de mercados exteriores nos quitará soberanía, y no solo alimentaria. Al abrir la nevera, debemos ser conscientes de que detrás de cada fruta, de cada pieza de pan o trozo carne hay una estructura de economía circular que fija población en entornos rurales, que crea empleo autónomo, que impulsa el crecimiento de pymes, que aporta nuevas soluciones tecnológicas, y que necesita de infraestructuras y estímulos públicos para que la colaboración con el sector privado ayude a crear sociedades más equilibradas y para que los alimentos de proximidad y de temporada vuelvan a ser un hecho y, por tanto, todo lo anterior sea una realidad.

Medio ambiente y agricultura son compatibles y complementarios

Medio ambiente y agricultura son compatibles y complementarios, pero eso es algo que parecen no tener claro en los sillones donde se toman las decisiones en Bruselas. El ecologismo bien entendido tiene un fin, que no es otro que el de estructurar los ecosistemas y mantenerlos (protegerlos), y en ellos la agricultura hace de eje vertebrador del paisaje y del territorio, es decir, lo que llamamos el agroecosistema, que hace que este en su conjunto sea sostenible.

El Symposium Nacional de Sanidad Vegetal, que acogerá Sevilla del 30 de marzo al 1 de abril como foro de referencia en esta materia, pretende lanzar estas reflexiones, crear debate y aportar soluciones para ayudar a construir un modelo de sostenibilidad en el que se tome conciencia de la agricultura como uno de los pilares estratégicos en los que basar la soberanía europea.

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