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"Los agricultores saben que hay que cambiar el sistema de producción"

Raúl zornoza. director del proyecto diverfarming en la Universidad politécnica de cartagena

El proyecto Diverfarming, impulsado por ocho países europeos, promueve la diversificación con bajos insumos buscando más beneficio económico y ambiental

Raúl Zornoza -en la imagen, en su laboratorio- trabaja en colaboración con la Universidad de Córdoba. / M. G.
A. Estrella Yáñez

20 de junio 2017 - 02:34

Sabe que está abriendo nuevos caminos para algo tan antiguo que se remonta a la época en la que el hombre deja de ser nómada para hacerse sedentario. Y ello anima a este infatigable investigador de la Politécnica de Cartagena que colabora con la Universidad de Córdoba. Aquí explica su afán.

-¿En qué consiste el proyecto Diverfarming?

"Hay ya agricultores que comienzan a introducir diversificación en cultivos anuales y leñosos"

-Con la vista puesta en incrementar la diversificación y biodiversidad en Europa, así como promover un desarrollo sostenible de la bioeconomía, el objetivo principal del proyecto Diverfarming es desarrollar e implementar nuevos modelos agronómicos en toda la cadena de valor, desde el campo hasta la llegada del producto al consumidor. Por tanto, Diverfarming pretende incrementar la resiliencia, sostenibilidad e ingresos económicos de los sistemas agrarios de la Unión Europea, mediante la evaluación de los beneficios reales, y minimizando limitaciones, barreras e inconvenientes de sistemas de cultivo diversificados bajo prácticas de manejo de bajo uso de insumos. El proyecto también tiene como objetivo adaptar y optimizar la organización de la actual cadena de valor para que sea más eficiente, de manera que se reduzca el uso de recursos.

-Se pone en marcha ahora, pero ¿desde cuándo llevan haciendo trabajos previos?

-Todos los grupos de investigación implicados en el proyecto llevan años trabajando en la sostenibilidad de los sistemas agrarios mediante un correcto manejo del suelo y el cultivo. Tanto los grupos de la Universidad de Córdoba y la Universidad Politécnica de Cartagena y CSIC (Aula Dei en Aragón y Cebas en Murcia) han venido trabajando en la aplicación de enmiendas al suelo, cubiertas vegetales, manejo del arado o uso de rotaciones para mejorar la calidad de los suelo y reducir su pérdida y degradación, manteniendo en todo momento la producción y la calidad de la cosecha.

-Además de investigadores, ¿qué otros agentes están implicados? y ¿de qué países?, porque es un proyecto financiado con fondos europeos, ¿no?

-El proyecto tiene un presupuesto total de 10.457.923 euros que provienen de la Comisión Europea a través del Programa de investigación, innovación y desarrollo Horizonte 2020. El proyecto cuanta con 25 socios de ocho países diferentes (España, Italia, Reino Unido, Holanda, Alemania, Hungría, Finlandia y Suiza), con diferentes perfiles profesionales para que la mayor parte de los actores de la cadena de valor agraria estén implicados. De este modo, los usuarios finales de los resultados, como son agricultores, agroindustria, empresas logísticas, empresas de maquinaria agrícola y cooperativas agrícolas están implicados en el diseño experimental, para asegurar que se da respuesta real a los problemas y demandas del sector, y para que haya una transferencia del conocimiento inmediata.

"Las cadenas de valor deben ser más resilientes y adaptarse a la presencia de nuevos productos"

-¿Qué zonas de Andalucía están más afectadas por el monocultivo y porqué es necesario cambiar y diversificar?

-Las zonas de Andalucía más afectadas por el monocultivo del olivar son las provincias de Jaén y Córdoba. La ventaja de diversificar es doble: por un lado, asegurar rendimientos económicos secundarios derivados del cultivo secundario, y, por otro, obtener beneficios agronómicos como, por ejemplo, protección del suelo derivada de la cubierta vegetal que supone el cultivo secundario, fijación de nitrógeno en el suelo si se trata de una planta leguminosa.

-¿Por qué surge la necesidad de poner en marcha el proyecto Diverfarming?

-La agricultura es un sector de gran importancia en la industrializada Europa. En 2016, la agricultura generó 9,2 millones de trabajos directos y sobre 500.000 millones de euros de producto interior bruto. En su cómputo global, la cadena de valor agraria en su conjunto supone más de un 7% del empleo europeo. En vista de los problemas ambientales y socioeconómicos de los monocultivos con prácticas de manejo intensivas, hay una creciente necesidad de introducir la diversificación de los cultivos (cultivos simultáneos o rotaciones) con un optimizado uso de los recursos (suelo, agua, combustibles). Además, las cadenas de valor deben ser más resilientes y adaptarse a la presencia de nuevos productos en el tiempo y en el espacio. Por tanto, Diverfarming nace con la finalidad de incrementar la productividad de los sistemas agrarios europeos mediante la diversificación de los cultivos, coincidiendo con un descenso en los costes de producción y costes ambientales, que puedan contribuir al crecimiento del sector agrícola europeo.

-¿Son conscientes los agricultores de que deben modificar sus explotaciones para diversificar la producción?

-En general, los agricultores son conscientes que un cambio en los sistemas de producción es necesario para garantizar la sostenibilidad a largo plazo, pero qué estrategia seguir debe aún ser completamente definida y acordada. Hay ya agricultores que están comenzando a introducir diversificación en cultivos anuales y leñosos para evitar la pérdida de suelo y tener nuevos productos que los puedan hacer más competitivos en el mercada, reduciendo los riesgos económicos. Desde el proyecto Diverfarming queremos probar que la diversificación bajo prácticas de manejo de bajos insumos puede aportar beneficios económicos a los agricultores, y mayores beneficios ambientales para la sociedad. Estos resultados son necesarios además para futuras actualizaciones de políticas agrarias europeas, que puedan incluir las técnicas probadas en Diverfarming, y dar incentivos a los agricultores para ejecutarlas.

-¿Es un proyecto a medio plazo, no?

-Sí, el proyecto tiene una duración de cinco años, para asegurar que las estrategias de diversificación se prueban en campo al menos durante 3 o 4 años.

-¿Por qué zonas geográficas van a empezar a ponerlo en marcha?

-El proyecto se va a ejecutar simultáneamente en 14 casos de estudio seleccionados en diferentes regiones europeas con características edáficas, climáticas, socioeconómicas y culturales diferentes. Estos casos de estudio se corresponden con fincas comerciales, donde se va a modificar el sistema de plantación para o bien introducir la diversificación, o para optimizarla en los lugares donde se esté realizando. Se van a establecer casos donde se va a introducir diversificación de cultivos con prácticas de manejo sostenible en Andalucía (olivar), Región de Murcia (almendro y cítricos), Aragón (cereal), Italia (cereal), Holanda (pasto), Alemania (viñedo), Hungría (viñedo, horticultura y frutales) y Finlandia (pasto).

-¿Qué beneficios inmediatos van a obtener las explotaciones si cambian a la diversificación?

-Esperamos con la diversificación incrementar la productividad de los agrosistemas, ya que las zonas con diversificación tienen una producción combinada por unidad de área mayor que los monocultivos; incrementar los beneficios de los agricultores por la reducción de los costes de producción, el acceso a nuevos mercados y reducción del riesgo económico a reducir la afección de fluctuaciones del mercado; reducir el impacto ambiental al optimizar el uso de fertilizantes, fitosanitarios, maquinaria o agua y mejorar los servicios ecosistémicos de los agroecosistemas, como mayor fertilidad, reducción de la contaminación, incremento de la biodiversidad, secuestro de carbono.

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