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Los cereales siguen con precio al alza y sólo el girasol eleva su producción

XXXVII Jornada de Cultivos Herbáceos de Asaja Sevilla

La guerra de Ucrania ha revolucionado el sector cerealista, afectado también por la sequía y los altos costes de los insumos. Recomiendan vender a través de cooperativas

Imagen de archivo de una plantación de Girasoles en una parcela de San Juan del Puerto.
A. Estrella Yáñez

05 de julio 2022 - 08:00

La realidad del sector cerealista es que Andalucía tendrá una menor producción de trigos, tanto duro como blando, lo que llevará a unos precios altos hasta septiembre que llegue el grano de Canadá. Y mientras aumentará la cosecha de girasol que, aún así, será insuficiente para atender a la demanda interna.

La XXXVII Jornada de Cultivos Herbáceos de Asaja Sevilla, un referente para estos cultivos sirvió de escenario para que los expertos presentasen estos datos a los más de 200 agricultores que llenaron la Cooperativa Agropecuaria Industrial (CAPI) de Écija.

Los cereales de invierno se están cosechando en estos momentos, en los que los productores tienen que soportar el fuerte incremento del precio de los insumos y la volatilidad de los mercados por lo que Asaja Sevilla advierte que “sin duda puede calificarse como la campaña más cara de la historia”.

El responsable de la sectorial de cereales y oleaginosas de Asaja-Sevilla, Fernando Rodríguez, destacó que la campaña actual, que se ha visto muy afectada por las bajas pluviometrías y los altos costes de producción.

La falta de agua en los meses de enero y febrero, las malas hierbas y las altas temperaturas alcanzadas en mayo han provocado un descenso del 23% en los rendimientos, que han sido medio-bajos, a lo que hay que sumar que los costes de producción se han disparado: hasta un 120% el gasóleo agrícola y un 180% la energía eléctrica, además de las semillas (+20%), los abonos (+150%) o el agua (+33%).

Los rendimientos han sido de media de 2.500 kilo por hectárea en trigo duro y 2.000 kilo por hectárea en trigos blandos. Por ello y pese al aumento de superficie, la cosecha de trigo duro en la provincia de Sevilla será de 175.600 toneladas (217.000 en 2021) y de 432.480 en Andalucía (491.000 en 2021). En trigo blando Asaja-Sevilla estima una cosecha para la provincia de 162.000 toneladas (214.437 en 2021), y de 333.000 para Andalucía (388.000 en 2021).

Explicó Rodríguez que el contexto actual viene marcado por el descenso del consumo interno, que será de 34 millones de toneladas (bajará 2 millones con carácter interanual por el descenso de la cabaña ganadera) y la necesidad de importación de 17-18 millones de toneladas.

Precios

Y así, la previsión es que los precios se prevén sostenidos a corto plazo, con tendencia a subir. Como en años anteriores, Asaja-Sevilla recomienda vender a través de cooperativas para conseguir mejores precios, ya que el mercado está muy tensionado.

El girasol está funcionando de otra forma y en la provincia de Sevilla es productora líder a nivel regional, la superficie aumentará un 30% al pasar de 99.335 hectáreas en 2021 a 129.554 este año y un 21% en Andalucía con 193.982 hectáreas en 2021 y 246.372 en la campaña actual.

Girasol

El aumento del cultivo del girasol se debe a las buenas cotizaciones derivadas de la coyuntura actual, la alta demanda por el conflicto bélico y los menores costes de producción, todo ello unido a que presenta menores necesidades hídricas respecto a otros cultivos.

Los servicios técnicos de Asaja-Sevilla estiman que la producción de girasol será de 142.509 toneladas para Sevilla (129.058 en 2021) y de 271.000 en Andalucía (270.627 en 2021).

No obstante, consideran que la producción será insuficiente para abastecer el consumo interno, estimado en 1,3 millones de toneladas para transformación industrial y 900.000 toneladas para piensos.

De este modo prevén que se necesitará importar 400.000 toneladas de semillas y 250.000 toneladas de tortas y harinas. Y mientras, los precios “están resultando interesantes”, con contratos a 850 euros la tonelada.

Cocereales

El director gerente de Cocereales, Arturo Hidalgo, analizó el mercado, el contexto internacional y las perspectivas de futuro e hizo hincapié en la enorme volatilidad del mercado, con continuos dientes de sierra, derivado de múltiples factores, como la subida del coste de los fletes dado que somos grandes importadores, la meteorología y, especialmente, la intervención de la guerra en la configuración de los precios.

Destacó el comienzo de la campaña con precios históricamente altos, una ventana que en caso del trigo duro será duradera, pues al menos hasta septiembre no llegará a los mercados el grano de Canadá, el primer productor de trigo duro del mundo, que este año está además comprometido por una climatología hasta ahora adversa. En el caso del trigo blando, esta ventana no está tan clara, pues en todo el complejo forrajero-harinero inciden a futuro más tendencias bajistas que alcistas. En el caso del girasol, la situación alcista ha provocado la destrucción de la demanda derivada de los inasumibles precios alcanzados.

Por su parte, el economista y analista de mercados agrarios del Centro de Investigación Conjunta(IRC) de la Comisión Europea, Ignacio Pérez, reflexionó sobre el impacto en los mercados agrarios de la agresión de Rusia a Ucrania y recordó que “ya antes de la guerra los precios de la energía y de los fertilizantes habían alcanzado máximos históricos, sin embargo, los precios de los cereales y oleaginosas sí han subido a raíz de la guerra por la falta de estos productos”. Según su análisis “esta crisis de precios se veía venir por el repunte de la demanda tras el Covid y ha sido exacerbada por la guerra en Ucrania”.

Pérez repasó algunos de los cambios generados en los mercados a raíz del conflicto bélico, como la suspensión temporal de los barbechos, una medida que permitía incorporar a la producción hasta 4 millones de hectáreas en toda Europa; sin embargo, el incremento final de superficie se ha quedado en 1,6 millones de hectáreas.

Nueva PAC

Respecto a la nueva PAC, que entrará en vigor el 1 de enero de 2023, el presidente de Asaja-Sevilla, Ricardo Serra, dijo que se trata de “un asunto muy perjudicial para Andalucía y que gracias a estos cuatro años de unidad de acción entre todo el sector y la Consejería, hemos logrado que se quede en 20 regiones y no en 6, como se pretendía en un principio y que hubiera supuesto prácticamente una tasa plana”.

“Otro asunto que nos preocupa son los ecoesquemas, labores de carácter medioambiental -en principio voluntarias- que supondrán perder el 23% de las ayudas de no ser puestas en práctica, pero que, aun aplicándolas, tampoco permitirán recuperar totalmente ese 23%.

Los Servicios Técnicos de Asaja-Sevilla y la propia Consejería de Agricultura cifran en 260 millones de euros las pérdidas que sufrirán los agricultores y ganaderos sevillanos si estos dos aspectos de la reforma no se corrigen. Estas pérdidas se pueden ver agravadas si en la definición de agricultor activo no se contemplan las peculiaridades de las sociedades y las comunidades de bienes, probablemente las explotaciones más profesionalizadas y dimensionadas de la comunidad y unas de las que más empleo generan. Aunque, tal como adelantó Ricardo Serra, parece que ya se están produciendo avances para integrar a estas figuras asociativas.

Al entender que la agricultura de conservación es una gran aliada para cumplir con los requisitos de la nueva PAC, en el encuentro se informó también a los agricultores sobre las buenas prácticas agrícolas frente al cambio climático que desarrolla el proyecto LIFE Agromitiga, para la conservación del suelo.

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