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La formación de los directivos es fundamental para fortalecer la competitividad y sostenibilidad de las cooperativas agroalimentarias, que desempeñan un papel fundamental en el desarrollo rural y la economía. Son responsables de tomar decisiones estratégicas que impactan directamente en la eficiencia, la rentabilidad y la capacidad de adaptación de la cooperativa a un entorno cada vez más complejo y globalizado. Un contexto en el que no sólo han cambiado los mercados, los productos o la competencia, sino también la sociedad y la manera de comunicarse.
En este sentido, una formación adecuada permite a los directivos adquirir y actualizar conocimientos en áreas clave como la gestión empresarial, liderazgo, marketing, finanzas, sostenibilidad y normativas sectoriales que son esenciales para estar al frente de la cooperativa y posicionarla a la vanguardia del sector.
Para conseguir ese objetivo, Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía ha desarrollado el proyecto ‘Asesoramiento y Formación en la Dirección de Coopertivas Agroalimentarias’, que se enmarca en la Línea 3 dedicada al Fomento del Emprendimiento Social de la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía.
Así, se ha diseñado un plan formativo abierto a órganos de dirección que consiste en la realización de diez sesiones formativas en temas empresariales y de las que se benefician 150 cooperativistas.
Los directivos adquieren y actualizan conocimientos en áreas clave como la gestión empresarial, liderazgo, marketing, finanzas, sostenibilidad y normativas sectoriales. Estas habilidades se tornan esenciales para que puedan dirigir a la cooperativa hacia un crecimiento sostenible, mejorar su capacidad de respuesta ante los cambios en los mercados y fomentar la innovación en los procesos productivos y comerciales.
Además, la formación contribuye a reforzar el liderazgo participativo, a la par que promueve una toma de decisiones inclusiva y basada en los valores cooperativos, como la equidad, la solidaridad y el compromiso con los socios. También, mejora la capacidad de negociación y generación de alianzas estratégicas, fundamentales en un sector que requiere cada vez mayor colaboración entre actores locales, nacionales e internacionales.
Por último, capacitar a los directivos asegura una mejor adaptación a los retos del futuro, como la digitalización, el cambio climático y las exigencias crecientes de los consumidores respecto a la sostenibilidad y la calidad de los productos. Esto no solo beneficia a la cooperativa y sus socios, sino que también fortalece a las comunidades rurales y a la cadena agroalimentaria en su conjunto.
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