En casa del herrero
España, 2010. Dirección: Renate Costa
La sencillez es todo un arte, como demuestra esta sincera y sobria propuesta, donde con economía de medios y un apropiado guión, se mezclan una historia familiar que sirve de excusa para explicar la historia reciente de un país, Paraguay, del que apenas conocemos nada, con una intriga casi de corte policial, que mantiene la atención del espectador. La realizadora y su familia no tienen pudor, en un ejercicio de generosidad, de mostrarse tal y como son ante una cámara a la que ignoran por completo. La casa del herrero, de donde sale ese cuchillo de palo, que no se tira a la basura pero que incomoda y se le retira del uso, se presenta al mismo tiempo como espacio real o físico al tiempo que metafórico y simbólico: el taller del oficio sobre el que pesa una tradición heredada que constriñe y que impone cómo se tienen que hacer las cosas, en el amplio sentido del término, con un inquietante punto de confluencia con los instrumentos de tortura que tratan de doblegar el espíritu libre como la forja doma el hierro. La cámara va del ámbito familiar al del barrio y la creadora se interpreta a sí misma en su investigación, que va desvelando los aspectos más recónditos de una verdad incómoda, hasta para la buena gente que no quiere reconocerla aunque se la muestren ante sus narices. Casi todos los entrevistados hablan a la cámara sin temor y los que lo tienen, lo van perdiendo gradualmente, como muestra de una sociedad -con la que compartimos una experiencia dictatorial similar- que, como en aquella canción de la transición, ha guardado el miedo junto con la ira, para caminar hacia un nuevo horizonte de libertad.
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