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Causas externas de fallecimiento
Andalucía ha registrado en 2018 un total de 653 suicidios, 39 menos que el año anterior, cuando fueron 692, lo que supone un descenso del 5,64% que no evita que se mantengan como la principal causa de muerte externa.
Según los datos recientemente publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), las muertes por suicidio son más del doble que las producidas por accidentes de tráfico (265), la cuarta causa de muerte externa, pero también se sitúan muy por encima de las provocadas por caídas accidentales (402), la tercera causa, y por ahogamiento, sumersión y sofocación accidentales (446), la segunda. Asimismo, los suicidios registrados superan por doce los homicidios, que fueron 53, y por 50 las víctimas de la violencia de género, que en 2018 fueron 12 mujeres y un menor.
Los 653 fallecidos son un 77% varones (505) y un 23% mujeres (148), con un ligero cambio en la distribución por sexo en comparación con 2017, que fue del 73% y 27% respectivamente. Esto supone mantener la dinámica de un problema que afecta principalmente a los hombres. Por edades, el mayor número de suicidios en ambos sexos se produce entre los 40 y los 59 años, franja de edad que acumula el 44% de estos sucesos (288); no obstante, el riesgo de suicidio aumenta con la edad, sobre todo en varones.
En caso de una crisis suicida, se puede contactar con Emergencias 112, Emergencias Sanitarias 061 y la línea móvil de la ONG Teléfono de la Esperanza 717 00 37 17. Además, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) tiene una sección dedicada a la salud mental en su web para particulares y médicos interesados en la prevención.
En declaraciones, el delegado del Teléfono de la Esperanza en Sevilla, Ángel Pérez, ha advertido de que por cada suicidio culminado "hay 20 intentos", según cifras propias, y ha afirmado que a pesar de ser la primera causa de muerte externa, tanto en nuestro país como en la comunidad autónoma, España tiene "de los datos más bajos en el entorno europeo".
"¿Quién no conoce a alguien que en su entorno se ha suicidado?", ahonda Pérez, que calcula que por cada uno que se produce hay más de 100 afectados, motivo que suma a los ya citados para reclamar un plan nacional para abordar este problema.
Según ha asegurado, la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía tiene en borrador un plan preventivo similar al que ya ejecutan otras comunidades autónomas, aunque considera que lo mejor es uno único en España por ser todos "muy dispares" y abordarlos unas de forma más social y otras, más sanitaria. "Sacar 17 planes -uno por comunidad autónoma- que no tienen mucho que ver el uno con el otro pues no tiene sentido", ha declarado.
Ha añadido que en Finlandia la implantación de un plan de prevención ha contribuido a reducirlos mediante la desmitificación y que desde el Teléfono de la Esperanza también redirigen a supervivientes, así como a familiares de fallecidos por estos sucesos, a otras asociaciones y grupos de autoayuda para ayudar a superar el duelo a personas en similar situación y contribuir a su abordaje en las familias.
La Fundación Española para la Prevención del Suicidio aborda en su Observatorio del Suicidio tres mitos y varias estrategias para encarar este problema. En primer lugar, subraya que no es verdad que quien se suicida quiere morir, pues "nadie quiere morir y muchos menos matarse, sino que quiere dejar de sufrir". "Nadie que es feliz se suicida. Hay que paliar ese sufrimiento", incide.
En segundo y tercer lugar, desmiente que hablar del suicidio incita a hacerlo, pues abordado de manera adecuada se facilita la superación de las ideas suicidas, como también rechaza la idea de que 'quien lo hace no lo dice y quien lo dice no lo hace', pues muchos suicidios están precedidos por señales de alerta que "nunca deben subestimarse" y "ningún intento debe valorarse como llamada de atención sino como petición de ayuda".
Sobre las estrategias para evitarlo, la fundación ahonda en que el suicidio se puede prevenir, como los accidentes de tráfico o los homicidios, "sólo hacen falta políticas y programas de prevención" por parte de los gobiernos. En este sentido, hay que incidir en la población adolescente y anciana; proporcionar pautas prácticas de actuación a educadores, familiares cuidadores y profesionales sanitarios; difundir información veraz, científica, "disminuyendo el oscurantismo y el estigma asociados históricamente" al suicidio; y que "hablar sobre él como problema de salud pública ayuda a prevenirlo".
En este sentido, el delegado del Teléfono de la Esperanza en Sevilla, Ángel Pérez, ha emplazado a los medios de comunicación a informar de ellos, puesto que hacerlo "contribuye a su prevención" si se hace de forma correcta. Por ello, reclama que se evite el sensacionalismo, que ejemplifica en dar detalles del método utilizado o en que se le dé demasiada importancia en la prensa escrita y se abran informativos o portadas con ellos, y considera útil que cuando se informe de ellos se comunique de los recursos disponibles para mostrar alternativas, que se respete la intimidad familiar, así como se informe de los casos que no han acabado en suicidio.
Además, habla de la forma de abordar los casos de famosos por su papel de ídolos para gran parte de la sociedad y cuestiona su utilidad si lo que se quiere es contribuir a acabar con esta causa de muerte. "Si tenemos 3.600 casos -en España en 2017-, ¿por qué informar de cinco?", se pregunta, antes de reafirmar que en el caso de los suicidios no se ha de informar "del personaje".
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