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Rota ya es 'home'

Un gélido Poniente y la escasa presencia de civiles enfrió la bienvenida al 'USS Donald Cook' tras 11 días de travesía por el Atlántico

F.s.zambrano/J.benítez Rota

12 de febrero 2014 - 06:35

Una bienvenida como la dispensada ayer en la Base de Rota a la oficialidad y a la marinería del USS Donald Cook choca. O, al menos, le choca a quienes en esta tierra al sur del sur están acostumbrados a vivir acontecimientos similares llenos de calor humano. Las tripulaciones del Juan Sebastián de Elcano, del Galicia, del Pizarro, del Castilla o del sinfín de buques de la Armada Española que recalaban en esta tierra gaditana tras cumplir sus misiones en otros rincones del mundo sabían siempre que volvían con los suyos, que les esperaban pancartas cariñosas, imaginativas o graciosas y que en el muelle aguardaba una disputa para ver cuál de los vítores sonaba más fuerte y cuál de los abrazos y de los besos era más de película de Hollywood. Nada de eso, o casi nada, hizo ayer acto de aparición en los reformados muelles de una Base roteña que vivió un acontecimiento histórico a juicio de algunos, esperanzador según el parecer de otros y frío en opinión de todos.

Ese calificativo de frío puede ser utilizado desde el prisma que se desee. Porque el fuerte viento de Poniente que reinó ayer en nuestras costas lo congelaba todo, sí, pero también es cierto que la bienvenida se había programado como un acto puramente institucional entre autoridades de dos países amigos, y ello aporta siempre muy poco calor. Y si a eso le unimos la escasísima presencia de civiles en un recinto privado, encontramos el porqué de tanta frialdad.

En la Base de Rota, al ser un enclave militar de uso conjunto, todo está duplicado. Carteles en español y en inglés, discursos que se entremezclan en ambos idiomas, militares de uno y otro país compartiendo faena y hasta dos bandas de música, una española y una estadounidense, para interpretar sus respectivas marchas militares en el acto de bienvenida de ayer.

Cuando el USS Donald Cook está abarloado al cantil del muelle, a punto de formalizar su atraque, su tripulación está formada en babor. En la formalidad del momento una mujer estadounidense que lleva de sus manos a dos niños pequeños logra hacerse un sitio entre las bandas de música y las tropas formadas en el muelle y se sitúa junto a la proa del destructor. Cuando atisba a su marido, ella y sus hijos despliegan tres cartulinas, una por cabeza. Y ahí hay multitud de kisses para daddy y un welcome coloreado con mimo pero no con demasiado destreza. No es la única pancarta, pero casi. En una segunda, portada por otra civil estadounidense, puede leerse Welcome Rota. Welcome home. Sí, porque desde ayer Rota ya es home para los casi 340 militares estadounidenses que conforman la tripulación del primero de los cuatro destructores que en los próximos meses tendrán aquí su puerto base, su lugar de trabajo, su casa.

No hay muchos familiares en el muelle. Y es lógico. El USS Donald Cook zarpó del puerto de Norfolk (Virginia) el pasado 31 de enero y ayer arribó a Rota tras una pequeña escala en Funchal (Portugal). La inmensa mayoría de las familias de la tripulación quedan aún en suelo norteamericano. Una quincena de ellas sí está asentada ya en Rota pero será en verano, cuando concluya el curso escolar, cuando el resto iniciará su éxodo hacia tierras gaditanas, un hecho que coincidirá con la llegada del segundo de los destructores, el USS Ross. Pero hace aproximadamente un año, cuando el escudo antimisiles empezó a reflejarse en los documentos oficiales, un primer destacamento de Logística de los EEUU se asentó ya en Rota junto a sus familias. Y ayer fue el momento del reencuentro.

Cuando la grúa logra poner en posición la escala del barco, y cuando está ya afianzada en cubierta, los primeros marinos estadounidenses que tienen a sus familiares en el muelle empiezan a descender. Son pocos. Cada uno porta una rosa en sus manos pero cuando se produce el encuentro tampoco es que haya un entusiasmo excesivo. Otro ejemplo de frialdad muy poco habitual por estos lares.

Mientras se celebra el acto institucional y los discursos de las autoridades, Mauro, un oficial electricista estadounidense, permanece a bordo. Él, a diferencia de otros mandos del destructor, es la primera vez que viene a Rota. Pero cuenta que llega ilusionado y que esta Base es uno de los destinos más solicitados por los militares de su país que se embarcan. De momento tiene decidido que su barco será su lugar de residencia. Cuando tenga horas o días libres saldrá a conocer Rota y la provincia, pero prefiere dormir a bordo. A partir de mayo, un mes antes de que su mujer y su hijo de ocho meses lleguen a Rota, empezará a buscar casa fuera de la Base militar. Él tiene por delante un destino de tres años en este enclave del sur de Europa. Su compañera de buque Diana, ingeniero de telecomunicaciones del USS Donald Cook, estará menos tiempo, en torno a un año y medio. Algunos de sus compañeros optaron por elegir Japón como destino, otros Hawai pero ella, que ya estuvo un tiempo en Alemania, prefirió repetir experiencia europea "y España es un país que atrae mucho en Estados Unidos", reflexiona.

La mismísima Diana prosigue contando algunas curiosidades sobre la convivencia a bordo de los sailors (aún no tiene muy interesado el vocablo en castellano de " marineros") y sobre la alta presencia femenina entre la tripulación, que no supera el medio centenar.

Todos ellos llegan a una tierra que se les vende como caliente, aunque ayer no lo fuera demasiado, a la vez que provista de una rica historia y una magnífica gastronomía. "Nuestra jornada laboral habitual es de ocho horas pero aquí, al principio, será de menos, ya que nos dejan más tiempo libre para comprar el carro o ir viendo casas", reitera Mauro, el oficial electricista.

A su vez, Diana hablaba, ilusionada, de que en el año y pico que espera estar en Rota hará todo lo posible por conocer no sólo Andalucía, sino España, "siempre que el tiempo y mis superiores me lo permitan". Será cuestión de tiempo pero la tropa del USS Donald Cook viene bien aleccionada y con ganas de conocer el por qué "Spain is different".

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