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El Comité de Árbitros reconoce el grave error en el penalti

Situación crítica en la acogida tras llegar 2.400 migrantes esta semana

inmigración

Los ayuntamientos de Los Barrios y Barbate piden a sus vecinos alimentos, ropa y mantasl El ministro Marlaska niega el colapso: "Tenemos una situación controlada y controlable"

Varios migrantes esperan en el muelle del Saladillo a ser reubicados tras ser rescatados del mar. / Fotografías: Jorge Del Águila
Raquel Montenegro

29 de julio 2018 - 01:50

Algeciras/En una nave de la Zona Franca en Los Barrios varios jóvenes subsaharianos se lavan las manos en una manguera y llenan un cartón vacío de leche para beber. Cerca de ellos varias cajas con galletas son el único alimento que se ve alrededor. Hace mucho calor y aquí y allá se divisan grupos dispersos de personas, repartidos por sexo y nacionalidades, que buscan la sombra de los camiones del polígono industrial vigilados por varios efectivos de la Guardia Civil. Son más de 400.

Esa imagen de un alojamiento improvisado es el resumen de lo que ha estado ocurriendo en los últimos días en la provincia de Cádiz, donde se van ocupando polideportivos, naves, puertos y las cubiertas de los barcos de Salvamento Marítimo para hacer frente al fuerte ritmo de llegadas de los últimos días, con casi 2.400 personas rescatadas esta semana. El ciclo de acogida está colapsado: no hay espacio en las comisarías, tampoco en el pabellón deportivo del Saladillo en Algeciras ni en las plazas de las ONG. Los polideportivos gestionados por Cruz Roja están repletos y aunque se abren nuevos equipamientos, como un pabellón en Mérida, se van llenando pronto. Así que los últimos migrantes auxiliados permanecen en los puertos y en los barcos tras una primera atención de Cruz Roja a la espera de poder pasar a la segunda fase de su entrada, la identificación por parte de la Policía Nacional y tramitación de su orden de expulsión, y después ser derivados a una ONG. Entre embarcados y reubicados, más de 1.000 personas esperaban ayer a ser identificadas por la Policía en distintos puntos. A ellas hay que sumar las que se encuentran en las comisarías de la provincia y en la comisaría provisional del polideportivo algecireño.

Los migrantes alojados en Los Barrios procedían precisamente del Puerto de Tarifa, donde esos 400 rescatados habían estado pasando el día al raso, durmiendo en la estación marítima o incluso en la cubierta de una salvamar. En los barcos no tienen baños, ni duchas. Ante lo insostenible de la situación en el puerto, Zona Franca cedió una nave para que pasaran la noche a la espera de encontrar un albergue mejor. A cubierto pero sin duchas y sin víveres, que acercarían después el Banco de Alimentos y facilitaría también el Ayuntamiento de Los Barrios. Por la tarde, fueron trasladados al polideportivo de Los Cortijillos, ofrecido por el Consistorio para que al menos tuvieran un lugar en el que ducharse y a la espera de que la Policía Nacional se hiciera cargo de ellos. En ese mismo polideportivo, con capacidad para 800 personas, se esperaba alojar a más personas repartidas por los puertos.

La solución de emergencia se repite a lo largo de toda la geografía gaditana. En el puerto de Barbate, una empresa local ha ofrecido otra nave en la que ayer había más de 200 personas, que se sumaban a otras tantas albergadas en dos embarcaciones de Salvamento en el puerto. En Algeciras, el barco María Zambrano funciona desde el lunes como centro de recepción informal, el lugar al que las distintas embarcaciones de Salvamento Marítimo van derivando a las personas que recogen. Pero la capacidad de su cubierta está más que sobrepasada, por lo que otras embarcaciones, como la Salvamar Denébola, también van quedando amarradas a puerto cargadas de migrantes conforme los van rescatando. En total, 649 personas esperaban ayer en cinco barcos de Salvamento Marítimo a ser reubicadas.

Niños, un bebé y una mujer embarazada entre los rescatados hoy.

La falta de espacio es el problema más perentorio. Pero también lo es la falta de suministros en muchos de estos sitios al no ser albergues programados. "Queremos comer, ducharnos y un sitio donde dormir", explica Ibrahim, uno de los llegados al puerto de Tarifa hace tres días. A su lado, uno de sus compañeros le insiste para que traduzca al inglés que se han llevado largas horas sin comer, además de la espera al sol en el puerto. Se produce un debate e Ibrahim decide dar una versión menos dura, ya que, reconocen, la Guardia Civil está haciendo lo que puede: "Nos han dado de comer, pero muy poco".

El Banco de Alimentos está repartiendo comida en estos puntos improvisados y en los barcos de Salvamento; en uno de ellos llegó a haber momentos tensos al pasar los migrantes horas sin nada de comida a pleno sol. El organismo estatal al final se ha encargado de contratar un catering para proporcionar comida a los migrantes que habitan en sus cubiertas. Hasta hace muy poco eran los propios tripulantes de los barcos los que cocinaban para sus involuntarios inquilinos, como también han sido ellos los que les han suministrado pañales y otros productos de primera necesidad. O incluso han buscado baños portátiles, como en el caso del María Zambrano.

La situación es "crítica", advierten los ayuntamientos, que buscan recursos y hacen lo que pueden. Los Barrios y Barbate lanzaban ayer avisos a la ciudadanía para que colaborasen en el avituallamiento de estas personas. El primero solicitaba que se llevase a la parroquia productos de aseo personal y ropa interior. Barbate ha habilitado la Jefatura de la Policía Local como punto de recogida de alimentos (leche, zumo, agua, galletas) y enseres varios (papel higiénico, vasos de plástico, mantas y toallas). Como explica el concejal Javier Rodríguez -en declaraciones recogidas por José María Ruiz-, "los supermercados del municipio han dado lo que han podido, pero no paran de llegar personas y ahora mismo no tenemos garantizado poder darles de comer". En Algeciras, donde el polideportivo alberga desde el pasado día 14 a una media de 300 personas diarias mientras se cumplimentan los trámites policiales, el alcalde, José Ignacio Landaluce, recordaba que "se están pagando con dinero de todos los algecireños parte de las necesidades que deberían cubrir las administraciones superiores y colaborando trabajadores municipales de la Policía Local, Servicios Sociales y Limpieza y voluntarios de Protección Civil". El Consistorio ha facilitado 1.000 litros de agua y los supermercados leche, zumos y galletas. La Fundación Carrefour además entregará alimentos a Cruz Roja.

Las dificultades en la atención a los migrantes han llevado a algunos altercados entre ellos o a que parte de los alojados en las embarcaciones hayan dormido la pasada noche en los muelles, sobre mantas, ante la falta de espacio.

Los dos centros previstos por el Gobierno central, uno en San Roque como centro policial y otro en Chiclana como espacio de acogida (probablemente a cargo de Cruz Roja) no estarán listos hasta el 1 de agosto, según reiteró ayer el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Con ellos se prevé descongestionar el sistema de acogida, aunque el primero tendrá 600 plazas y el segundo 500. A un ritmo de 400 personas diarias de media se coparán rápido.

Marlaska negaba ayer en Algeciras que la llegada masiva de extranjeros esté generando un colapso migratorio, porque "tenemos una situación controlada y controlable". En su opinión, se está respondiendo a una situación "excepcional" y se están abordando "todas las medidas precisas para que esta situación sea lo más breve posible".

No obstante el ministro, y todos los que están gestionando la atención a los migrantes, miran hacia Bruselas: los flujos migratorios son "un problema de Europa, que necesita una solución europea", insistía ayer en su visita al dispositivo establecido. En este sentido, remarcó que "se están agilizando proyectos para la protección de fronteras y pronto se determinará una cantidad de fondos que podrán ser destinados directamente a esas políticas de migración". En el mismo sentido se había pronunciado un día antes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que explicó que el Gobierno centra su labor en "ordenar los flujos migratorios, respetar los derechos humanos y de las personas que llegan a las costas y dar cabida a los solicitantes de asilo", pero también en situar el desafío de la inmigración "en el ámbito que corresponde", que es la Unión Europea.

El titular de Interior también criticó al Ejecutivo del PP porque la presión migratoria "no es algo que nos pille de improviso" y, frente a ella, "ha habido un poco de imprevisión por parte del Gobierno anterior".

Respecto al comportamiento del Gobierno de Marruecos, calificó su conducta de "absolutamente razonable" y recordó que este país "también está sufriendo los flujos migratorios de una forma importante".

El SUP considera tercermundistas las condiciones de trabajo

El delegado del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Algeciras, Antonio Olivencia, calificó ayer de "dramática" la situación que se está viviendo en todo el Campo de Gibraltar ante la llegada multitudinaria de pateras que se sigue produciendo en la zona, también en referencia a la situación de "los funcionarios de policía que están prestando sus servicios en unas condiciones demenciales, tercermundistas". En declaraciones a Europa Press, Olivencia indicó que "estamos trabajando con personas que no tienen control sanitario alguno, enfermedades contagiosas y demás, sin que se les faciliten a los agentes medidas de prevención mínimas para evitar más problemas". De hecho, según el policía, "ya hay algún funcionario infectado". Asimismo, considera "demencial", el número de agentes que "tienen que hacerse cargo de migrantes". "Estamos hablando de que, en el polideportivo de El Saladillo, en Algeciras, hay en torno a 300 migrantes y un número de agentes irrisorio para custodiarlos". También destaca que los agentes que tienen que llevar a cabo los trámites de documentación y científica "son los mismos que están día a día en las comisarías de Algeciras y La Línea, y ahora están obligados a realizar horas y servicios extraordinarios". Antonio Olivencia reclamó por ello un aumento de la plantilla en Algeciras en el área de inmigración.

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