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Arranque de legislatura
La legislatura del cambio, la undécima de las andaluzas, ha echado a andar este jueves con la hoja de ruta que se habían propuesto PP, Ciudadanos y Vox. Con precisión milimétrica. Con los 59 votos de estos tres partidos, y cruzados de distintos modos, la alianza ha conseguido colocar como presidenta del Parlamento a la almeriense Marta Bosquet, de Ciudadanos; poner a un miembro de Vox como secretario, a Manuel Gavira, y mantener la mayoría en la Mesa de la Cámara. Cuatro de siete votos. Lo siguiente, en un plazo no mayor a tres semanas, será la elección del popular Juanma Moreno Bonilla como presidente de la Junta de Andalucía.
La presidenta en funciones, Susana Díaz, ha asistido a la sesión desde su sillón del Consejo de Gobierno. No será hasta que Moreno sea elegida cuando se produzca un relevo que, en términos de partidos, ha tardado 37 años en producirse. Desde el arranque de la autonomía andaluza en la Transición, la Junta ha sido gobernado por presidentes socialistas. Con Susana Díaz y Juanma Moreno se produce el cambio.
El esquema del Parlamento andaluz ha vuelto al eje clásico izquierdas y derechas, ése que nominó la asamblea revolucionaria francesa para separar a los jacobinos y a los girondinos. O a los de la montaña y los del valle, fórmula con los ecos griegos de Solón, el primero de los constitucionalistas. El PP, Ciudadanos y Vox, con 59 votos, podrán gobernar sin más problemas que las propias reticencias entre los tres aliados. Frente, se sitúan los grupos socialistas y de Adelante Andalucía, con 50 escaños, insuficiente para seguir gobernando en la Junta.
A pesar de que Ciudadanos ofreció un puesto a Adelante en la Mesa, sus líderes, Antonio Maíllo y Teresa Rodríguez, lo rechazaron porque entendían que, así, se daba un argumento al partido naranja para esconder su alianza con Vox. Adelante se ha quedado sin un puesto en la Mesa del Parlamento, a pesar de que todos los grupos tienen derecho a ello. Esto se resolverá ampliando el número de miembros, tal como se hizo en la anterior legislatura, pero no tendrá voz.
El socialista Mario Jiménez ha solicitado que la nueva Mesa resuelva este falla este mismo jueves. No obstante, este es un problema conocido desde hace tres años y medio, pero fue postergado por el anterior presidente de la Cámara, el socialista Juan Pablo Durán. El reglamento de la Cámara es tan obsoleto que contiene un método de elección del presidente de la Junta que es contrario al actual Estatuto de autonomía.
Ciudadanos aspiraba a romper el eje de derechas e izquierdas con ese apoyo, pero Maíllo lo rechazó de modo contundente la noche anterior. Por lo demás, las votaciones han trascurrido tal como los negociadores de PP y de Ciudadanos habían planificado, un trabajo liderado por el popular Elías Bendodo y la propia Bosquet. En la noche del miércoles, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, se reunió con su homólogo de Vox, Javier Ortega. Esa foto le dio el argumento a Vox para romper sus recelos respecto a la alianza, ya que Ciudadanos ha venido repitiendo que no deseaba sus votos.
Marta Bosquet será la encargada ahora de llamar a los grupos parlamentarios para comprobar qué candidatos tiene apoyos suficiente para ser elegido presidente de la Junta. Si la alianza sigue funcionando, Juanma Moreno será propuesto para una investidura que se debe celebrar en un plazo no superior a los 15 días después de que estén constituidos los grupos parlamentarios. Si fuese así, Moreno podría ser elegido sexto presidente de la Junta antes del 19 de enero.
La elección de los miembros de la Mesa ha sido posible gracias a un acuerdo a tres bandas, en el que Ciudadanos no votó al secretario de Vox. Fue posible porque el PP dividió sus votos entre su candidato y el de Vox, y a la vez, los naranjas votaron en conjunto al PP. De este modo, los tres vicepresidentes son Esperanza Oña (PP), Teresa Jiménez (PSOE) y Julio Díaz (Cs) Y los tres secretarios: Manuel Gavira (Vox), Verónica Pérez (PSOE) y Manuel Andrés (PP).
La sesión no tuvo más problemas que la esperada mención de Adelante a su aislamiento fuera de la Mesa, y las consabidas promesas barrocas de los parlamentarios de izquierdas más la de muchos parlamentarios de Vox, que sólo juraron por España, sin nombrar a Andalucía o al Estatuto.
La legislatura del cambio comienza de este modo, con una sincronización de reloj suizo, pero con demasiados recelos entre los aliados. PP y Ciudadanos compiten por el liderazgo nacional de las derechas, Albert Rivera y Pablo Casado aspiran a ser presidentes del Gobierno, y los naranjas no se hablan con Vox, porque los liberales europeos mantienen un "cordón sanitario" ante los grupos de extrema derecha. Manuel Valls, ex primer ministro francés y candidato a la Alcaldía de Barcelona, ha rechazado los futuros entendimientos con Vox.
La fuerza del cambio es la que ha fraguado esta triple alianza, que va a tener su segunda parte en el Gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos. Vox se quedará como aliado parlamentario, pero también exigirá reformas para apoyar la investidura de Moreno. Esto puede traer alguna complicación en los próximos días, pero Vox tampoco se va a descolgar de las posibilidades de la alternancia.
En cierto modo, ha sido esta votación del jueves lo más complicado de redondear. Vox no se puede echar atrás, aunque los problemas pueden venir de parte de Ciudadanos si se altera el acuerdo programático pactado.
La sesión inaugural del Parlamento arrancó al mediodía con la elección de la socialista malagueña Marisa Bustinduy como presidenta de la mesa de edad que dirigió la votación. Bustinduy apenas tuvo problemas, ya que se esperaba la protesta de Adelante si se quedaba fuera. Lo que hizo fue consultar con el letrado mayor, que se pronunció en los términos sabidos: debe ser la nueva dirección quién resuelva esta entrada.
Lo que el Tribunal Constitucional había tumbado fue el método empleado en la apertura de 2015, cuando se sacó de la Mesa a una parlamentaria ya elegida, Patricia del Pozo, del PP, para que entrase uno de IU. El Constitucional no entró en el fondo de lo sostenido en el reglamento de la Cámara, sino en la supresión del derecho de la parlamentaria.
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