Andalucía frente al 28-F, ¿vuelta a la casilla de salida?
28-F Día de Andalucía
Los riesgos de una España asimétrica por las tensiones territoriales vuelven a situar a la comunidad autónoma en el centro del debate político como contrapeso por la igualdad
Montero sigue adelante sin el PP con la quita de la deuda

Un importante alto cargo socialista reflexionaba sobre la evolución territorial de España con un aforismo conocido: “Estamos en un país donde la Liga siempre la gana el Madrid o el Barcelona y el Athetic de Bilbao nunca baja a Segunda”. En ese esquema, tan cierto como enervante, las comunidades más pobladas se han quedado fuera de juego a pesar de los años que han pasado desde la consolidación de la Democracia.
Para un ciudadano normal, la financiación autonómica y el debate territorial son conceptos aburridos, casi incomprensibles y que nunca se han resuelto en España por más que la Constitución del 78 sentase las bases del modelo autonómico. Pero la realidad es que las diferencias se palpan nada más que se coge un tren, o se hace un viaje en coche por las comunidades autónomas del Norte de España. Las matemáticas parlamentarias que los españoles han decidido en las últimas elecciones han reavivado el poder de los partidos nacionalistas e independentistas que tienen en sus (pocos pero definitivos) escaños mucho más que la elección de un presidente u otro del Gobierno.
La deriva independentista de Cataluña en los últimos años y la grave crisis del procés han determinado el debate territorial que va, sobre todo, de la prestación de los servicios públicos que reciben los ciudadanos. Los andaluces vieron sus consecuencias más directas cuando supieron que para dormir en los hospitales públicos de Cataluña acompañando a un familiar había que pagar un euro por noche.
El reparto del dinero
Porque una vez cerrado el proceso independentista catalán, el problema ha vuelto a donde ha estado siempre: el reparto de los dineros que recauda el Estado entre las comunidades autónomas. Los datos reales son conocidos. En España hay un reparto desigual de los fondos públicos que perjudica a cuatro comunidades autónomas, Valencia, Andalucía, Murcia y Castilla la Mancha que reciben dinero por debajo de la media. El sistema de financiación está caducado desde 2014 pero las comunidades autónomas no han sido capaces de llegar a un acuerdo desde entonces. Eso o que los sucesivos presidentes del Gobierno no se han atrevido a abrir un melón complicado, que exige acuerdo y poner por delante los intereses generales. Tampoco los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP, han sido capaces de arreglar un problema grave.
La batalla política interna en Cataluña está, además, teniendo consecuencias nefastas para Andalucía. ERC pactó con el PSOE la quita de una parte de la deuda autonómica, la más alta de España con 88.000 millones de euros, un laberinto del que la ministra de Hacienda, y secretaria general del PSOE andaluz, María Jesús Montero, ha tratado de salir ofreciendo condonar deuda a todas las comunidades autónomas. Una estrategia que ha puesto en un brete a las comunidades gobernadas por el PP que se han visto en un callejón sin salida. Por el momento.
La otra parte de la ecuación la conforma Junts, con quien el PSOE pactó la investidura de Illa a cambio de una total autonomía fiscal. Un extremo que todavía no se ha producido pero para el que se están dando pasos firmes.
El debate económico va a compañado de otro político de mucho calado. La portavoz de Junts en el Parlament de Cataluña, Mònica Sales, cruzaba una línea roja asegurando que no acepta la propuesta de la vicepresidenta Montero, “porque consolida el café para todos”, un concepto que rechazan.
La igualdad
Y ahí es donde está el fondo del asunto. Al margen de los criterios de reparto de la quita de la deuda, el concepto acuñado por Manuel Clavero Arévalo para garantizar la igualdad entre todos los españoles en el sistema autonómico era un principio que nadie se atrevía a discutir. Cómo habrá sido el exabrupto que tuvo que ser el propio Puigdemont quien templó los aires de Junts asegurando que “que se perdone una parte es mejor que no se perdone nada”. Es decir, siguen rechazando el “café para todos” pero van a continuar disimulándolo.
El ex ministro José Manuel García Margallo sostiene en su libro España en su laberinto, que Andalucía fue responsable de las desigualdades autonómicas porque rompió el esquema previsto de acceder a la autonomía por el artículo 143 de la Constitución Española. Andalucía defendió entonces que no quería ser menos que las comunidades históricas, las de la vía del 151, y lo consiguió en la calle. Y ese papel histórico lo ha seguido manteniendo a lo largo de los últimos 45 años de historia con períodos de altibajos, claro.
Ahora, como reacción a la ofensiva independentista, la comunidad autónoma más poblada de España vuelve a recuperar protagonismo. ¿Porque tiene un presidente del PP frente a un Gobierno del PSOE? Es posible. Pero no es, desde luego, la única causa. Los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, han entendido que la política periférica ejerce un contrapeso crucial.
La designación de María Jesús Montero como secretaria general del PSOE andaluz también añade peso específico a Andalucía que ahora está en el eje de todas las miradas.
Sentimiento andaluz
Y todo esto en un contexto en el que las nuevas generaciones de andaluces han crecido celebrando la semana de Andalucía. Interpretar los acordes del Himno de Andalucía con la flauta dulce es una habilidad que dominan todos los escolares, como el desayuno de pan con aceite, o los concursos de coplas o cultura andaluza. Los niños saben quién era Blas Infante y se organizan excursiones a la Casa de la Alegría en Coria del Río (Sevilla). Muchos andaluces, ya profesionales que triunfan en muchos ámbitos, guardan esos recuerdos de su infancia.
Y en un clima de celebración, sin imposiciones como lo demuestra la última encuesta del Centra: la mayoría de los andaluces se siente orgulloso de su tierra y el 65% de los andaluces entiende que la bandera no representa a ninguna ideología. Eso no les impide sentirse, también, muy españoles.
Los andaluces ya no son lo que fueron, tierra de emigrantes, como también lo demuestran los datos estadísticos. Cada año se reduce el número de los que se van fuera a vivir, un 1,4% menos en 2024 que en el año anterior.
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