51 años con 9 kilos de plutonio bajo los pies

Los estadounidenses apenas se llevaron 270 gramos radiactivos en 4.810 barriles

La actividad máxima de contaminación se producirá en torno a 2035

51 años con 9 kilos de plutonio bajo los pies
Rafael Espino

25 de enero 2017 - 02:35

La primera y única descontaminación de Palomares fue una tapadera. De los nueve kilogramos de plutonio que cayeron sobre la pedanía de Cuevas del Almanzora, los norteamericanos apenas se llevaron 270 gramos, eso sí, repartidos en un total de 4.810 barriles. De estos, 4.808 fueron enterrados en un cementerio nuclear estadounidense y dos se enviaron a laboratorios de Los Álamos, en Nuevo México, para que se examinada su contenido. Hace exactamente 51 años que un bombardero y un avión nodriza KC-135 (cargado con 110.000 litros de combustible) colisionaron sobre esta franja almeriense. Cuatro bombas nucleares cayeron y aunque por suerte no detonó ninguna de ellas, el plutonio que cargaban se extendió por el suelo de Palomares.

Tras una semana sin que la zona fuera protegida, los norteamericanos fingieron una especie de limpieza con la no llegaron a retirar ni un kilogramo de material radiactivo dejando el resto allí.

Varias décadas después llegaron los debates sobre qué zonas podían estar contaminadas y qué otras no, ampliándose incluso el vallado al detectarse, por parte del Ciemat, que la amplitud de la radiación era mayor.

El caso Palomares está aún por descubrirse. Las mentiras y el secretismo se llevan la mayor parte de la información de lo que pudo ser una tragedia de terribles consecuencias, pues, hasta que en la Segunda Guerra Mundial no se hizo uso de armas nucleares en Japón, este había sido el mayor desastre nuclear hasta el momento.

De seis preguntas que se han formulado en el Congreso de los Diputados respecto al asunto, tan solo se ha contestado a una, y en ella nadie accede a dar detalles, pues, dicen, lo sucedido en Palomares sigue siendo un asunto confidencial. La legislación española no permite, al menos en un plazo medio, que ningún secreto de Estado como este sea desclasificado, así que la poca información que se posee proviene de los archivos de Estados Unidos que sí han visto la luz.

José Ignacio Domínguez, piloto de cazas, comandante de la compañía Iberia, miembro de la Unión Militar Democrática, abogado, actualmente coordinador de Ecologistas en Acción para la problemática medioambiental de Palomares, explica que los gobiernos sabían "perfectamente que los americanos no se habían llevado nada. Nadie avisó a los agricultores que estaban trabajando en medio de polvo radiactivo. No tenían suficiente fuerza para que se actuara. Fue durante la burbuja inmobiliaria, en 2003, cuando se faculta al Ciemat para expropiar las tierras contaminadas". Domínguez califica de despropósito que desde que en 2010 se anunciara un plan de rehabilitación no se haya dado ningún paso al respecto. Por eso anuncia que Ecologistasque llevará a los juzgados al Consejero de Seguridad Nuclear si no se retira la tierra radiactiva: "Es un área contaminada que ni siquiera está registrada como zona de áreas contamiadas. Es, simplemente, un cementerio ilegal del que no hay papel alguno".

Rafael Moreno, periodista y profesor de la Universidad Complutense, autor del libro La historia secreta de las bombas de Palomares, subraya que "es falso que los terrenos están igual que antes del accidente, las tierras no están limpias". Además, narra cómo los Estados Unidos dijeron que no actuarían sobre la zona hasta que España tuviera Gobierno: "Ya lo hay y nadie ha dicho qué va a pasar. Además, se informó de la creación de una Comisión Mixta. Yo he preguntado y ne sé si está". Moreno hace un llamamiento: "Sólo depende nosotros que la segunda limpieza de Palomares sea la definitiva. Los técnicos ya han hecho todo el trabajo, hay que presionar al Gobierno.

Sin embargo, tras lo visto en los últimos 14 messe no parece que se vaya por el buen camino". José Herrera es comisario de la exposición y catálogo Operación Flecha Rota. Accidente nuclear en Palomares, Almería, guionista y director del documental Operación Flecha Rota, producido en 2007: "¿Qué tenemos en este 2017? El mismo nivel de secretismo. Cualquier funcionario puede decidir cuándo algo es confidencial de manera impune. No es lógico que solo se haya contestado a una de las seis preguntas que se han formulado parlamentariamente".

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