Las disputas internas de Jaén copan buena parte del protagonismo en el cónclave del PSOE
15 Congreso Regional del PSOE-A
La candidatura de Ángeles Férriz a la secretaría general y sus conversaciones con los militantes están tensionando los corrillos
La Ejecutiva saliente de Juan Espadas presenta un balance de gestión sin una coma de autocrítica
Parece que le han dado la vuelta al mapa de Andalucía y Jaén se ha convertido en Cádiz. Eso o que es rigurosamente cierto que hay un nuevo tiempo en el PSOE de Andalucía porque los protagonistas del congreso en esta tarde de sábado a la espera de que finalicen las conversaciones de María Jesús Montero con los secretarios generales son los dos bandos en los que está dividido el PSOE de Jaén. Y eso no había pasado nunca. Hasta ahora, Jaén siempre acudía unida a los congresos del PSOE, votando en bloque y decidiendo en su territorio la estrategia a seguir que luego seguían todos sin rechistar. Y ahí radicaba su fuerza.
Cádiz era el otro extremo. Por todos los rincones se escuchaban las diferencias entre las tres familias gaditanas que en este cónclave parece que se han reconciliado. O, al menos, que no habrá una disputa tan cruenta como suele. Vamos que el secretario general gaditano, Juan Carlos Ruiz Boix, está hasta disfrutando de la jornada con cierta relajación. Otro de los territorios habitualmente beligerantes, como Sevilla, se presenta en Armilla casi totalmente pacificado. "Hemos trabajado mucho, mucho. Y eso se nota porque todo el mundo se siente acogido", explican desde dentro.
La todavía portavoz parlamentaria del PSOE, Ángeles Férriz, está decidida a ser la próxima secretaria general del PSOE de Jaén aún con la férrea oposición de Francisco Reyes, el actual secretario general que quiere dejar su cargo en manos de Juan Latorre, el alcalde de Arjona. Y ambos lados están haciendo una campaña que está sorprendiendo al resto de delegados y a los invitados. Dicen que Latorre cuenta con el 90% de los secretarios generales de las agrupaciones jiennenses... pero que Férriz tiene de su parte a la militancia.
Una de las claves de esta disputa, además de lo insólita que resulta, es que María Jesús Montero había ordenado que hubiese acuerdo en los territorios y que nada enturbiase el espíritu de unidad que ella quiere transmitir con este congreso.
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