"Soy feliz con una casa 'encalá'... y un secuenciador de genomas"
Posando para las fotos no hubiese sido raro que alguien le pidiese que tocase algo de su último disco. Definitivamente, el doctor Salvador Almagro-Moreno, E.E. Just Posdoctoral Fellow en el Departamento de Microbiología e Inmunología de la Geisel School of Medicine del Dartmouth College, no es que tenga porte flamenco. Es que es flamenco. En cuanto tuvo algo de dinero, lo primero que hizo fue plantarse en Algodonales y comprarle una buena guitarra a Valeriano Bernal. "A mi nunca me entró eso del fútbol, yo soy más de seguiriyas y de física cuántica, y de Vicente Amigo, y del Tomate, y de Niño Ricardo y del 'Papa', de San Paco de Lucía", recita en medio de una crítica feroz, justificada y muy bien argumentada contra los falsos ídolos del momento. Y contra todo el que ose meterse con Andalucía. Porque Salvador se siente "por encima de todo, andaluz". "Con el potencial que tiene mi tierra, una de las de mayor riqueza cultural del mundo, con estas ganas de vivir de la gente, machacada durante siglos... imagínate el día que nos quitemos de encima los yugos de la oligarquía y los complejos de inferioridad y empecemos a mirarnos en el espejo y nos digamos lo guapos que somos: nos comeremos el mundo", dice convencido. Emocionado, reivindica a Velázquez, a Picasso, a Falla "y a mi ídolo, el más grande -por favor, ponlo: que se dé en los institutos- a Lucio Séneca, el estoico. Dos mil años, Andalucía pura, piedra ostionera, sol, estoicismo... A mi no me hacen ninguna falta mansiones como las de Donald Trump: yo soy feliz con una casa 'encalá' y dignidad... bueno, y con un secuenciador de genomas".
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